Que la ‘ecoculpa’ no pueda contigo: cómo contribuir con el planeta sin paralizarte

El 24% de los españoles está haciendo cambios radicales en su estilo de vida para combatir el cambio climático pero la ‘ecoculpa’ se puede afrontar con la incorporación de sencillos hábitos.

Elena Alonso Asensio

Elena Alonso Asensio

El 24% de los españoles está haciendo cambios radicales en su estilo de vida para combatir el cambio climático, pero la ‘ecoculpa’ se puede afrontar con la incorporación paulatina de sencillos hábitos. Te contamos algunos

Desde hace unos años las informaciones acerca del impacto del cambio climático sobre nuestras vidas no han hecho más que aumentar y junto a ellas, las recomendaciones sobre qué podemos hacer en nuestro día a día para colaborar en su mitigación.

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A veces, las noticias son tan devastadoras y los consejos tantos que nos sentimos desbordados y nos cuestionamos si realmente lo que una sola persona haga puede solucionar algo ante un fenómeno de tal magnitud. Es una reacción lógica, pero lo cierto es que cada acción individual responsable suma, al igual que cada comportamiento irresponsable resta.

Cada acción individual responsable suma, al igual que cada comportamiento irresponsable resta

Si la ‘ecoculpa’ te paraliza no trates de hacer cambios radicales de un día para otro en tu estilo de vida, aunque el 24% de los españoles preguntados en la tercera encuesta sobre el clima (2020-2021) realizada por el Banco Europeo de Inversiones (BEI) afirma estar haciéndolo. Puedes incorporar de forma paulatina hábitos sencillos.

¿Por dónde empiezo?

Hemos hablado con Alberto Vizcaíno López, autor del libro ‘Pero… ¿tiene arreglo?: 10 años de reflexiones sobre sostenibilidad’ y del blog ‘Productor de Sostenibilidad’. “Todos tenemos responsabilidad en los problemas ambientales, pero nuestra capacidad de actuar para resolverlos es limitada y tenemos que hacerlo desde nuestra capacidad y en los ámbitos donde podemos tomar decisiones”, señala.

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Según la encuesta del BEI, por ejemplo, los españoles afirman que lo que les resultaría más fácil es dejar de volar, en concreto, un 42%. Declaran que para ellos es la opción más cómoda antes que la de dejar de comer carne, comprar ropa nueva, moverse en coche o ver vídeos. Sobre todo, para el 33% renunciar a moverse en autómovil sería la opción más difícil.

Vizcaíno López: “podemos organizarnos para que nuestra compra tenga el menor impacto posible o generar nuestra propia electricidad en el tejado

Evitar volar, comer carne, comprar ropa nueva, moverse en coche, ver vídeos… Alberto Vizcaíno López añade otras opciones que podemos hacer, quizás menos radicales:“Por pequeño que sea cada gesto cuenta. Muchas veces no podemos hacer más que separar nuestros residuos para depositarlos en contenedores de colores. Pero en otras podemos organizarnos para que nuestra compra tenga el menor impacto posible o generar nuestra propia electricidad en el tejado de nuestra casa o en la fachada del edificio donde trabajamos”.

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Este experto en sostenibilidad da mucha importancia a la huella ambiental que generamos a la hora de consumir, y de la que muchas veces no somos tan conscientes. En su opinión, tenemos mucha presión por ser más ecológicos y reducir nuestro impacto, “pero en ocasiones es una forma de presionarnos a comprar más productos, algunos realmente son mejores para nuestra salud y la del planeta, otras no tanto”.

Reducir el consumo

En este sentido, afirma que una forma de tener la conciencia tranquila es saber que lo que no consumimos es lo que menos impacto genera. El primer paso para aliviar la ecoculpa pasaría por reducir el consumo, tanto disminuyendo la cantidad de objetos que compramos como tratando de alargar el máximo posible la vida útil de los que ya tenemos, recomienda.

El primer paso para aliviar la ecoculpa pasa por reducir la cantidad de objetos que compramos y por tratar de alargar el máximo posible la vida útil de los que ya tenemos

“Un pantalón, unos zapatos o un abrigo que aguantan una temporada más en nuestro armario son menos residuos a generar y menos materias primas a extraer. En la media en que esto lo podamos aplicar a electrodomésticos, teléfonos móviles, al coche… estamos haciendo una importante contribución”, explica.

Vivir sin plástico

Para el autor del blog ‘Productor de Sostenibilidad’ vivir sin plástico de usar y tirar puede ser un ideal, pero simplemente reducirlo es un paso importante. Quizá dejando de beber agua embotellada y optando por el agua de grifo, o pasando de varias botellas pequeñas al día a una garrafa con la que rellenamos un recipiente reutilizable pueda ser un gran paso.

“En cuanto a los materiales, cuando elegimos fibras naturales para nuestra ropa estamos apostando por una menor contaminación por microplásticos, pero también por oportunidades para la España vaciada. La lana es una fibra que requiere de rebaños de ovejas pastando por los paisajes rurales, personas que cuiden esos rebaños, que esquilen las ovejas, que hilen la lana…”, explica.

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Añade que, muy al contrario, en el caso de las fibras de plástico “recorren varias veces todo el planeta desde que se extrae el petróleo, se seleccionan los polímeros, se fabrican las fibras, y se tejen prendas baratas en condiciones de miseria para las personas que las trabajan”.

En cuanto a las certificaciones, recomienda “distinguir las falsas promesas de autodeclaraciones hechas por empresas para vender más explotando nuestra eco culpabilidad frente a las certificaciones basadas en reglamentación de rango legal, como la Ecoetiqueta Ecológica Europea o el Reglamento de agricultura ecológica, en los que realmente hay un aval científico, técnico y jurídico que relaciona las propiedades del producto o servicio con el mensaje ambiental”, detalla.