Eolo, un satélite para analizar el viento de la Tierra desde el espacio

Este satélite ayudará a mejorar los pronósticos del tiempo monitorizando el viento a lo largo de todo el planeta.

Alejandro Riveiro

Alejandro Riveiro

Este satélite ayudará a mejorar los pronósticos del tiempo monitorizando el viento a lo largo de todo el planeta

Este 22 de agosto está programado el lanzamiento de Eolo desde la Guyana Francesa. Este satélite de la Agencia Espacial Europea va a entrar en funcionamiento después de 19 años en desarrollo. Permitirá analizar el viento en diferentes capas de la Tierra desde el espacio.

Su lanzamiento estaba programado para este martes 21 de agosto, pero finalmente su lanzamiento nofue posible hacerlo este martes por malas condiciones meteorológicas en la zona.

El efecto del satélite Eolo

El satélite Eolo (Aeolus en inglés) monitorizará el viento a lo largo de todo el planeta. Los datos que recopilen servirán, si todo sale según lo esperado, para mejorar los pronósticos del tiempo. Porque, por sorprendente que pueda parecer, esta es una de las grandes lagunas de datos. ¿Cómo funcionará? Eolo utilizará láseres ultravioleta para medir la dirección y velocidad del viento en las capas más bajas y cercanas a la superficie.

Concepto artístico del satélite Eolo en el espacio.
Crédito: ESA – P. Carril, 2010

Sus mediciones comenzarán a una distancia de 30 kilómetros de altura. La gran diferencia con este lanzamiento es, principalmente, que el satélite es una herramienta de monitorización global. Hasta ahora, los meteorólogos habían tenido que recurrir a diferentes métodos para intentar obtener los datos de viento. Desde láseres similares, pero en aviones, a globos meteorológicos. Su impacto se notará mucho mejor en los trópicos.

Eolo utilizará láseres ultravioleta para medir la dirección y velocidad del viento en las capas más bajas y cercanas a la superficie.

Es en esta región, donde es más difícil obtener estimaciones de la velocidad y dirección del viento, en la que se espera que las predicciones meteorológicas mejoren más. Estamos hablando de una mejora notable. En el resto de latitudes, será un porcentaje mucho menor. Algo que resulta comprensible al tener en cuenta que lejos de los trópicos es más sencillo obtener una medición del viento por diferentes medios.

Un trabajo de artesanía

Sin Eolo, en la actualidad, los meteorólogos necesitan recurrir a diversas fuentes para intentar tener una imagen lo más completa posible del viento. A esos vuelos le hay que sumar, también, los globos meteorológicos. Estos últimos, por cierto, poco frecuentes en los trópicos. Incluso, en ocasiones, se intenta determinar la velocidad y dirección del viento a través de métodos indirectos. Cosas como, sin ir más lejos, medir la velocidad y dirección en la que se mueven las nubes.

satelite eolo

Concepto artístico del satélite Eolo.
Crédito: ESA – P. Carril, 2010

Pero el impacto del satélite no va a notarse de forma inmediata. Aunque su lanzamiento se produce ahora, no será hasta enero de 2019 cuando empiece a realizar mediciones. Se espera que sus datos se puedan incorporar a las previsiones meteorológicas para abril de ese mismo año. Por lo que, durante este tiempo, los meteorólogos tendrán que seguir utilizando diferentes métodos para intentar determinar cómo es el viento en una región determinada.

Sus datos comenzarán a utilizarse en abril de 2019 y su misión durará tres años

Además, también tendrá sus propias limitaciones. El láser ultravioleta de Eolo no será capaz de atravesar las densas nubes de los sistemas tormentosos. No podrá analizar, por ejemplo, los ciclones más potentes (huracanes y tifones). Aunque sí será capaz de analizar otros fenómenos, como el movimiento del polvo del Sáhara o la dispersión de la contaminación a diferentes alturas desde la superficie.

Cómo funcionará Eolo

El satélite ha tenido un coste de unos  480 millones de euros. El nombre, asignado ya en 1999 cuando comenzó a trabajarse en la misión, procede de la mitología griega. Eolo, hijo de Hípotes, era el guardián de los vientos. Para analizar la atmósfera utilizará un láser de 10 megawatios, que emitirá en 50 pulsos por segundo. Uno de los motivos en el retraso en su lanzamiento (y diseño) ha sido, precisamente, esta herramienta.

Huracán Irma. Fuente NOAA.

Con cada ráfaga, se creaba una pequeña capa de material oscuro en los instrumentos ópticos. Para evitarla, fue necesario añadir una pequeña cantidad de oxígeno. Pero con ese problema solucionado, todo está listo para comenzar a funcionar. Cada segundo, Eolo emitirá un haz láser hacia la superficie cincuenta veces. Cada haz contiene miles de millones de fotones. Apenas unos cientos rebotarán al chocar con las moléculas de aire de la atmósfera.

Al rebotar, viajarán de nuevo hacia el satélite. Por lo que podrá medirse tanto la distancia a ese rebote como el movimiento de esa molécula. Es una forma de obtener la altura del viento y su velocidad. El sistema podrá aplicarse a la atmósfera a lo largo del planeta, por lo que la imagen que obtendrán los meteorólogos será muy elaborada. No tendrán que intentar suponer o averiguar datos gracias a la precisión de este sistema.

Cuál será el impacto de Eolo en la meteorología

Pero, ¿realmente es necesario un satélite así? Podría parecer que el pronóstico del tiempo, en la actualidad, funciona bastante bien. Pero la falta de datos de los vientos ya ha llevado a errores notables en el pasado. Por ejemplo, en una tormenta que afectó a Europa en 2014, no se pudo pronosticar las fuertes lluvias que llegaron al continente. En un estudio, se ha determinado que, con datos correctos del viento en el Océano Pacífico, unos días antes, se habría podido saber.

Es ahí donde podemos encontrar un papel importante e imprescindible en la meteorología. Los satélites pueden permitir avisar de la amenaza de tormentas particularmente peligrosas con la antelación apropiada. Algo vital para minimizar daños y posibles riesgos. Especialmente en regiones en los que estos fenómenos pueden alcanzar magnitudes extremas y poner en peligro infraestructuras e incluso vidas humanas.

Después de 19 años desde que comenzase su diseño, Eolo está por fin listo para ponerse en órbita. Sus datos comenzarán a utilizarse en abril de 2019 y su misión durará tres años. Si todo va bien y la experiencia es satisfactoria, sin duda no será el único en su especie. Especialmente ahora que ya se conoce mucho mejor las particularidades y dificultades de desarrollar un instrumento así. Por lo que, si todo va bien, no tendremos que esperar otros 19 años para ver a su sucesor en órbita…