Pañales para fabricar tapones y pupitres o fertilizar el campo

Un proyecto europeo salva a los pañales y otros productos higiénicos absorbentes de acabar en la basura y recicla sus componentes.

María José Montesinos

María José Montesinos

Un proyecto europeo salva a los pañales y otros productos higiénicos absorbentes de acabar en la basura y recicla sus componentes

Cada día siete millones de bebés en Europa utilizan 36 millones de pañales, que acaban en la basura. Pero, tanto la materia orgánica como el plástico y la celulosa pueden ser reciclados como materias primas para nuevos usos. Es lo que se ha propuesto el proyecto Embraced, de la Unión Europea, en el que participan investigadores y empresas españolas. Es un ejemplo de economía circular, en el que los residuos se transforman en materia prima. Así, no consumimos nuevos recursos y eliminamos los problemas de almacenar desperdicios.

pañales sostenibles

Pañales, compresas, discos desmaquillantes, toallitas… son los llamados PAHs (productos higiénicos absorbentes), que utilizan millones de personas cada día y cuyo uso está creciendo. Se calcula que los PAHs suponen entre 3-4% de los residuos sólidos que llegan a los vertederos municipales. Allí, sus componentes: plásticos, celulosa y polímeros suberabsorbentes (SAH), quedan mezclados con el resto de la basura y se consideran material no reciclable.

De una tonelada de pañales se obtienen 150 kg de celulosa, 75 kg de plásticos y 75 kg de polímeros superabsorbentes

Sin embargo, eso que vemos como desecho puede tener nuevas vidas. “Cada una de estas tres fracciones: plásticos, celulosa y polímeros suberabsorbentes, se pueden reciclar”, dice el doctor Fernando Círez, Responsable de Sostenibilidad y Economía Circular del CIRCE (Centro de Investigación de Recursos y Consumos Energéticos), que participa en este proyecto.

De una tonelada de PAHs se obtienen 150 kg de celulosa, 75 kg de plásticos y 75 kg de polímeros. El CIRCE interviene en el proceso de reciclaje y de aprovechamiento energético para que sea rentable y sostenible.

Pañales para fabricar plásticos para proteger los cultivos de malas hierbas

“Los polímeros superabsorbentes se pueden desecar y volver a usar como celulosa”, explica Círez. Estos polímeros se procesan para convertir el carbono en materia prima de nuevo y “con ellos se fabrican plásticos para el campo, esas cubiertas que se colocan sobre el suelo para evitar las malas hierbas”, explica el investigador. Este material nacido del reciclaje es un plástico que ha perdido parte de sus propiedades y por ello, “se degrada muy rápidamente, lo que es beneficioso para el medio ambiente, ya que no permanece en la naturaleza como ocurre con el plástico habitualmente”, afirma el experto de CIRCE.  

Los polímeros se reciclan para fabricar, por ejemplo, camas de mascotas

Los polímeros superabsorbentes también se utilizan en jardinería, en camas y alfombras para mascotas o en las bolas de corcho de los embalajes. Por cada kilogramo de SAH reutilizado se reduce el consumo en materias primas virgen (es decir, la que no ha sido usada antes) en un 66%, y se evitan 1,07 toneladas de emisiones de CO2.

Plástico reciclado en tapones o pupitres

La fracción plástica de los pañales se separa y es sometida a un proceso de tratamiento tras el cual está listo para “fabricar tapones de botellas o cazoletas de detergente”, afirma el experto. También este polímero permite producir plásticos duros “que se reutilizan en las carcasas de diversos aparatos, por ejemplo, en muchas máquinas médicas de las que se usan en los hospitales”, añade Círez. Pupitres escolares, palets o pinzas para la ropa son otros de los fines en los que se puede usar este plástico reciclado. Cada kilo recuperado reduce un 70% el consumo de materia prima virgen y rebaja en 2 toneladas la huella de carbono.

Por cada kilogramo de celulosa reciclada dejan de lanzarse a la atmósfera 400 kg de CO2

En el caso de la celulosa, vuelve al circuito de fabricación para ser usada de nuevo con esta misma función. Por cada kilogramo de celulosa reciclada se rebaja un 18% el impacto en materia prima virgen y dejan de lanzarse a la atmósfera 400 kg de CO2.

El material reciclado no es más caro

Entre otros usos, la celulosa puede reciclarse “como envoltorio para compresas”, señala el investigador. Se ha reutilizado también para fabricar ternas para los hospitales, ese material protector que se coloca en las camas para no manchar los colchones. En este caso se ha visto que el precio de usar material reciclado no es más caro que usar materia prima. La celulosa puede usarse también para fabricar materiales tan diversos como papel, tela de viscosa o arena para gatos.

La fracción plástica sirve para fabricar tapones de botella, entre otros productos. Fuente: Pixabay

Pero no solo la parte de los plásticos y los absorbentes puede ser reutilizada. Por increíble que parezca, también la materia orgánica que mancha el pañal puede aprovecharse. Es lo que han hecho desde CIRCE con la empresa Fertinagro. “Hemos usado el fósforo y magnesio del componente orgánico para fabricar fertilizantes agrícolas”, explica el investigador. Hay que destacar que, una vez usado, el 70% del peso de un pañal es materia orgánica.

El reciclaje evita la extracción de minerales, una práctica muy contaminante y de gran consumo energético

Este aprovechamiento supone evitar residuos que llenan los vertederos y pueden acabar contaminando el suelo. No hay que pasar por alto que en Europa, un 31% de los residuos sólidos urbanos (RSU) son enterrados, y un 26% se incineran. Pero además, significa también eliminar prácticas extractivas, que son contaminantes y consumen mucha energía.

Reducir los costes y el daño ambiental

En concreto, el fósforo se extrae originariamente de yacimientos de roca fosfórica en África, mediante un proceso que provoca un impacto muy perjudicial para el medio ambiente. Utilizar el fósforo que se encuentra en la materia orgánica no solo reduce los costes y el daño ambiental, sino que elimina la dependencia exterior en estos elementos.

También la materia orgánica se puede aprovechar

El proyecto ha pasado de la teoría a la práctica y actualmente ya funciona en una planta industrial en Italia, donde se tratan 7.500 toneladas de pañales al año. En breve comenzará a funcionar una planta en Amsterdam, donde se espera tratar 10.000 toneladas de este residuo. En la capital holandesa se han colocado papeleras (en cuya fabricación interviene la celulosa reciclada) para la recogida de pañales. Aunque el 90% de la recogida procede de guarderías, residencias y centros de día de ancianos y hospitales. También se plantea realizar la recogida puerta a puerta, un servicio que ya se practica en algunas ciudades de Cataluña que participan en este proyecto.