La elevada huella de carbono que genera la industria del cannabis

La creciente industria del cannabis aumenta su huella de carbono. Un reciente estudio analiza las causas principales de su aumento.

Mario Picazo

Mario Picazo

Un reciente estudio realizado por científicos norteamericanos muestra las crecientes emisiones relacionadas con el cultivo en instalaciones interiores

A medida que se ha ido legalizando la producción de Cannabis por el mundo, también ha ido aumentando de forma significativa la huella de carbono que produce. Así lo constata un reciente estudio realizado por la Universidad Estatal de Colorado. La contribución de carbono, no viene tanto de los gases que desprende la quema de la planta en sí, sino del consumo de energía que se emplea para su cultivo. 

Se requiere mucha energía por cada kilo de cannabis producido

El Cannabis se cultiva habitualmente en naves cerradas que requieren muchas horas de luz artificial y una climatización óptima. Para conseguir los ingredientes ambientales necesarios, hace falta generar electricidad durante largas horas y eso implica una elevada emisión de gases de efecto invernadero como el dióxido de carbono. 

El estudio realizado por los científicos americanos ha visto la luz en la prestigiosa revista Nature Sustainability. En el se constata que las principales fuentes de la elevada huella de carbono proceden de la producción de electricidad y del consumo de gas natural

El cultivo del cannabis requiere condiciones ambientales muy especificas que dependen en muchos casos de la generación de energía.

Durante el periodo de crecimiento, la planta necesita unas condiciones de humedad y temperatura específicas. El rango de temperatura suele oscilar entre los 18 y los 28 grados, aunque durante una buena parte de su crecimiento está entre 20 y 25 grados. La planta también crece mejor si las luces empleadas son de alta intensidad y a la vez se le suministra dióxido de carbono para acelerar el crecimiento y aumentar así la cosecha. 

El clima y la fuente de energía en cada estado determina la huella de carbono

En el estudio también se plantea la variabilidad de esa huella de carbono según el lugar donde se cultive el cannabis. El clima y las emisiones procedentes de la generación de energía varían de un estado a otro dentro del país. Si el clima es frío, el cultivo requiere más electricidad para mantener la temperatura interior de la nave o invernadero. Por otra parte hay estados que hoy en día ya generan una buena parte de sus electricidad con fuentes renovables, aunque otros no tanto. 

Cada kilo de flor seca de cannabis emite de media durante su ciclo de vida entre 2.283 y 5.184 kilogramos de dióxido de carbono

En Estados Unidos, cada kilo de flor seca de cannabis supone de media durante su ciclo de vida entre 2.283 y 5.184 kilogramos de dióxido de carbono. Comparando solo las emisiones de dióxido de carbono procedentes de la electricidad empleada para el cultivo de cannabis al aire libre o en interior, los valores suben de 22,7 kilos a 326,7

El cultivo de cannabis en interior supone emisiones mucho más elevadas que las del cultivo al aire libre

Los cultivos de interior demandan por lo tanto mucha más electricidad y emiten mucho más carbono que los que se encuentran al aire libre. Uno de los principales estados productores de cannabis en Estados Unidos es California. Allí el clima es más favorable y la generación de energía cuenta en muchos casos con el apoyo de fuentes renovables. 

En Colorado sin embargo, el clima es  frío, y las naves de cultivo requieren mucha energía para alcanzar la temperatura óptima sobre todo durante los meses de invierno. Florida al contrario, tiene las temperaturas ideales, pero un exceso de humedad que requiere el uso continuo de deshumidificadores para mantener la  humedad óptima durante el cultivo de la planta. 

Uno de los principales problemas a día de hoy, es la limitación que existe a nivel estatal y federal para transportar cannabis de un estado a otro. Con otro tipo de cultivos, la mayoría crecen al aire libre, donde el clima y otras condiciones hacen que sea relativamente fácil. Eso ayuda a optimizar el uso de energía para su crecimiento y producción.

Con el cannabis esa fórmula no es posible. Por ley, cada estado depende de su mercado individualmente, de ahí que en algunos, el cultivo genere una elevada huella de carbono.