Nevadas para recordar en España

Esta es una selección de algunas nevadas destacadas que se han registrado en España, de las más recientes a las más lejanas en el tiempo.

Mario Picazo

Mario Picazo

Cuando uno se detiene a hablar con los ancianos del lugar, uno de los temas habituales de conversación es el tiempo. Cuantas veces hemos escuchado aquello de ¨ya no nieva como antes,  ahora nieva menos y si lo hace la nevada no es tan intensa¨. Seguramente lo mismo podrían afirmar, sin ser ancianos, todos aquellos que se dedican a los deportes de invierno o viven de la nieve. Con el paso de los años, la conocida cota cero, la altura a la que suele nevar en España o en otras zonas del mundo ha ido subiendo, de forma que para encontrar espesores de nieve significativos por ejemplo en zonas de montaña, uno tiene que ascender bastante más que antes.

Los pueblos de la cordillera Cantábrica son los que habitualmente acumulan más nieve durante los meses de invierno.

Independiente de que la temperatura media de nuestro planeta esté aumentando a un ritmo alarmante, todavía se registran nevadas copiosas que pueden ser catalogadas de históricas. Que nieve más mañana que hace 40 o 50 años, no contradice la realidad de que el clima terrestre es cada vez más cálido. Una tierra más cálida conlleva que nuestros océanos se calienten y que haya más vapor de agua para precipitar en estado sólido si las condiciones son las propicias.

También ayuda que el aire más cálido, pueda ¨agunatar¨más vapor de agua y por lo tanto, a mayor temperatura mayor es el volumen de vapor de agua que hay disponible en nuestra atmósfera para formar nubes capaces de descargar lluvia pero también nieve.  Hace años nevaba con frecuencia durante los meses de invierno en zonas del interior peninsular a unos 700 metros, pero hoy es bastante probable que esa cota de referencia esté más cerca de los 1000 metros.

Cada vez es más habitual que la nieve cuaje a mayor altitud. Para muchas estaciones de esquí, los cañones de nieve artificial se han convertido en herramienta indispensable para cubrir de blanco las pistas más bajas.

España es un país complicado meteorológicamente hablando, por su posición geográfica entre el Atlántico y Mediterráneo, por la influencia que recibe de masas de aire de distinta naturaleza, y por su compleja orografía repleta de valles y montañas. Estos elementos hacen que en más de una ocasión, la predicción de intensas o inesperadas nevadas, no se realice con la precisión deseada.

Una nevada de las que dejan huella por su intensidad, suele estar asociada a la llegada de una masa de aire húmeda en superficie, normalmente procedente del oeste o sudoeste, y de una de aire frío de origen ártico o siberiano en niveles más altos de la atmósfera, pero hay otros patrones meteorológicos capaces de provocar nevadas de las que uno recuerda toda la vida.

Esta es una selección de algunas nevadas destacadas que se han registrado en España, de las más recientes a las más lejanas en el tiempo. Hay muchas otras que en futuros posts comentaremos:

La gran nevada del 4 de marzo de 2011 en Madrid

Una de las últimas grandes nevadas y la que revoluciono todos los medios y provoco el caos en Madrid y zonas próximas, se produjo con este tipo condiciones atmosféricas un 4 de marzo de 2011. Ese día, confluyeron dos masas de aire de opuestas características. El momento del día en el que se activó la atmósfera fue clave, ya que al anochecer, las temperaturas eran lo suficientemente bajas para que se registrará la copiosa nevada y además en cotas relativamente bajas. Durante el tiempo que duró el episodio se llegaron a acumular hasta 34 cm de nieve en algunos municipios de la sierra y cerca de 8 cm en algunos barrios de la capital.

Nevada copiosa en Villalba, Madrid. (foto : Alberto Luna) La A-6 a las afueras de Madrid colapsada por la intensa nevada.

La gran nevada del 26 de diciembre de 2004 en Burgos

La ciudad de Burgos ha visto grandes nevadas a lo largo de su historia, pero una de las más recientes y posiblemente de las más intensas que se han documentado es la que sepultó la ciudad durante la Navidad del 2004. El espesor de nieve en diferentes zonas de la ciudad osciló entre 50 y 60 cm con ventisqueros de 70 cm. La gran nevada obligó a cerrar una de las carreteras más transitadas de España, la A-I, dejando atrapadas en la carretera a miles de personas.

