¿Qué fue esta llamarada azul fotografiada desde la estación espacial?

El 8 de octubre, desde la Estación Espacial Internacional, se capturó una llamarada azul. Un fenómeno súper-atmosférico. ¿Qué lo provoca?

Alejandro Riveiro

Alejandro Riveiro

El pasado 8 de octubre, Thomas Pesquet capturó un fenómeno muy poco frecuente desde la Estación Espacial Internacional. La imagen es una instantánea que forma parte de un timelapse, una secuencia de imágenes mucho más larga. En ella se observa un resplandor con un color azul muy llamativo. A pesar de que podría parecer que cubre una zona bastante grande, probablemente nadie lo vio en la superficie. Pero ¿qué es exactamente?

Qué son los fenómenos súper-atmosféricos

Lo que podemos ver en la imagen es conocido como un fenómeno súper-atmosférico. Algo similar a un rayo, que golpea la parte superior de la atmósfera. Lo cierto es que, en esta clasificación, nos encontramos con diferentes fenómenos que están relacionados entre sí. Todos tienen en común el suceder durante las tormentas, pero a una altura muy superior a aquella en la que podemos ver rayos. Su funcionamiento, además, es diferente.

Lo que podemos ver en la imagen es conocido como un fenómeno súper-atmosférico. Algo similar a un rayo, que golpea la parte superior de la atmósfera

Tenemos los llamados jets azules, que suceden a una altura algo inferior, en la estratosfera, y son desencadenados por los relámpagos si se cumplen ciertas condiciones. Es necesario que relámpago se propague por la parte superior de una tormenta, cargada negativamente, antes de atravesar la región positiva que se encuentra debajo. Cuando esto pasa, el rayo golpea la parte superior, provocando un brillo azul que es el resultado de la presencia de moléculas de nitrógeno.

Entre los diferentes fenómenos súper-atmosféricos, también nos encontramos con los sprites rojos.
Esta fue la primera imagen detectada de un SPRITE rojo, en 1994. Crédito: Eastview/Wikimedia Commons

Después nos encontramos con los SPRITES (espectros) rojos. Parecen una especie de medusas rojas que deambulan por el cielo. En realidad, son descargas eléctricas que brillan con un color rojo muy destacado. Se producen por encima de una célula de tormenta, producto de las perturbaciones de los relámpagos por debajo. También hay ELFOS rojos (un juego de palabras con sus siglas en inglés, ELVES) que se producen por perturbaciones en la ionosfera.

Siguiendo con la temática, los TROLLS son otro tipo de fenómeno súper-atmosférico. Se manifiestan después de SPRITES muy intensos. Por si no fuese suficiente, tenemos PIXIES y GHOSTS (hadas y fantasmas). A pesar de la enorme variedad de fenómenos que hemos mencionado, lo más llamativo es que, hasta hace unos años, ni siquiera estaba claro que realmente existiesen.

La dificultad de observar un fenómeno tremendamente breve

Las primeras menciones de este tipo de fenómenos se produjeron de forma anecdótica por parte de pilotos. Por lo que se ponía en duda que fuesen reales. Poco tiempo después, las evidencias comienzan a acumularse y se profundiza en el estudio del fenómeno.

Se ha llegado a plantear que podrían ser algo que también afecte al clima. Pero ¿por qué son tan raros? ¿Qué provoca que sea tan difíciles de observar? Se debe a una combinación de factores que, simplemente, no se puede ignorar.

Por un lado, se producen a gran altura, suelen estar oscurecidos por las nubes de las tormentas y apenas duran unos pocos segundos. Todo esto nos permite comprender por qué es poco frecuente encontrar imágenes de estos fenómenos desde la superficie. Aunque en ocasiones se puede capturar, y nos hemos encontrado con algunas capturas que resultan realmente impresionantes.

Este es un jet gigante. Este tipo de jets parece que se forman entre la región de carga positiva y negativa de una tormenta. Alcanzan alturas superiores a las de los chorros azules y, además, el color cambia, en la parte superior, de azul a rojo. A pesar de su espectacularidad, sin embargo, es necesario recordar que estamos hablando de un fenómeno tremendamente breve.

Jet gigante observado sobre Hawái. Crédito: International Gemini Observatory/NOIRLab/NSF/AURA/A. Smith

Además, en la imagen podemos observar que se produce por encima de la nube de tormenta. Por lo que, para la población en toda esa zona, bajo las nubes, es mucho más difícil de observar. No solo deberían estar mirando en la dirección apropiada, y esperar que haya una apertura entre las nubes. También tendrán que estar observando en el preciso instante en el que se manifiesta un fenómeno súper-atmosférico.

De anécdotas a observatorios para estudiar las llamaradas azules

Todos estos factores provocan que la Estación Espacial Internacional sea un lugar privilegiado para observar estas descargas súper-atmosféricas. Al encontrarse a una altura media de 420 kilómetros, sobre la superficie de la Tierra, puede observar una gran parte de la atmósfera.

Es habitual, de hecho, ver tormentas en diferentes lugares del mundo. Es cuestión de tiempo, desde la perspectiva de la estación, que se termine pasando por un lugar en el que se produzca uno de estos fenómenos.

En este vídeo, capturado por Andreas Mogensen desde la Estación Espacial Internacional, se pueden observar diferentes llamaradas azules. El astronauta danés permaneció apenas diez días en la Estación Espacial Internacional, durante septiembre de 2015. Las imágenes fueron capturadas en una tormenta que tuvo lugar sobre India y permiten apreciar el entorno perfectamente.

La Estación Espacial Internacional tiene la ventaja de volar sobre el ecuador. Allí hay más tormentas eléctricas y, por tanto, una mayor posibilidad de poder observar este fenómeno. Pero, por si no fuera suficiente, las descargas súper-atmosféricas han pasado de ser una anécdota a algo que no es exclusivo de la Tierra. En 2020, se cree que la sonda Juno capturó el mismo fenómeno en la atmósfera de Júpiter.

Por la composición de la atmósfera de Júpiter, sin embargo, los colores serían diferentes. Los elfos rojos, que podemos observar desde la superficie de nuestro planeta, allí serían azules o rosados. Además, con los datos de la sonda no se pudo confirmar si el fenómeno fue producto de descargas eléctricas. Pero, en cualquier caso, nos permite recordar que hay mucho que todavía está por descubrir. No solo sobre el funcionamiento de nuestro planeta, también de otros lugares del Sistema Solar.