Las razones por las que este invierno ha sido especialmente caluroso

El cambio climático está influyendo en el aumento de las temperaturas medias a nivel global.

Mar Gómez

Mar Gómez

El cambio climático está influyendo en el aumento de las temperaturas medias a nivel global

Las últimas semanas de febrero las temperaturas han sido noticia en nuestro país y en muchas zonas de Europa. Febrero ha dejado valores excepcionalmente altos y no ha sido el único mes. Diciembre fue el más cálido desde 1965 y enero cerró con un carácter cálido. Pero, ¿a qué se debe esto?

Durante todo el mes de enero y febrero ha predominado una oscilación ártica positiva. La oscilación del Ártico es un patrón dominante de las variaciones de presión en el Ártico.

Cuando es muy positiva, el aire frío queda confinado en el Ártico mientras que cuando es negativa tiende a descolgarse a latitudes más bajas. Este aire del polo queda confinado gracias a la corriente en chorro polar que es básicamente una corriente a gran altura que fluye de oeste a este y que determina el tiempo en nuestra latitud.

Oscilación del ártico en fase negativa

Cuando el índice de la oscilación ártica es positivo y ese aire queda confinado en el polo esta corriente en chorro es intensa y las borrascas afectan al norte del continente europeo, algo que propicia tiempo más cálido y húmedo al norte de Europa y más seco al sur, de ahí la escasez de precipitaciones en el sur de Europa y este ambiente primaveral.

Oscilación del ártico en fase positiva

Además, el índice de la Oscilación del Atlántico norte (NAO), muy relacionado con el anterior ha sido muy positivo.

Recordemos que la NAO, cuando presenta este signo, se caracteriza por reforzar el anticiclón de las Azores, impidiendo el paso de las borrascas hacia nuestras latitudes y desviándolas al norte de Europa, como ocurrió por ejemplo con el caso de la borrasca Dennis que afectó a Reino Unido.

Y ¿el vórtice polar? ¿ha tenido algo que ver?

El vórtice polar es básicamente una región de bajas presiones que confina el aire frío en el polo. Este se distribuye desde la troposfera a la estratosfera, por lo que tenemos un vórtice polar troposférico y otro estratosférico.

Sin embargo, a veces se perturba y puede incluso llegar a romperse. ¿Cómo? Puesto que se encuentra en la estratosfera, esta capa situada a partir de unos 12 km de altura hasta 50 km, sufre esos cambios o calentamientos repentinos que pueden desplazar o romper dicho vórtice. 

Cuando esto ocurre el aire frío confinado en esa región deja de estarlo y se desplaza hacia norte de Europa y norte de EEUU provocando olas de frío y en nuestro país un aumento de las lluvias.

El fortalecimiento excepcional del vórtice polar ha mantenido confinado el aire frío en el polo norte evitando desalojos hacia latitudes inferiores y no produciéndose olas de frío

Sin embargo, otras veces se fortalece, como ha ocurrido en esta ocasión, tanto que se ha considerado un fortalecimiento excepcional.

Al fortalecerse y hacerlo de esta manera ese aire frío queda confinado en el polo haciendo que la corriente en chorro polar —la que nos afecta a nosotros — quede también contraída hacia el Polo Norte, impidiendo que ese aire frío se descuelgue a latitudes inferiores y que en Europa se registren olas de frío intensas.

¿Tiene la “culpa” el cambio climático?

Evidentemente el cambio climático está influyendo con el aumento de las temperaturas medias a nivel global y por ejemplo enero de 2020 ha sido el enero más cálido en la historia de Europa desde que hay registros, superando al del año 2016; 2019 cerró como el segundo año consecutivo más cálido de la historia después de 2016.

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Es decir, la tendencia al alza de las temperaturas globales es innegable y es debida al cambio climático.