¿Sirve el ozono en la arena para desinfectar las playas?

El uso de ozono para higienizar entornos urbanos es frecuente pero no debe usarse en espacios naturales.

Pablo Ramos

Pablo Ramos

El uso de este compuesto químico es frecuente en entornos urbanos pero no debe usarse en espacios naturales.

El uso de ozono como producto desinfectante ante el coronavirus se ha convertido en una herramienta muy común para higienizar medios de transporte público, oficinas u otros entornos urbanos. Pero, ¿se puede usar el ozono para desinfectar la playa y otros espacios naturales?

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En palabras de Joan O. Grimalt, investigador del CSIC en el Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA-CSIC), la utilización de ozono en áreas del medio natural no debe realizarse bajo ningún concepto. “El ozono no es efectivo para higienizar espacios naturales y nunca debe usarse en entornos como la playa”, recalca Grimalt.

No es recomendable la desinfección de los suelos de espacios naturales con los procedimientos de espacios urbanos

Es más, un documento elaborado del CSIC para analizar la transmisión del coronavirus en espacios acuáticos recoge específicamente que la limpieza y desinfección de los lugares como las playas, riberas y litoral se hará con sumo cuidado y de una forma sostenible.

“No es recomendable la desinfección de los suelos de espacios naturales con los procedimientos habituales para espacios públicos urbanos. Cualquier forma de desinfección de la arena de la playa debe ser respetuosa con el medio ambiente”, detallan estos expertos.

Temperatura y radiación

Además, hay que recordar que por el momento, no existen investigaciones sobre la prevalencia de virus en la arena de las playas u otros espacios naturales como las riberas.

Sin embargo, los expertos detallan que la conjunción de factores como el agua de mar, la radiación ultravioleta solar y la alta temperatura que puede alcanzar la arena por la radiación recibida durante la horas de luz, debería ser suficiente para eliminar las trazas del coronavirus y de otros patógenos.

“Las playas y riberas pueden infectarse por las masas de agua contiguas en las que se han vertidos aguas fecales, así como por bañistas infectados. Además, la probabilidad de encontrar virus infecciosos en las aguas residuales tratadas es baja ya que la dilución en grandes masas de agua disminuye aún más este riesgo”, aseguran los expertos del CSIC. Así, la fracción que puede alcanzar en las playas y riberas es mínima