Prepara tu mascarilla para el frío: más limpieza e hidratación en la piel

Las bajas temperaturas y la sequedad de la piel incrementan el riesgo de sufrir lesiones cutáneas

Pablo Ramos

Pablo Ramos

Las bajas temperaturas y la sequedad de la piel incrementan el riesgo de sufrir lesiones cutáneas 

Desde hace unas semanas, los contagios e ingresos hospitalarios con coronavirus no han dejado de crecer en España. Y los casos aumentan cada día favorecidos por las condiciones ambientales del otoño, como el frío.

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Una de las mejores maneras existentes para intentar reducir las posibilidades de contagio es realizar un mantenimiento y uso correcto de la mascarilla, el principal elemento de prevención frente al COVID-19 junto al distanciamiento social. 

Por ello, ante la segunda oleada hay que recalcar la importancia de lavar de forma correcta la mascarilla, en el que caso de que sea reutilizable, o arrojarla a la basura si es de un solo uso. Este es un aspecto fundamental ya que las mascarillas acumulan suciedad, aceite y maquillaje, así como bacterias de la nariz y la boca, que se transfieren a la cara y crean un caldo de cultivo óptimo para muchos virus y coronavirus. 

Tamaño adecuado de la mascarilla 

Además, a la hora de utilizarla, es fundamental que el tamaño de la mascarilla sea el adecuado para cada persona. Principalmente para que sea efectiva evitando la entrada de posibles patógenos y reteniendo los aerosoles de la persona que la utilice. Es decir, la mascarilla no debe estar demasiado apretada o demasiado suelta, con ello también se evita el roce y lesiones cutáneas. 

Es fundamental mantener una correcta hidratación, para evitar lesiones cutáneas por fricción

De este modo, las condiciones de frío y sequedad cutánea producen un mayor riesgo de que la piel sufra lesiones, especialmente por la fricción que pueden causar ciertos elementos como la mascarilla. Además, al existir estas heridas también se incrementan las posibilidades de infección, de suciedad y es más probable la entrada de bacterias en el organismo. 

De hecho, según señala la Asociación Española de Dermatología y Venereologia (AEDV), el empleo prolongado de mascarillas también puede derivar en el empeoramiento de otros problemas dermatológicos como son la rosácea, la urticaria por presión, la dermatitis de contacto o por fricción.

Higiene e hidratación de la piel 

Por todo ello, ante el frío, una de las acciones más adecuadas para evitar este tipo de problemas, se recomienda mantener una higiene muy cuidada de la piel, secándola bien después de cada ducha y lavado. Es decir, la piel de la cara debe limpiarse cada mañana y cada noche para eliminar las impurezas como el exceso de aceite, maquillaje y suciedad adquirida durante las horas previas. Más aún en periodo de pandemia como el que nos encontramos. 

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Del mismo modo, la sequedad de la piel se puede evitar recurriendo a una loción o crema para hidratarla y evitar esas lesiones por fricción y roce. Asimismo, esta hidratación también servirá como barrera para proteger la piel. En los casos más graves, se aconseja acudir a un profesional sanitario que pueda diagnosticar la lesión y pautar la crema más adecuada a cada tipo de piel 

“Es fundamental mantener una correcta hidratación, para evitar lesiones cutáneas por fricción, así como adaptar el tipo de crema. Ahora que las pieles se vuelven más grasas debido a la oclusión que genera la mascarilla, hay que optar por cremas más ligeras”, apunta el doctor Raúl de Lucas, dermatólogo de la AEDV.