Misión cumplida: Philae ya ha aterrizado en el cometa

El módulo Philae se ha desprendido con éxito de Rosetta y ya está en el cometa. La misión de la ESA ha sido un éxito.

Marian

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Lo hemos conseguido. Por primera vez, se ha logrado aterrizar en un cometa. La Agencia Espacial Europea (ESA) ha confirmado a las 17.03 que el módulo Philae se había anclado, por fin, al cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko, en una región del lóbulo pequeño denominada ‘Agilkia’. Se trataba de una misión complicada pues, aparte de estar dirigida desde nada menos que a 500 millones de kilómetros de distancia, Philae debía liberarse de la sonda Rosetta en el momento y posición correctos, y con la velocidad y orientación adecuadas, para el correcto aterrizaje en el cometa.

El módulo Philae visto desde Rosetta, tras su liberación. Fuente: ESA

A las 9:35, Philae comenzaba su descenso hacia el cometa, ya desacoplado de la sonda, aunque hasta 28 minutos después no llegaba la confirmación a la Tierra, pues es lo que tarda en llegar la información a esa distancia). Han volado juntos durante 40 minutos, hasta que Rosetta cambiaba de rumbo para volver a su órbita alrededor de 67P. El pequeño módulo Philae ya tenía edad para volar solo.

Sobre las 10:14, el centro de control de la ESA perdía la comunicación con el módulo, tal y como estaba previsto, y no ha sido hasta casi dos horas más tarde cuando se retomaba la señal: Philae seguía su camino. Hubo que esperar pacientemente hasta las 17:03, con la vista en el cielo y las uñas a medio comer, para que se recibiera el mensaje: Philae había aterrizado correctamente. Y sin un cuñado copiloto que le fuera dando indicaciones.

Imagen de 67P realizada por Philae cuando se encontraba a sólo 3 km. Fuente: ESA

La sonda Rosetta (junto al módulo Philae) fue lanzada al espacio hace diez años, el 2 de marzo de 2004, y desde entonces ha dado cinco vueltas alrededor del Sol. Sin embargo, no fue hasta el pasado 6 de agosto cuando Rosetta alcanzó a 67P, situándose en su órbita a pocos kilómetros de él, y acompañándole en su camino hacia el Sol a una velocidad de 55.000 kilómetros por hora (aproximadamente, la velocidad a la que se suele ir cuando ves a lo lejos un aparcamiento libre en el centro). Durante todo ese tiempo, al parecer, el pequeño gran héroe Philae se ha dedicado a aprender idiomas, pues ha avisado de su llegada en nada menos que dieciocho lenguas, el español entre ellas.

Rosetta y Philae antes de su separación. Fuente: ESA

Tras el aterrizaje, Philae tiene que comenzar a analizar el cometa con los diez instrumentos que porta. Datos como su magnetismo, su composición química, o su estructura interna, resultarán de gran interés en el campo de estudio de los cometas, y en general, del origen del Sistema Solar. No obstante, las investigaciones de este robot tienen fecha de caducidad, pues 67P se irá acercando al Sol, y pasados tres meses el aparato no podrá soportar las altas temperaturas que se producirán. Por su parte, la sonda Rosetta continuará acompañando al cometa durante más de un año, aproximándose primero al Sol, y alejándose después hasta casi rozar Júpiter, zona en la que ya no podrá obtener energía solar suficiente para sobrevivir. Su muerte merecerá la pena, seguro.

Imagen del cometa realizada por Rosetta el 3 de agosto. Fuente: ESA