La ciudad de Burgos amanece sepultada por la nieve un 27 de diciembre de 2004. Foto : Rodrigo Perez

Las condiciones atmosféricas ese día erán las propicias para que se registren copiosas nevadas en la provincia de Burgos. Viento del norte-noroeste, lo que implica aire frío, pero también un considerable volumen de vapor de agua en el aire al tener recorrido marítimo relativamente cercano a la zona afectada. Temperaturas en superficie justo por debajo de los 0 C, y un embotamiento de aire frío a 500 hPa de -30 a – 40 C.

En algunas zonas de la ciudad de Burgos el espesor de nieve superó los 50 cm después de la gran nevada del 26 de diciembre de 2004. Foto : Rodrigo Perez

La gran nevada del 96 en el Sistema Central

Otra de las grandes nevadas registradas en la zona centro peninsular fue la del Sistema Central en enero de 1996. Aquel invierno, una potente borrasca descargó durante días toneladas de nieve sobre las montañas, provocando la caída de numerosos arboles en la Sierra de Guadarrama. El 21 de enero el observatorio del Puerto de los Leones recogió 166 mm mientras que el de Navacerrada recogía 150 mm. Son los valores máximos registrados en los dos observatorios desde que hay datos en 1920. Durante la recta final de enero se recogieron en total 470 mm en forma de nieve en el Puerto de Navacerrada.

Nevada en la carretera de Cotos a Valdesquí (foto : Venta Marcelino) Ventisqueros en el Puerto de Navacerrada (foto : Carlos Muñiz)

La gran nevada del 26 en el Levante Español

Quizá os sorprenda más leer sobre una gran nevada en una zona de España donde habitualmente es raro ver nevar. Entre el 25 y 27 de diciembre de 1926 muchos Alicantinos vivieron una auténtica Navidad Blanca, ya que esa misma noche de Navidad empezaron a caer grandes copos en algunas algunas localidades del interior de la provincia.

Algunas carreteras de montaña del interior de Alicante como esta de Aitana, amanecieron cubiertas con cerca de 2 metros de nieve. Foto : Luís Francés

Esos días los ingredientes para fabricar nieve eran perfectos, una entrada de húmedo viento de levante en superficie desde el Mediterráneo hacia el sudeste peninsular, y una inyección de aire más frío en altura impulsada por un robusto anticiclón ubicado sobre las Islas Británicas. La nieve llegó a cuajar en otras ciudades costeras del sudeste como Almería, Torrevieja, Cartagena, Málaga en incluso Sanlucar de Barrameda. En zonas del interior de Alicante, Murcia o en el este de Andalucía, los espesores llegaron a ser notables, como se aprecia en las imágenes de aquellos días del temporal invernal.

La localidad de Sax, Alicante un 26 de diciembre de 1926 con una capa de nieve. Foto : Lluís Francés

En 36 horas ciudades como Alcoi y Murcia acumulaban más de un metro de espesor y en zonas de montaña próximas, los espesores superaban los 2 metros.

Las grandes nevadas de febrero-marzo de 1888 en Asturias y Cantabria

Ver nieve en el Cantábrico no es raro, pero pocos inviernos han sido tan crudos como el de 1888. Empezó a nevar copiosamente durante la recta final de febrero, y luego, tras días de intenso frío, volvía a hacerlo durante la segunda quincena de marzo. Las nevadas fueron copiosas y además acompañas de bajas temperaturas y fuertes vientos para provocar importantes ventisqueros en muchas zonas sobre todo de montaña.

Una de las calles principales de Reinosa sepultada bajo la nieve, tras alguna de las grandes nevadas ocurridas allí en los meses de febrero y marzo de 1888. Foto: Ayuntamiento de Reinosa.

Entre los datos destacables de estos episodios de grandes nevadas destacan los más de 40 cm con  los que amaneció la ciudad de Oviedo un 19 de febrero de 1988 o los 4 a 5 metros que enterraron localidades como Sotres o Bulnes en la cordillera Cantábrica un 29 de febrero de 1888.

Las poblaciones cercanas a la cordillera Cantábrica son de las que más nieve acumulan en España, prueba de ello esta imagen del camino entre los pueblos cántabros de Reinosa y Néstares tras las intensas nevadas del invierno de 1954.

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