Si volar contamina tanto, ¿qué hacemos para viajar lejos?

Los vuelos generan 895 millones de toneladas de CO2 , cerca de un 2% de las emisiones totales de dióxido de carbono.

Mario Picazo

Mario Picazo

Los vuelos generan 895 millones de toneladas de CO, cerca de un 2% de las emisiones totales de dióxido de carbono

Hoy en día volar en avión es la manera más cómoda y rápida de desplazarse largas distancias. Pero, cada vez que lo hacemos, aumenta de forma vertiginosa nuestra huella de carbono, es decir, la cantidad de emisiones, de gases de efecto invernadero, que producimos.

Algunos volamos por ocio rumbo a nuestro destino de vacaciones, pero otros muchos, lo hacemos porque es la única manera que tenemos de llegar a nuestros respectivos destinos de trabajo.

Desde 1999 las emisiones de los aviones han aumentado un 4,3%, y para 2050, se espera que sean la fuente del 25% de las emisiones globales de dióxido de carbono. 

Los gases que miten los aviones ayudan a amplificar el efecto invernadero y a calentar el planeta.

¿Cuánto aportamos al efecto invernadero cuando volamos?

A nivel global, los vuelos generan 895 millones de toneladas de CO, cerca de un 2% de las emisiones totales de dióxido de carbono. España es el segundo país de Europa, y quinto del mundo, en cantidad de emisiones derivadas de viajes aéreos.

Emitimos casi 21 millones de toneladas de dióxido de carbono, una cifra que ha aumentado un 21% respecto a 2017, según datos de Amadeus IT Group. 

La huella de carbono de un vuelo Madrid – Nueva York equivale a la de poner 2,489 lavadoras

En un vuelo Madrid- Nueva York de 11,526 kilómetros, la huella de carbono de un pasajero sería de 1.74 toneladas métricas de CO2. Eso equivale a poner 2,489 lavadoras, 854 duchas de 10 minutos o a ver 908 días de televisión.

Por eso, cuando volamos, emitimos gases que contribuyen al calentamiento global del planeta, aunque hay maneras de ser más sostenible y reducir esas emisiones aún volando. Estas son algunas de las acciones que tu puedes aplicar para ser más sostenible a la hora de viajar en avión:

1 – Viaja menos y usa otros medios de transporte para distancias cortas

Viajar con menor frecuencia es una manera sencilla de reducir tu huella de carbono anual. A la hora de trabajar, podemos emplear nuevas tecnologías para realizar nuestro trabajo de manera remota, o irnos de vacaciones a destinos menos lejanos.

[destacado name=»Destacado cAMBIO cLIMÁTICO»]

En un viaje Madrid a Barcelona de 625 kilómetros, apuesta por usar el coche o el tren y reducirás tus emisiones de CO2 hasta un 40%. En avión emitirías cerca de 109 kilogramos, mientras que en coche supondría 65 kilogramos y en tren 22.

Viajar en tren respecto al avión supone un importante ahora en emisiones de carbono.

2 – Evita las escalas al volar y viaja ligero de equipaje

Los vuelos directos también suponen un recorte en nuestras emisiones de carbono. Cuantas más veces despegas y aterrizas, más emisiones sumas. Un 25 % de las emisiones del vuelo que realizamos provienen del despegue y aterrizaje.

Por otra parte, viajar ligero de equipaje ayuda, cuanto más peso lleves, más combustible consumirá el avión durante el trayecto. Además hoy en día, muchas compañías aéreas ofrecen tarifas más económicas si no facturas equipaje. 

3 – Viaja en clase turista antes que en Business o primera

Volar en Business, supone triplicar las emisiones de carbono durante un viaje. Los asientos son más grandes, lo que quiere decir que en el avión caben menos pasajeros y estamos ocupando el espacio que podrían ocupar otros asientos y por lo tanto aumentando la media de emisiones por pasajero en el avión.

Si viajamos en primera clase, la cifra aumenta 9 veces, aunque la primera clase cada día es menos habitual en muchas aerolíneas. 

Aunque no se tan cómodo como viajar en clase Business, hacerlo en clase turista ayuda a reducir la huella de carbono.

4 – Apúntate a un programa de compensación de carbono

Una forma no solo de reducir tu huella de carbono, sino también de sentirte mejor luchando contra el cambio climático, es apuntarse a un plan de compensación de carbono sin fines de lucro. La fórmula consiste en comprar una compensación de carbono equivalente a la cantidad de carbono que aportas durante tu vuelo. Así tu aportación económica va destinada a un proyecto que intenta ahorrar energía y emisiones en otros lugares.

5 – ¿El futuro de la aviación es eléctrico?

Hoy cada vez es mayor el número de viajeros que se preocupan por la huella de carbono que generan al volar. Las compañías aéreas buscan nuevas fórmulas para ofrecer un servicio más sostenible, pero a cambio de precios más inaccesibles para el viajero. 

Pero, ¿que alternativas tenemos para viajar largas distancias sin sumar tanto a nuestra huella de carbono? Las alternativas pasan por innovar, y un buen grupo de ¨start-ups¨ de diferentes países, están ya trabajando para buscar soluciones de futuro al problema de las emisiones de los aviones.

De hecho, los aviones eléctricos capaces de volar sin producir emisiones de gases como el dióxido de carbono, no tardarán en llegar. 

Millones de personas empiezan a buscar alternativas a subirse a un avión con la frecuencia que lo hacían antes. La idea es evitar aumentar las emisiones de gases que contribuyen al calentamiento global.

Muchos pasajeros empiezan a tener remordimiento de conciencia por volar, y en países como Suecia, ya los han bautizado como ¨flygskam¨ o los que tienen vergüenza a volar. 

En algunos países ya se empiezan a hacer pruebas con aviones eléctricos, un concepto similar al del coche eléctrico pero por el aire. Utilizan grandes baterías en lugar de combustible, y pueden recargarse de manera que durante el vuelo no se emitan gases contaminantes.

Los aviones eléctricos serán ideales para vuelos de distancias inferiores a los 1600 kilómetros. Actualmente, esos vuelos producen un 40% de todas las emisiones de los aviones del mundo. 

El e-Genius, un avión eléctrico de diseño alemán que ya ha sido probado en varias ocasiones.

El verano pasado ya se hicieron pruebas con el e-Genius alemán, un biplaza que ascendió a 6,000 metros y alcanzó una velocidad superior a los 225 kilómetros por hora. Voló 482 kilómetros con una sola batería, y aparte de no emitir gases contaminantes, el vuelo solo costo 2 euros.

Pero, las pruebas con aviones eléctricos no se limitan solo a pequeñas empresas, gigantes como Boeing, Airbus y Raytheon también están experimentando. La idea es diseñar aviones que combinen el uso de combustibles fósiles con electricidad, algo así como un coche híbrido pero en formato avión. 

Airbus y Boeing también están haciendo pruebas con aviones híbridos.

Los aviones eléctricos irán llegando, y los expertos predicen que podrían ser más comunes en unos 20 años. No serán grandes aviones, pero si capaces de transportar unos 100 pasajeros entre aeropuertos locales y regionales. Como ya ocurrió con los coches, el gran reto de los aviones eléctricos es mejorar la autonomía de las baterías, y hacerlas más pequeñas y ligeras.

En cualquier caso es, el sector de la aviación eléctrica solo irá a más, y se espera que para 2035 ya haya generado cerca de 20,000 millones de euros y evitado la emisión de millones de toneladas de dióxido de carbono.