Luna llena de noviembre 2018: la luna del castor

Alejandro Riveiro

Alejandro Riveiro

La luna llena de noviembre 2018 iluminará el firmamento en la noche del viernes al sábado

Encaramos la recta final de noviembre, y lo hacemos con la vista puesta en la luna llena. Es la luna del castor, que iluminará el firmamento en la noche del viernes y el sábado. Además, tendremos alguna buena oportunidad para observar el cielo.

Oficialmente, la luna entrará en fase de luna llena en la madrugada del jueves al viernes, a las 06:41. Apenas una hora antes de ponerse bajo el horizonte. Tanto en la noche del viernes al sábado, como en la del sábado al domingo, nuestro satélite seguirá mostrando su superficie iluminada por completo. En la jornada del viernes, la luna se alzará sobre el horizonte aproximadamente a las 18:37.

La Luna del Castor. Fotografia realizada en Ottawa, Canadá, el 14 de noviembre de 2016.
Crédito: Adrian Wyld/The Canadian Press/AP

Permanecerá en el firmamento hasta las 07:45, iluminándolo durante toda la noche. Se encontrará en la constelación de Tauro. En el firmamento le acompañará Marte. El planeta rojo será visible desde el atardecer hasta pasada la medianoche. Saturno será observable en las primeras horas de la noche. Poniéndose, aproximadamente, hacia las 20:15 de la tarde. Será una buena oportunidad para hacer fotografías de nuestro satélite junto al paisaje.

Pero, si lo que quieres es observar su superficie, es aconsejable esperar a la fase de cuarto menguante. Durante la fase de luna llena, la superficie del satélite está iluminada por completo y las sombras proyectadas son cortas. Por lo que es más difícil apreciar los detalles de su superficie. Además, su brillo también impedirá que podamos ver los objetos astronómicos más tenues, que serán oscurecidos por el satélite.

Una jornada tranquila

A diferencia de otras ocasiones, la Luna esta vez no estará en conjunción con ningún planeta. Tampoco podremos observar alguna lluvia de estrellas que se encuentre particularmente activa. La lluvia de las Leónidas finalizó hace tan solo dos días. Aun así, es posible observar el paso de alguna estrella fugaz ocasional. Además, si tienes a tu alcance cielos lo suficientemente oscuros, podrás observar algunos de los objetos del espacio profundo con ayuda de un telescopio o prismáticos astronómicos.

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Tampoco podremos contar con la presencia de los planetas, ya que solo Marte y Saturno serán visibles durante la noche. Pero sí podremos observar algunas de las constelaciones más brillantes y típicas de estas fechas. Es el caso de la propia constelación de Tauro. Orión también será visible durante la noche, con su reconocible cinturón, formado por las estrellas Alnilam, Alnitak y Mintaka. También podrás observar el núcleo de la galaxia de Andrómeda.

Así que, aunque no tendremos citas astronómicas espectaculares, salvo la propia luna llena, sí hay buenos motivos para observar el firmamento. Nuestro satélite entrará en fase de cuarto menguante el 30 de noviembre. Por lo que, si quieres fotografiar su superficie, ese es el mejor momento para hacerlo. En la cultura popular, la luna llena recibe muchos nombres. Tradicionalmente, utilizamos los que proceden de las tribus amerindias, pero en Europa también tenemos nuestros propios nombres…

La luna del castor

Así, la luna llena de noviembre es popularmente conocida como la luna del castor. Para su origen se indican dos explicaciones diferentes. Por un lado, por ser la época del año en la que los castores se activan y se preparan para hacer frente al largo invierno. Por otro lado, por ser la época del año en el que, precisamente por estar activos, poner trampas para capturarlos antes de que los pantanos se congelen. Así se aseguraban tener pieles para hacer frente a los rigores del invierno.

La luna llena de noviembre se llama del castor por ser la época del año en la que los castores se activan y se preparan para hacer frente al largo invierno

En Europa, la luna de noviembre ha sido popularmente conocida, también, como la luna del cazador, así como la luna de la escarcha y la luna de nieve. Los indios Ojibwe la denominaban la luna del espíritu pequeño. Para ellos, noviembre era el décimosegundo mes. Era un momento de reflexión espiritual para hacer frente a la llegada de un nuevo año. La tribu Tinglit la conocía como la luna del raspado, por ser esta la época del año en la que los osos raspan sus cuevas para prepararlas para el invierno.

Y, mientras en el hemisferio norte nuestros nombres hacen referencia a la inminente llegada del invierno, en el hemisferio sur sucede lo contrario. Para los maoríes de Nueva Zelanda, esta es la luna Hakihea. Llamada así por ser la época del año en el que las aves vuelven a verse en sus nidos. Ya que, en el otro hemisferio se preparan para la llegada del verano. Estés donde estés, hemisferio norte o sur, ¡no te olvides de la cita de este mes con la luna llena!

VÍDEO: ¿CÓMO NOS AFECTA LA LUNA LLENA A LOS HUMANOS?