Reglas básicas para mantener el césped en buen estado con el calor

Mantener el césped natural sano y uniforme no es difícil aunque en verano, por la radiación, necesitarás alguna ayuda extra.

Noelia Hernández

Noelia Hernández

Mantener el césped natural sano y uniforme no es difícil aunque en verano, por la radiación, necesitarás alguna ayuda extra

Con la llegada del verano la lluvia escasea. Si tienes un jardín en el que has plantado césped natural para darle un aspecto más confortable y, de paso, aprovechar la sensación de frescor que da en los meses más cálidos, deberás seguir unas pautas para que no se deteriore.

Para empezar hay que tener en cuenta algunas reglas básicas. El césped siempre ha de estar correctamente abonado, segado y con la humedad adecuada. En verano, además, es importante protegerlo de las radiaciones del sol, ya que son más intensas y hace que el agua se evapore más rápidamente. 

Preparación del terreno

El buen estado del terreno es esencial. Lo más adecuado es aprovechar durante la primavera para revisarlo y comprobar que no hay desniveles o zonas calvas. Si es el caso, lo mejor es utilizar un rastrillo para igualar la superficie y prepararla con sustrato que le proporcione los nutrientes que necesite, tanto al césped que se conserva como al que se plante nuevo.

El sustrato se puede comprar en viveros y establecimientos especializados, pero también se puede utilizar un compost natural procedente de las hojas que quedan depositadas en él y del propio césped. El aporte de nutrientes procedente de estas materias orgánicas es beneficioso, pero sin excederse. Una capa demasiado gruesa puede producir el efecto contrario, sobre todo porque no deja pasar la luz del sol.

Para evitarlo, lo mejor es eliminar con cierta frecuencia las malas hierbas con un escarificador como el de Gardena. Un accesorio para el jardín que se encarga de airear el terreno para que absorba mejor el agua, el oxígeno y los nutrientes. Sus cuchillas  penetran unos milímetros en el césped y se puede ajustar la profundidad según las necesidades de cada superficie. 

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Es aconsejable realizar este trabajo de escarificado dos veces al año: en otoño y en primavera. Pero con esto no está todo hecho.

Lo mejor es eliminar con cierta frecuencia las malas hierbas con un escarificador

De manera regular hay que rastrillar el césped, es decir, limpiarlo para evitar que se genere musgo y eliminar las partículas de césped después de cortarlo. Una escoba eléctrica en este caso será de gran ayuda. 

Para el corte, hay que tener en cuenta que si se hace a ras de suelo lo dejaremos expuesto a los rayos de sol y, por tanto retendrá peor la humedad. Lo aconsejable es acortar un tercio del tallo. Como siempre, dependiendo del tipo de jardín, será aconsejable usar unas herramientas u otras. Hay cortacésped eléctricos, helicoidales o robots que lo hacen prácticamente solos.  

La humedad adecuada

Con el terreno preparado, llega uno de los aspectos más delicados: el riego. Como ocurre con cualquier tipo de plantación, tanto el exceso como la falta de agua pueden resultar fatales. Lo mejor es buscar asesoramiento profesional para saber cuál es la medida adecuada en cada caso y seguir sus indicaciones. 

Una vez se tenga esto claro, hay que equipar el jardín con un sistema de riego donde no deben faltar los aspersores. Con ellos se consigue que el agua se distribuya de manera uniforme.

Hay que equipar el jardín con un sistema de riego donde no deben faltar los aspersores

El tamaño de la superficie a mantener y la forma determinarán el modelo más adecuado. En esta guía de Gardena sobre aspersores sabrás cuál es la elección más conveniente. 

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Para ahorrar tiempo, una buena opción es complementarlo con un programador de riego con el que establecer la frecuencia necesaria y conocer el grado de humedad del suelo. Siempre teniendo en cuenta que los mejores momentos para regar son a primera hora de la mañana o a última hora del día para evitar que el agua se evapore. 

Lejos de lo que la mayoría de la gente cree, mantener el césped natural en buen estado no requiere de mucho esfuerzo. Enseguida comprobarás que solo se trata de seguir unas rutinas muy sencillas y de hacerse con los accesorios adecuados para que tu jardín no pierda un ápice de su encanto en todo el año.