¿El ozono es siempre bueno?

¿Es el ozono un contaminante? ¿Por qué nos esforzamos en recuperar la capa de ozono? ¿Es un ozono distinto? ¡Respondemos a todas estas preguntas aquí!

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El día 16 de septiembre se celebra el Día Mundial del Ozono, conmemorando la fecha en la que se firmó el Protocolo de Montreal en 1987. En él, se llegó a un acuerdo a nivel internacional para disminuir el uso de sustancias que contribuyesen a la destrucción de capa de ozono.

 

¿Qué es la capa de ozono?

Seguramente cuando pensamos en ozono, lo primero que se nos viene a la mente es eso: la famosa capa de ozono. La capa de ozono está situada en lo que conocemos como «estratosfera», una parte de la atmósfera que abarca desde los 15 a los 50 km de altura, y contiene aproximadamente el 90% de todo el ozono que hay en la atmósfera.  Además, absorbe la mayor parte de la radiación UVA que llega desde el Sol, contribuyendo a proteger la vida en nuestro planeta.

No obstante, aunque pueda parecernos llamativo, el ozono es uno de los principales contaminantes cuando se encuentra en los niveles más bajos de la atmósfera (troposfera), causando efectos nocivos para la salud.

¿Qué es el ozono troposférico?

El Ozono troposférico es el nombre que se le da al ozono cuando se encuentra en la troposfera, la capa de la atmósfera que abarca, más o menos, los primeros 10 km de la atmósfera. Al contrario que el CO2 (por ejemplo), el ozono no se emite directamente a la atmósfera, sino que surge como el resultado de la reacción entre otros elementos en presencia de luz solar.

[destacado name=»Calidad del Aire»] Destacan los que surgen como consecuencia del uso de combustibles fósiles, como óxidos de nitrógeno o monóxido de carbono (entre otros). Por ello, es en las ciudades donde podemos encontrar las mayores concentraciones de ozono troposférico.

¿Qué efectos tiene en los seres vivos?

Algunos estudios indican que el ozono troposférico causa irritación en garganta, nariz y ojos, asma y otras acepciones respiratorias o, incluso, podría estar detrás de otras enfermedades cardíacas.

Y no sólo se han encontrado efectos nocivos para el ser humano, la vegetación también sufre daños en presencia de este contaminante. El ozono puede llegar a interferir en el crecimiento de las plantas y dificultar la fotosíntesis de éstas. Incluso, se ha observado que puede terminar desembocando en la alteración ecosistemas enteros.

¿Qué hacer para combatirlo?

Como se ha comentado anteriormente, el ozono surge como consecuencia de otros contaminantes. Entre ellos, destacaban aquellos generados tras el uso de combustibles fósiles, por lo que tendremos que centrar los esfuerzos en disminuir este tipo de emisiones.

Teniendo en cuenta que el transporte es el responsable del mayor porcentaje de emisión de estas sustancias en las ciudades, optar por la reducción de tráfico u optar por el uso de energías más limpias son buenas ideas para contribuir a mejorar la calidad del aire que respiramos.

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