¿Qué son las ondas de montaña?

Os enseñamos las ondas de montaña que se ven en la imagen de satélite de hoy y os contamos cómo se forman.

Mar Gómez

Mar Gómez

En esta imagen podéis ver muy bien las ondas de montaña que se han formado sobre la Península Ibérica como consecuencia del viento de norte-nordeste que está soplando en nuestro país:

Pero ¿Cómo se forman? Aunque se compone de gases, en muchos aspectos, la atmósfera actúa como un fluido, y por lo tanto muchas perturbaciones atmosféricas ocurren en forma de ondas. La onda de montaña es un fenómeno atmosférico, en el que, como consecuencia del aire que incide sobre la ladera de la montaña, esta corriente de aire adopta un comportamiento ondulatorio, en forma de onda u “ola” a sotavento de la montaña. Para ello el viento debe soplar con fuerza, de manera perpendicular y en un ambiente estable. Esta propagación de la onda puede llegar a mucha distancia de la montaña donde se origina.

Vamos a verlo con un ejemplo sencillo: imaginemos que colocamos una piedra en un rio, vemos como se forma una onda en el agua que dependerá de la altura y tamaño de la piedra así como de otros factores. Esa onda (con sus valles y crestas) se reproduce a gran distancia independientemente de su origen. Lo mismo ocurre con el aire, la ondulación que se produce en al aire se propaga a gran distancia de la montaña.

Es decir el aire sopla a barlovento y cuando atraviesa la montaña se curva a sotavento formando una onda que se propaga. En la cresta de esa onda la temperatura es lo suficientemente baja como para que el vapor de agua se condense y forme nubes. Estas se mantienen estables en la zona donde se han formado, por eso si animáis el satélite en este link veréis que apenas se mueven.

Una gran amenaza para la aviación

Estas ondas de montaña son muy peligrosas para la aviación. Por ejemplo en 1966, un Boeing 707 de la British Overseas Airways se estrelló en Fujiyama (Japón) como consecuencia de haber atravesado una intensa zona de turbulencia al aproximarse al lado de sotavento del Fujiyama, lo que provoco el fallo de los estabilizadores verticales y el destrozo de la nave en el aire, sin ni siquiera llegar al suelo.