¿Qué papel juegan los coches en el cambio climático?

Las principales potencias mundiales se han comprometido a disminuir en un 50% las emisiones causadas por la movilidad urbana en 2030.

Cristina Herrera

Cristina Herrera

Las principales potencias mundiales se comprometieron a disminuir en un 50% las emisiones causadas por la movilidad urbana en 2030

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La lucha contra el cambio climático empieza por las ciudades. Las cifras hablan por sí solas. Las metrópolis concentran alrededor del 70% de las emisiones de efecto invernadero. En un momento, además, en el que la mitad de la población del mundo vive ya en urbes, cobra especial importancia que las ciudades cambien su papel de “culpables” por el de “promotores del cambio”.

Las ciudades poseen un papel crucial en la lucha contra la contaminación atmosférica. Y la reducción progresiva del tráfico se encuentra en el punto de mira. Sobre todo, tras el Acuerdo de la Cumbre de París, donde las principales potencias mundiales se comprometieron a disminuir en un 50 por ciento las emisiones causadas por la movilidad urbana en 2030.

Y es que según el último informe “La Contaminación por Ozono en España en 2016”, el 70% de la contaminación de las grandes ciudades que no poseen actividad industrial procede del tráfico rodado.

La boina de contaminación que aparece sobre las ciudades se ha convertido en una estampa más habitual de lo que desearíamos. Una condición que empeora cuando las precipitaciones escasean.

Protocolos y restricciones en el tráfico 

Los ayuntamientos de las principales ciudades ya poseen protocolos de actuación ante episodios de alta contaminación, con restricciones y limitaciones en la circulación en los accesos y centro de las ciudades.

Iniciativas que se han impulsado a raíz de que la Unión Europea limitara las emisiones de dióxido de nitrógeno a la atmósfera y otros contaminantes procedentes de los coches a través de una normativa específica aprobada en septiembre de 2015.

Los ayuntamientos de las principales ciudades ya poseen protocolos de actuación ante episodios de alta contaminación

A partir de ese momento la movilidad eficiente es una de las prioridades de las autoridades y cada vez son más las autonomías con protocolos que restringen la circulación motorizada cuando existe un riesgo real para la salud por partículas contaminantes en el ambiente.

El protocolo del Ayuntamiento de Madrid, aprobado desde febrero de 2016, ha sido uno de los más restrictivos; a través del cual, y por medio de distintos escenarios, se limita el acceso de los vehículos de combustión al centro de la ciudad, se reduce la velocidad en los accesos y de restringe el aparcamiento -en distintas fases-, con el objetivo de disminuir las emisiones en días de picos de contaminación con límites tóxicos para la salud.

En los últimos meses, por ejemplo, Madrid se ha visto obligada a activar desde el pasado mes de octubre de 2016 su protocolo de medidas contra la polución en tres ocasiones, llegando incluso a poner en marcha su escenario III, limitando el acceso al centro a la mitad de los vehículos según la terminación de sus matrículas.

Sin embargo, no es la única ciudad española con normativa medioambiental al respecto. Barcelona es otra de las grandes urbes que se encuentra permanentemente pendiente de los niveles de dióxido de nitrógeno (NO2). El pasado mes de marzo activó la fase preventiva de su protocolo para episodios de contaminación atmosférica al detectar un significativo aumento de partículas nocivas para salud en el ambiente.

Otras ciudades como Palma de Mallorca o Vitoria han limitado el centro a la circulación de vehículos de motor.

Concienciación ciudadana

Aunque cada vez son más las propuestas y medidas anticontaminación promovidas por las autoridades, lo cierto es que este tipo de protocolos son sólo parte de la solución del problema.

Y es que la concienciación ciudadana es otro de los grandes desafíos. El progresivo traspaso de los coches de combustión (diésel o gasolina) a los eléctricos también forman parte de la solución del problema.

Los motores alternativos, no sólo están exentos de algunas de las restricciones de circulación que marcan los protocolos por contaminación, sino que se consolidan como la opción más viable para luchar contra el cambio climático desde las ciudades en lo que se refiere al tráfico rodado.

Los motores alternativos se consolidan como la opción más viable para luchar contra el cambio climático

Aunque la contribución de los vehículos al cambio climático es innegable, lo cierto es que existen otras formas de movilidad con las que reduciremos las emisiones de NO2 a la atmósfera provenientes del tráfico. Soluciones eco-sostenibles que son una alterativa ya real a la contaminación urbana.

Cada año son más los vehículos eléctricos que circulan por las ciudades. Éstos, al utilizar la electricidad como combustible, no emiten gases N02 ni otras sustancias contaminantes a la atmósfera, propias de la combustión de la gasolina.

Una apuesta de las autoridades y de los ciudadanos cada vez mayor por los vehículos eléctricos permitirá frenar las emisiones de efecto invernadero a la atmósfera y reducir, en consecuencia, la contribución del tráfico al cambio climático.

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