Obligados a huir de sus casas por la crisis climática

Más de 23 millones de personas tuvieron que abandonar ya sus hogares por motivos climáticos en 2016.

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Más de 23 millones de personas tuvieron que abandonar ya sus hogares por motivos climáticos en 2016

Reportaje de Jon Cuesta Rodríguez. Ébano Media

Los países del Cuerno de África, al este del continente, llevan meses luchando contra una de las mayores sequías conocidas en la zona. En algunas zonas de Kenia, Somalia, Sur Sudán y Etiopía sus habitantes llevan casi dos años sin ver lluvias consistentes. Las consecuencias son nefastas en poblaciones eminentemente pastoriles y agrícolas.

Según el último informe de OCHA, la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios, el número de personas en grave situación de inseguridad alimentaria asciende a 14,3 millones en Kenia, Somalia y Etiopía.

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“Hemos visto que las lluvias de primavera han fallado, llegaron tarde y la cantidad de agua que ha caído ha sido muy inferior al promedio”, comenta Dirk-Jan Omtzigt, analista de OCHA en su sede de Nairobi, Kenia. “Los cultivos han fallado, el ganado ha muerto y la gente sufre de hambruna”.

Kenia, Somalia, Sur Sudán y Etiopía se enfrentan a la peor crisis climática de sus tiempos

En regiones como Turkana, al norte de Kenia, el paisaje es desolador. Kilómetros y kilómetros de arena seca, piedras y restos de lo que algún día fueron caudalosos ríos prevalecen en un lugar donde vivir resulta cada vez más complicado.

Es el caso de Ekeru Epakan, un pastor de la zona de Lorengelup, a 47 kilómetros al este de Lodwar, el núcleo urbano más poblado de la región.

“Mi única ocupación es la de cuidar de los animales, llevarles a tierras fértiles de pastoreo y buscar lugares donde haya agua”, comenta. Antes de la sequía, Ekeru poseía 30 cabras, 15 ovejas y dos camellos que le daban todo lo necesario para sobrevivir junto a sus dos mujeres y ocho hijos. 

Ekeru Epakan, pastor de Lorengelup, al este de Lodwar

Hoy, casi todo su ganado ha muerto de sed. Sólo le quedan 6 cabras y 4 ovejas. Una de sus mujeres huyó buscando un lugar más habitable, y la otra se ha quedado y ayuda quemando árboles y vendiendo el carbón en pequeños mercados locales.

“Como la lluvia no vuelva no sólo morirán los animales, también nosotros”, concluye.

Los niños, en riesgo

El colectivo más afectado es sin duda el de las mujeres y los niños. 5,4 millones de niños están según Naciones Unidas en grave riesgo de desnutrición aguda. “Si la ayuda no llega a tiempo, nos arriesgamos a que mueran millones de niños gravemente malnutridos”, alerta Zacharia Imeje, de World Vision Kenia.

“Vemos que los niños están sufriendo muchas enfermedades como el cólera y el sarampión”, añade Waringa Ng’ang’a, de Save the Children. “Cuando los niños no han comido son más susceptibles a sufrir enfermedades, y lo estamos comprobando en esta crisis”.

Un total de 5,4 millones de niños están, según Naciones Unidas, en grave riesgo de desnutrición aguda

El desplazamiento y el hacinamiento en campos de refugiados multiplica las complicaciones en su higiene y salud, además de provocar riesgos en su derecho a la seguridad.

“Hay más riesgo de abusos físicos y emocionales, y posiblemente de caer en hábitos negativos como el matrimonio forzado”, afirma Waringa.

Injusticia climática

El calentamiento global provocado por el cambio climático se ha dejado notar con toda su furia en África, el continente que paradójicamente menos emisiones de gases de efecto invernadero emite (tan sólo un 3% del total).

“Son los países con mayores emisiones acumuladas de gases de efecto invernadero quienes tienen la obligación, no solo de la mitigación, sino también de contribuir con la plena consecución de los derechos humanos en la región”, sostiene Javier Andaluz, responsable de Cambio Climático de Ecologistas en Acción.

El continente que paradójicamente menos emisiones de gases de efecto invernadero produce es el que más se ve perjudicado por el cambio climático

Actitudes como las de Donald Trump, que recientemente decidió sacar a Estados Unidos del Acuerdo de París, hacen un poco más complicada esta lucha.

“Es una malísima noticia que el segundo emisor del mundo se salga del acuerdo”, afirma Fidel González Rouco, investigador y uno de los autores del último informe del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático de la ONU. “Va a hacer más difícil conseguir reducir las emisiones a nivel global y cumplir los compromisos marcados en París”.

La falta de lluvias, la subida gradual de las temperaturas y la falta de recursos para plantar cara al calentamiento global vaticinan un aumento de crisis humanitarias en una región, África, ya de por sí azotada por constantes conflictos, acuciados por el problema climático.

“En una región donde la mayor parte de la población vive de la agricultura, la ganadería y la pesca, la continua sucesión de estos fenómenos desde 1970 se está traduciendo en hambrunas, revueltas sociales y grandes flujos migratorios”, comenta Javier Andaluz.

Refugiados climáticos

Según los últimos datos de la ONU, la dramática mezcla de la sequía y el conflicto ha obligado a abandonar sus casas a casi cuatro millones de personas en Etiopía, Somalia y Kenia.

Casi 2,5 millones son desplazados internos y 1,5 millones refugiados en un vacío legal. A pesar de que la Convención de Naciones Unidas sobre los Refugiados no recoge la figura del refugiado por motivos climáticos extremos, son muchos los informes y estudios que vaticinan un aumento significativo de este colectivo en el futuro.

Según el último informe del Internal Displacement Monitoring Centre, que analiza las migraciones mundiales, más de 23 millones de personas huyeron de sus hogares por motivos climáticos en 2016.

Pero el futuro es todavía más negro. Si no se consigue mitigar el cambio climático, dentro de 40 años podría haber 150 millones de refugiados climáticos, según la Fundación por la Justicia Medioambiental.