“Meteocoaching” o cómo descubrir el Sol que llevas dentro

Eltiempo.es IA

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¿Has escuchado alguna vez la expresión “hoy estoy como el tiempo”? ¿Y que me dices cuando subes a un ascensor junto a un desconocido? ¿De qué habláis?

Podríamos decir que el ser humano está asociado al ritmo: los latidos del corazón, la respiración, los ciclos de sueño y un sin fin de rutinas que nos permiten darnos seguridad desde nuestra infancia.

Nuestro cerebro aprende significativamente a través de las metáforas de lo conocido, lo que nos acompaña día a día y que además presenta una dinámica similar a la nuestra. De ahí que sea fácil asociar un día gris con la tristeza o la alegría con el Sol.

La asociación de enfermedades y la meteorología data del propio Hipócrates. La radiación de sol, las horas de luz, la temperatura, la polución, la ionización, la humedad o la velocidad del viento son parámetros inestables que presentan una variación regular dando lugar a las estaciones del año y estando además condicionadas por otras variables tales como: la latitud, altura del nivel del mar, orografía o proximidad al mar u océano.

En términos fisiológicos la sensación de confort podría definirse como aquella en la que nuestro organismo requiere menos esfuerzo de regulación al entorno o donde se produce un menor intercambio de energía. Por tanto, la edad, la vestimenta, el somatotipo o el sexo, tendrá mucha influencia; pero también el proceso cognitivo que integra elementos psicológicos, fisiológicos y sociales.

Bien es cierto que en el trabajo, muchas tareas se desarrollan en lugares cerrados y por tanto minimizan en parte el impacto de estos parámetros meteorológicos. Pero también es cierto que si tomamos consciencia de su influencia, podemos emplear las condiciones climáticas como aliadas.

La percepción ambiental contiene una carga subjetiva importante fruto de las experiencias vividas y del grado de asociación con los acontecimientos meteorológicos.

Por tanto, es momento de tomar consciencia de la meteosensibilidad que podemos tener y del impacto sobre nuestro estado de ánimo que influye sobre las relaciones con los demás. Una vez detectadas las variables climáticas a la que somos mas sensibles (temperatura, humedad, ventilación, etc.). Algunas sugerencias de mejora son: incorporar fotografías de paisajes que permitan asociar experiencias positivas y provoquen un entorno de trabajo más agradable o plantas que ayuden a conectar con el entorno natural.

Pero igual de importante es saber lo que nos afecta, como conocer la forma de combatirlo. Así por ejemplo, a través de una desensibilización sistemática, trataríamos de minimizar progresivamente el impacto negativo que podrían tener los días de lluvias, niebla o frío por medio de estrategias como la incorporación de determinados colores o indumentarias, así como la incorporación de actividades gratificantes durante esos días; provocando así asociaciones positivas.

Mar Asenjo Vilares
Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense. Coach
Juana María Gutiérrez Caballero
Licenciada en Psicología (Universidad Salamanca)
Alberto Blázquez Manzano
Doctor en Ciencias del Deporte