Olas de calor: ¿más frecuentes, intensas y duraderas en el futuro?

Este verano de 2018 ha sido excepcional en cuanto a anomalías térmicas se refiere sobre todo en el hemisferio norte. ¿Serán las olas de calor más frecuentes, duraderas e intensas en un futuro?

Mario Picazo

Mario Picazo

Este ha sido el verano de las olas de calor en muchas zonas del hemisferio norte. Desde Norte América hasta Europa el registro de temperaturas extremas, días de bochorno y número de fallecidos o heridos debido a las condiciones térmicas extremas ha ido aumentando con el paso de las semanas. Afortunadamente, con septiembre a la vuelta de la esquina, los días empiezan a ser más cortos y el riesgo de calores intensos empieza a disminuir, aunque no por ello dejaremos de escuchar o leer que en esta recta final del verano se registra alguna ola de calor.

Pero, ahora que alejan los calores y llegan otros extremos meteorológicos propios del otoño, es hora de reflexionar sobre el futuro que nos espera. ¿Viviremos olas de calor con más frecuencia en el futuro? ¿serán más intensas y duraderas? Son preguntas que preocupan a un amplio sector de la población porque son numerosas las personas que se encuentran en zonas denominadas ¨de riesgo¨.

El verano de 2018 arrancó con uno de los meses de junio más cálidos desde que hay registros.

Aunque el verano se ha portado en España, y el calor no ha sido tan extremo como otros años, nuestro país está en esa zona que los expertos consideran ¨de riesgo¨ ante futuras olas de calor. Tampoco es una novedad que cada día se registren más olas de calor especialmente en el hemisferio norte. Un buen número de equipos científicos dedicados a monitorizar el calentamiento global de planeta llevan años advirtiendo que la señal más clara y evidente del aumento de las concentraciones de gases tipo efecto invernadero es el aumento térmico. Este fenómeno es especialmente evidente en latitudes altas del hemisferio norte donde se espera un mayor número de olas de calor que se extenderán en el tiempo cada vez más.

No hay duda alguna que el calentamiento global va a continuar, pero ahora también sabemos que ese calentamiento irá acompañado de un considerable aumento de las olas de calor y que además serán más severas. Aunque para países como el Reino Unido no es tan habitual experimentar olas de calor tan extremas como las de este verano de 2018, para otros como España, sí lo es. Estamos en la lista de los países donde las condiciones térmicas podrían serán más extremas que en la actualidad, pero, en algunos casos no hay que confundir calor extremo con sequía.

En muchas zonas del hemisferio norte las olas de calor han provocado y favorecido la propagación de un gran número de incendios que a estas alturas del verano siguen activos.

Un buen número de simulaciones numéricas de cómo será el clima en un futuro no muy lejano muestran como con temperaturas más elevadas, no solo en tierra sino también en el mar, se produciría un aumento de las precipitaciones en verano en algunas zonas de Europa. Más bien tendríamos veranos con unos vaivenes tremendos. Pasaríamos de veranos tórridos y secos, a otros con lluvias torrenciales frecuentes. La anomalía sería un punto intermedio entre estas dos situaciones.

Anomalías climáticas para el mes de julio de 2018. Cada mes NOAA publica las principales anomalías climáticas globales y este julio de 2018 la mayor parte están relacionadas con récords de temperatura provocados por las olas de calor.

Anticipar que nuestro clima en un futuro registrará más olas de calor no debería sorprendernos. Lo que quizá sea más complicado es pronosticar donde va a llover más o menos. Hay básicamente dos maneras en las que el cambio climático afecta nuestra meteorología: una vía efecto termodinámico y otra mediante un efecto dinámico. El termodinámico, es sencillo y bastante evidente, un aumento de las temperaturas a nivel global se traduce en un mayor número de olas de calor. El efecto dinámico es más complejo, ya que los cambios en la composición química de atmosférica de la atmósfera y el aumento de las temperaturas, afecta a la circulación de la atmósfera y por consiguiente a la formación de frentes, borrascas y otros fenómenos meteorológicos.

La meteorología extrema es cada vez más frecuente pero no solo por calor, también por lluvia, nieve, sequía, inundaciones o frío. A estas alturas hemos aprendido ya mucho sobre como empieza a ser nuestro nuevo clima, y creo que muchos también sabemos lo que tenemos que hacer día a día si queremos evitar que sea más distinto aún.