¿Qué pasa si tragamos mucha agua del mar o la piscina?

Pablo Ramos

Pablo Ramos

Ingerir agua salada o con cloro puede provocar diversos problemas de salud e incluso el ahogamiento

Darse un baño en la piscina o en el mar es la actividad por excelencia en las vacaciones de verano para sofocar el calor y desconectar del día a día para la gran mayoría de personas. Sin embargo, puede conllevar múltiples riesgos para la salud si no se realiza de una forma segura. 

Por ejemplo, tragar agua del mar o de la piscina puede provocar un encharcamiento de los pulmones que reduzca nuestra capacidad pulmonar y por tanto, nos dificulte la respiración. “El término preciso es aspirar agua a los pulmones, porque en el inicio del ahogamiento de manera instintiva desviamos el agua hacia el estómago”, detalla a Eltiempo.es Salva Perelló, responsable de formación de la Federación de Salvamento y Socorrismo de la Comunidad Valenciana.

Al introducirse agua en los pulmones, se reduce la saturación de oxígeno en sangre y además puede provocar daños en los alvéolos, una parte del pulmón que no está preparada para responder al encharcamiento.

Si debe trasladar urgentemente al hospital al paciente si produce espuma por las vías respiratorias

“En el caso de agua salada al tener una composición similar al líquido sanguíneo provoca una entrada de ese líquido a los pulmones pudiendo provocar un encharcamiento generalizado. Con el agua dulce también ocurre aunque en menor medida, pero ahí añade los químicos que se aplican para mantener el agua de las piscinas”, advierte este experto. 

Del mismo modo, hay que tener en cuenta que al tragar agua del mar o de las piscinas también estamos ingiriendo las partículas, patógenos y posibles bacterias que se encuentren en el agua. Así, esta situación puede derivar en problemas de salud provocados por estos agentes externos, como diarreas, dolor de cabeza, así como vómitos, dolor estomacal, e incluso erupciones cutáneas, entre otros.

¿Qué debemos hacer en caso de tragar mucha agua?

Debido a la gravedad que se puede derivar de tragar mucha agua, hay que extremar las precauciones y evitar en la medida de lo posible que esto suceda. No obstante, para comprobar que una persona tiene agua en los pulmones, basta con observar si la persona al respirar produce espuma por boca o nariz, o ambos lados. 

Se deben respetar siempre las indicaciones de los socorristas y las señalizaciones

“Cuanto más visible es esta espuma, peor es el pronóstico. Por ello, en estos casos se debe trasladar urgentemente al hospital.  No existe ninguna maniobra efectiva que extraiga agua de los pulmones que podamos realizar por nosotros mismos”, recalca Perelló. 

Según las estadísticas de los los últimos años, los varones, mayores de 50 años, que se bañan en las playas y fuera del horario de vigilancia o en zonas sin vigilancia son el  colectivo de mayor riesgo por tragar exceso de agua y ahogamientos. Sin embargo, es importante recordar que los niños menores de 6 años lideran las estadísticas de ahogamiento en piscinas familiares por descuidos de sus cuidadores, según destacan desde la Federación de Salvamento y Socorrismo de la Comunidad Valenciana.

“Se deben respetar las indicaciones de los socorristas y las señalizaciones así como bañarse en lugares con vigilancia y siempre acompañados. Asimos, es importante no bañarse tras ingesta de alcohol u otras drogas. Y en el caso de los niños, que el adulto se mantenga siempre pendiente a la distancia máxima de seguridad que es el largo de su brazo”, aconseja Perelló para evitar este tipo de accidentes.

VÍDEO: SALVAMENTO MARÍTIMO. RESCATES Y EMERGENCIAS EN EL MAR