La tragedia de perder linces en España

El incendio forestal de Doñana ha calcinado zonas en las que habita este animal. El centro de cría de linces El Acebuche tuvo que ser evacuado.

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El incendio forestal de Doñana ha calcinado zonas en las que habita este animal. El centro de cría El Acebuche tuvo que ser evacuado.

Estamos muy concienciados de que en planeta hay animales en peligro, como el tigre, el oso panda o el orangután pero en nuestra naturaleza también hay especies vulnerables.

El lince ibérico es un felino típico de los bosques y montes mediterráneos. Habita en la Península Ibérica desde hace siglos y hemos diezmado la especie hasta un riesgo extremo de extinción total.

A comienzos del año 2000, la población apenas alcanzaba en España los 250 ejemplares. Se ubicaban en Andalucía, Montes de Toledo y Extremadura.

Poco a poco fueron consiguiendo extenderse y reproducirse hasta alcanzar los 330 individuos en el año 2013, y ya en el año 2015, gracias a las sueltas que se hicieron, se consiguió superar los 400 en libertad.

En la actualidad hay más de 500 linces en libertad

Los centros de cría jugaron un papel fundamental, ya que conseguían que se reprodujeran en un estado prácticamente de semilibertad, y posteriormente se ponían en libertad en su etapa juvenil.

En el año 2011 comenzó el proyecto europeo Life+Iberlince, que, con la colaboración de varias comunidades autónomas, empresas, asociaciones y países,

Las carreteras, el gran problema para los linces

Pese a la buena recuperación que se está produciendo, a menudo tenemos que lamentar varias muertes. Las carreteras son puntos negros. Atraviesan sus zonas de paseo y caza y es relativamente frecuentemente que salten a las noticias los atropellos.

Sólo en lo que va de 2017 ya han muerto más de media docena de ejemplares, pero año a año se repite el mismo problema. Uno de los casos más llamativos, fue el del lince “Kentaro” que se liberó en Montes de Toledo, y tras un largo periplo por la península, llegó hasta Oporto, donde fue atropellado.

El incendio de Doñana, un mazazo para la especie

El parque natural y el parque nacional de Doñana son un ecosistema único para el lince. Crían, se alimentan y viven en este enclave natural de una riqueza en biodiversidad única. El incendio de Doñana que comenzó el pasado fin de semana, ha afectado a una zona muy importante.

El centro de cría El Acebuche, tuvo que poner en marcha su protocolo ante el riesgo de incendios. Se pusieron a salvo las parejas reproductoras y los cachorros, pero debido a la urgencia, no se pudieron capturar la totalidad de ejemplares.

Se abrieron las puertas para que pudieran escapar los 13 individuos que quedaban.

Durante la fase de captura y transporte murió una hembra a consecuencia del estrés

Ahora las labores están en volver a localizar a todos los animales y devolverlos al centro. El riesgo ya ha pasado.

Un eslabón en el equilibrio natural

Los linces se alimentan en su mayor parte de aves, pequeños mamíferos o incluso reptiles. Es importante considerar que este animal es un regulador del ecosistema mediterráneo. Algunas zonas en las que no habita, pueden sufrir plagas de conejos que producen importantes daños en la agricultura. Si hubiera linces, se alimentarían de ellos.

A diferencia de lo que se pensaba por error hace años, no es un animal que se tenga que erradicar, sino que ayuda a mantener la biodiversidad y la riqueza natural de forma equilibrada.

La recuperación del lince, el compromiso de todos

En los últimos meses han nacido, al igual que pasara en los años anteriores, varias crías en libertad. Cada vez que llegan imágenes que se toman con cámaras de fototrampeo, suponen una gran alegría.

Cada nacimiento es un aumento importante en la población ibérica. Manteniendo nuestros bosques, evitando los incendios, y conduciendo con precaución en zonas señaladas como de paso de linces, podemos ayudar a recuperarlos.

Desastres ambientales como el de Doñana, suponen un mazazo para estos animales únicos, huidizos y misteriosos. Por eso, también debemos todos colaborar y evitar las negligencias, que puedan provocar este verano, una pérdida irreparable.