Los riesgos del monóxido de carbono por la mala combustión de las estufas

El mal funcionamiento de calentadores, estufas y chimeneas de leña y una inadecuada ventilación pueden producir intoxicación muy grave.

Pablo Ramos

Pablo Ramos

El deficiente funcionamiento de calentadores, estufas y chimeneas de leña y una inadecuada ventilación pueden producir una intoxicación muy grave e incluso el fallecimiento.

Las intoxicaciones por monóxido de carbono aumentan con la llegada del frío. Este gas es un grave peligro, ya que es invisible e inoloro, y puede provocar graves daños en la salud e incluso el fallecimiento. De hecho, anualmente entre 5.000 y 10.000 personas sufren una intoxicación por monóxido de carbono y se calcula que provoca una media de 125 muertes cada año, especialmente en invierno, por el mal funcionamiento y la falta de ventilación de estufas de gas, calentadores, hornillos y chimeneas de leña, según advierte la  Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ).

La incompleta combustión de los hidrocarburos o madera de estos dispositivos puede provocar la inhalación de este gas tóxico produciendo graves daños en la salud ya que el monóxido de carbono se acumula en las viviendas si la circulación de aire y el funcionamiento es inadecuado, especialmente con los dispositivos de calefacción portátiles. Sin embargo, a pesar de sus características, es posible evitar males mayores si se conocen los efectos del monóxido de carbono en el organismo para actuar rápidamente.

Signos y síntomas de intoxicación por monóxido de carbono

En una primera fase, la intoxicación por monóxido de carbono se caracteriza por presentar dolor de cabeza, fatiga, debilidad general e incluso pérdida parcial de la movilidad de alguna extremidad o falta de aliento. Unos síntomas que en ocasiones pueden confundirse con los cuadros iniciales de una gripe.

Hay que revisar posibles fugas, grietas, ventilaciones bloqueadas, instalaciones defectuosas, malas conexiones de las líneas de gas y respiraderos o rejillas 

No obstante, si la exposición se prolonga, se pueden agravar hasta producir mareos repentinos, deterioro de la capacidad de pensamiento o  visión borrosa que deriven en convulsiones, un coma o la muerte.

Dispositivos de detección de monóxido de carbono

Sin embargo, es muy arriesgado actuar únicamente ante la aparición de estos síntomas de intoxicación. Por ello, es aconsejable disponer de detectores de monóxido de carbono para evitar daños en la salud que alerten ante niveles mínimos de este agente nocivo.  

Estos dispositivos se deben colocar en pasillos y habitaciones, comprobándolos periódicamente y tienen que estar certificados con el sello correspondiente que garanticen su calidad y su correcto funcionamiento.

Nunca hay que utilizar un generador de gasolina, una estufa de queroseno en un espacio cerrado

De todos modos, si en cualquier situación notamos estos síntomas por intoxicación de monóxido de carbono o se activan las alarmas hay que actuar con rapidez. Lo primero de todo es evacuar la vivienda y acudir a un lugar ventilado como zonas exteriores o con grandes ventanales. En estos casos, nunca hay buscar la fuente del gas tóxico ya que las consecuencias pueden ser dramáticas y deben ser los profesionales los que localicen la fuga.

Revisión de la ventilación en viviendas

Debido a la gravedad de las consecuencias por inhalar este tóxico gas hay que tener mucho cuidado y mantener las rejillas limpias y libres para que el aire pueda circular. Se deben revisar, al menos una vez al año, los conductos de humos o sistemas de ventilación de la propia estufa prestando especial atención a cualquier elemento que pueda bloquearlos (desde pelusas hasta polvo u otro material) así como de estos mismos circuitos de la parte exterior del inmueble. 

Sobretodo en las viviendas que vayan a calentarse en invierno con calentadores o estufas que funcionen con gas natural o propano, especialmente aquellas en las que acudimos de vez en cuando (como segundas residencias en pueblos o zonas menos frecuentadas).

En estos inmuebles hay que estar atentos a posibles fugas, grietas, ventilaciones bloqueadas, instalaciones defectuosas, malas conexiones de las líneas de gas y respiraderos o rejillas y recordar que nunca hay que utilizar un generador de gasolina, una estufa de queroseno o un calentador de carbón en un espacio cerrado.