Luchando contra el cambio climático desde el suelo hacia arriba

El secuestro de carbono de nuestra atmósfera es una de las iniciativas cada vez más aceptadas para luchar contra el cambio climático. Un nuevo estudio demuestra su potencial.

Mario Picazo

Mario Picazo

El secuestro de carbono puede ser fundamental para reducir el calentamiento global

Durante los últimos años se han propuesto diferentes alternativas para evitar que el volumen de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera siga aumentando. A parte de reducir las emisiones que lo producen, el secuestro de carbono, como se conoce técnicamente, es un método para reducir la huella de carbono humana y el actual ritmo de calentamiento del planeta.   

El suelo tiene la capacidad de absorber grandes cantidades de carbono a largo plazo. Hace años que se plantea está, como una de las principales vías para secuestrar carbono y ahora un equipo de científicos de varias instituciones internacionales han realizado un estudio para estimar cuanto podemos eliminar.

Los suelos de nuestro planeta absorben una importante cantidad del carbono que los humanos inyectamos en la atmósfera.

Según los datos que han analizado, el secuestro de carbono de nuestros suelos podría reducir hasta una tercera parte el aumento de la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera. Además de eliminar una buena parte del principal gas de efecto invernadero que fabricamos los humanos, se aumentaría el rendimiento agrícola en muchas regiones del planeta

El secuestro de carbono de nuestros suelos podría reducir hasta una tercera parte el aumento de la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera

Cada año la cantidad de dióxido de carbono en la atmósfera aumenta cerca de 4000 millones de toneladas debido a la emisión de gases de efecto invernadero. Si esa cantidad se consiguiera secuestrar vía los suelos terrestres, el carbono almacenado en los suelos a nivel global aumentaría solo un 0.4 por ciento. 

Si aumentamos el volumen de carbono en nuestros suelos, podemos mejor su productividad.

Los suelos son ya una gigantesca reserva de carbono, así que acumular más de ese exceso que producimos, no supondría un cambio tan grande a nivel de almacenamiento, y ayudaría a frenar el cambio climático. 

Hay una serie de medidas sencillas para aumentar la cantidad de carbono en el suelo, como por ejemplo el acolchado (cubrir el suelo con residuos de cultivos) o agregar carbón vegetal. Sin embargo, el método más importante consiste en aumentar el crecimiento de las plantas y, por lo tanto, el rendimiento de los cultivos. 

Hay métodos varios para llegar a este proceso de optimización. Entre ellos destacan el encalar los suelos ácidos, fertilizar según sea necesario o utilizar un riego inteligente. Según los expertos, cuanto más materia vegetal crece en el suelo, mejor está enraizado. Las raíces con sus redes de material orgánico ampliamente ramificadas, almacenan mucho carbono.

Por otra parte, la materia orgánica contiene nutrientes esenciales para el crecimiento de las plantas y, por lo tanto, promueve el rendimiento de los cultivos.

Algunas zonas más explotadas por prácticas agrícolas intensas podrían ser las más adecuadas para potenciar el uso de suelos que absorban más carbono.

Implementar un plan tan ambicioso no es simple. La calidad y las características de los suelos, junto con las tecnologías de gestión disponibles son muy diferentes según las zonas del mundo.

Secuestrar carbono a través del suelo es una gran iniciativa, pero requiere una detallada adaptación local. Las estrategias  a seguir son completamente diferentes en las regiones arroceras de Asia que, por ejemplo, en un campo de cereales en el norte de Alemania.

Poner en marcha medidas para secuestrar carbono puede ser particularmente efectivo sobre todo, cuando los suelos están parcialmente degradados por una explotación excesiva que les ha hecho perder mucho carbono.

Si se apuesta por regenerar este tipo de suelos, no solo se conseguirá secuestrar carbono de la atmósfera, también se mejorará el rendimiento agrícola de aquellas zonas que en la actualidad no producen el volumen de alimento deseado y lo necesitan con urgencia.