Las temibles bombas de lluvia: ¿qué son realmente?

Pueden llegar a ser tan destructivas como un tornado. Entérate de lo que son y cuándo se producen exactamente.

Jorge Robles

Jorge Robles

La primera vez que escuche la expresión “bomba de lluvia” solo pude imaginarme a King África chapoteando a lo loco su famosa canción en una gran piscina. Pero hay que admitir que es un término que en inglés, “rain bomb” engancha bastante (estos americanos son únicos poniendo nombres) y, además, por una vez, es fácil de traducir (muy literal) y resulta un término bastante descriptivo.

Imaginaros que estamos bajo una tormenta, pongamos que de cierta intensidad, y que de repente parte de esa gran nube llovedora (que será sin duda un cumulonimbo) se desploma sobre nuestras cabezas, confirmando el único temor de Astérix y Obélix. Además se trataría de un desplome en toda regla, con fuertes vientos y seguramente (ya veremos que no siempre es así) con una importante cantidad de agua cayendo sobre nosotros a gran velocidad.

Y aunque suene a película clase B de supercatástrofes meteorológicas, las “bombas de lluvia” existen. Bueno técnicamente deberíamos hablar de microrráfagas, microburst o, de forma quizás más castiza, “reventones”, un término que también puede tener buen marketing, ¿verdad pone-nombres americanos?

Bueno aquí debo de hacer un pequeño apunte o reflexión. En meteorología los “sucesos especiales” no suelen presentarse de forma totalmente independiente, ni con una causa única y no siempre existe un acuerdo global del mundo científico sobre su clasificación y estudio, de modo que algunos autores diferencian los términos que yo he interpretado como sinónimos. Sí lees este post y eres un experto apreciaré mucho tus comentarios. Seguimos avanzando.

+Fuente: Tucson Wet Microburst from Bryan Snider Photography on Vimeo.

¿Qué es un reventón o microrráfaga?


Así que un reventón o una microrráfaga podemos definirlo como una corriente convectiva (que implica transferencia de calor) descendente (“desplomadora”), que se suele producir en el seno de una nube de tormenta. Dentro de esos sabrosos cumulonimbos se pueden dar curiosos fenómenos físicos que favorezcan ese desplome de parte de la nube.

Primer mini-apunte de física. En termodinámica los cambios de estado de solido a liquido (fusión), de líquido a gas (evaporación) o directamente de solido a gas (sublimación), van acompañados de una “inyección” de energía (calor) que debemos de suministrar para que se produzcan ese cambio. Si, por ejemplo, nos encontramos dentro de una nube ese calor necesario debe de ser absorbido del seno de la propia nube, es decir, parte de esa nube “pierde calor” y se enfría. Seguimos.

Así dentro de un cumulonimbo de tormenta puede existir un enfriamiento de una “columna de nube” originado por la evaporación de agua líquida (gotas de lluvia y goticulas de la nube) y por la fusión y sublimación de hielo (copos de nieve y quizás granizo).

Segundo mini-apunte de física, en meteorología los enfriamientos vas asociados a “descensos”. El aire frío siempre es más pesado.

VER TAMBIÉN: ¿Existen de verdad las tormentas verdes?

Volvemos a nuestra nube. Con ese enfriamiento se inicia el descenso de la columna de aire. Pero, además, el contenido de agua o hielo que existe dentro de esa columna tiene un peso (llamado “carga de hidrometeoros”) que muchas veces es un factor crucial en el desencadenamiento de esa corriente descendente.

Así, bajo unas condiciones bastante concretas y estrictas, se puede producir ese desplome de lo que hemos llamado una “columna de nube”. La descarga puede llegar a ser espectacular.

El impacto de las bombas de lluvia


La “bomba de lluvia” arrastra con ella de forma casi instantánea la mayor parte del contenido de agua de esa zona de cumulonimbo (llueve “todo” a la vez). Además, ese descenso es brusco y se produce a una gran velocidad (podemos estar hablando de 100 o 120 km/h).

El impacto contra el suelo es tremendo y, además, provoca vientos radiales que pueden superar los 150 km/h, adoptando una peculiar forma de “rizo” en los extremos del suceso (ver gráfico de abajo). Quizás, la imagen conceptual de un tornado invertido sin giro sobre sí mismo sea la que más se ajusta a cómo podemos imaginar un reventón.

Afortunadamente no tienen una gran extensión y suelen presentar un diámetro inferior a los 4 kilómetros. Tampoco duran demasiado, generalmente 4 a 7 minutos. Su pronóstico es muy complicado y su registro también, sobre todo, por esa escasa duración y extensión, solo los “cazatormentas” muy atentos suelen obtener alguna imagen de estos sucesos.

Sus efectos destructivos pueden equipararse a los que ocasiona un pequeño tornado, aunque cómo ya he comentado, el “rastro de destrucción” será radial a partir del punto de impacto, mientras que en el tornado los destrozos convergen en una línea que describe su camino.

Y aunque en este post he hablado sobre todo de “bomba de lluvia”, también se producen microrráfagas o reventones secos en los que la evaporación de la gotas de lluvia es casi total y la precipitación no llega a alcanzar el suelo, de modo que los efectos de estos reventones se centran en el poder destructivo del viento generado por el descenso e impacto contra la superficie.

En fin, que Tutatis mantenga el cielo sobre nuestras cabezas (a buen Astérix le funcionaba), y sí se desploma lejos disfrutemos de la espectacularidad de estas “bombas de lluvia”.

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