No, el volcán de la isla de La Palma no va a enfriar el planeta

Han sido algunas las erupciones destacadas a lo largo de la historia que han sido capaces de descender la temperatura de nuestro planeta. El volcán de la isla de La Palma no será una de ellas.

Mar Gómez

Mar Gómez

Las grandes erupciones volcánicas pueden provocar cambios en el clima. Pero no todas. Os explicamos por qué y demostamos mitos. ¿Qué necesitamos para que se den este tipo de modificaciones en el clima? Para que el enfriamiento sea prolongado y su efecto sea global, es necesario que la erupción sea lo suficientemente intensa para que la pluma de cenizas volcánicas penetre en la estratosfera (capa de la atmósfera situada entre los 12 y 50km de altitud aproximadamente).

Una vez allí, las partículas pueden distribuirse globalmente gracias al efecto de la circulación estratosférica. En esta capa, además, las partículas de origen volcánico pueden permanecer durante varios años, prolongando así su impacto sobre la temperatura en superficie.

Cuando un volcán entra en erupción libera a la atmósfera grandes cantidades de gases y ceniza. En la nube volcánica uno de los gases más importantes es el dióxido de azufre (SO2), que en su ascenso puede generar aerosoles. Estas partículas van a actuar como espejos reflejando de vuelta al espacio una parte de la radiación procedente del Sol, disminuyendo así la energía total que llega a la superficie terrestre.

En el caso del volcán de la Palma ni la erupción ha sido suficientemente potente en estos términos ni la columna de gases y ceniza ha llegado a la estratosfera, asi que no va a producir un enfriamiento atmosférico. 

Sin embargo, nos sobran ejemplos en nuestra historia que han producido cambios sustanciales en las temperaturas de nuestro planeta:

Erupción del supervolcan Toba, norte de la isla de Sumatra (Indonesia): hace unos 74.000 años

A lo largo de la historia de la Tierra, las erupciones volcánicas han perturbado el clima y causados desastres ambientales regionales y globales, en particular creando una capa de aerosoles que refleja la luz solar en la estratosfera que puede persistir durante muchos años. 

La erupción del supervolcán Toba ha sido el mayor desastre natural conocido en los últimos 2,5 millones de años. Inyectó hasta 100 veces más SO2 en la estratosfera que el Monte Pinatubo, y las simulaciones de modelos climáticos sugieren un enfriamiento global de 3,5ºC y una reducción de hasta un 25% en la precipitación. Fue la mayor erupción volcánica explosiva del Cuaternario tardío conocida.

Erupción del Tambora, Indonesia

Al sur de Indonesia se halla el volcán Tambora, considerado el volcán que ha producido la mayor erupción volcánica de la historia. Fue en 1815 y, al permanecer las cenizas varios años en la atmósfera las temperaturas bajaron notablemente, provocando lo que se conoció como «el año sin verano». Logró disminuir la temperatura media global más de 2,5ºC.

Después de la erupción de Tambora, el enfriamiento anómalo y la reducción de las precipitaciones provocaron la pérdida de cosechas, la hambruna y el brote de enfermedades como el cólera en América del Norte, Europa y Asia. 

Erupción del Krakatoa, Indonesia

El estrecho que separa la isla de Sumatra de la de Java, Indonesia, alberga uno de los volcanes más activos de la historia, el Anak Krakatau, también conocido como Krakatoa. Durante el verano de 1883 arrojó cenizas a 80 kilómetros de altura en la atmósfera. 

Durante dos años, se estima una reducción de la temperatura media de 0,5 ºC. Estas no volvieron a la normalidad hasta 1888, cinco años después.

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*Volcán Ana Krakatoa

Erupción del Pinatubo

En junio de 1991, la erupción del Monte Pinatubo, en Filipinas, liberó casi 20 Megatones de dióxido de azufre (SO2) en la estratosfera que se oxidaron en aerosoles de sulfato, lo que luego causó un enfriamiento global de los océanos de aproximadamente 0,3 °C y de 0,5ºC de la atmósfera durante los siguientes 2 a 3 años.

Los aerosoles sulfúricos que se formaron a partir del dióxido de azufre rodearon la Tierra en tres semanas y permanecieron en la atmósfera durante tres años, reflejando suficiente luz solar para enfriar todo el planeta medio grado centígrado durante ese tiempo.