El equinoccio es un evento astronómico que ocurre dos veces al año, el primero alrededor del 20-21 de marzo y el segundo alrededor del 21-23 de septiembre. A este último se le conoce como equinoccio de otoño.
El plano del ecuador de la tierra no es paralelo al que forma nuestro planeta al girar alrededor del Sol, ya que nuestro eje de rotación tiene una inclinación de varios grados respecto al plano de incidencia de los rayos de sol (ver imagen 1) y esto explica el cambio de las estaciones.
Esto hace que a lo largo del año la distancia entre los dos polos y el Sol varíe continuamente y que el sol salga y se ponga por un punto diferente cada día y los dos hemisferios reciban una iluminación diferente según la época del año; si ese eje de rotación fuese perpendicular y no tuviera inclinación alguna entonces las cuatro estaciones se unificarían en una única.
El equinoccio de otoño se caracteriza porque el sol se sitúa en el plano del ecuador terrestre de tal modo que el día tiene una duración igual a la de la noche en todos los lugares de la Tierra debido a que los rayos de sol llegan al Ecuador y son perpendiculares, a 90º de inclinación, respecto al eje de rotación del planeta. Como apunte, la palabra equinoccio proviene del termino latín “aequinoctium” que significa “noche igual”.
Además mientras en el hemisferio norte se produce el equinoccio de otoño en el hemisferio sur se produce el equinoccio de primavera. Al equinoccio de otoño se le conoce también como el primer punto de Libra por su origen hace miles de años en el inicio de dicha constelación.
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