Gafas de sol y deporte

Más de 2.000 personas pierden al año la visión de un ojo al no llevar las gafas correctas en la práctica deportiva. Te mostramos las principales lesiones y consejos para evitarlas.

Javier Vegas

Javier Vegas

Según estudios, más de 2.000 personas pierden al año la visión de un ojo al no llevar gafas en la práctica deportiva.  Con estos datos, es obligatorio informar sobre las principales lesiones oculares que se producen, sobre todo, ante la falta de información en el tema. De hecho, el 90 por ciento de las lesiones se pueden evitar haciendo un uso correcto de las gafas de sol.

Las lesiones pueden ser más o menos graves y van desde severas, con pérdida de visión completa, producidas sobre todo por impactos, a lesiones medias. Éstas son complicaciones debidas a la entrada de partículas al no usar gafas solares que a largo plazo producen mayor influencia de cataratas o el llamado “síndrome del ojo seco”. Se evita con una gafa de sol cerrada y con buena protección UV. Las lesiones más leves se deben a insolaciones por exceso de radiación solar, que producen dolor y molestias durante varios días, además de inflamación en cornea.

Para evitar cualquiera de estas lesiones, sean más o menos graves, os damos unos consejos en la utilización de las gafas de sol mientras practicamos deporte:

Utiliza buenas gafas de sol homologadas: Es importante utilizar gafas de sol que estén autorizadas por la CE y que nos protejan de la radiación ultravioleta. Por ello, lo mejor es adquirirlas directamente en ópticas de confianza. Unas buenas gafas nos protegerán de las radiaciones nocivas, y si éstas no filtran las radiaciones dañinas, pueden llegar en mayores dosis a cornea y cristalino. Además, unos buenos materiales no crean borrosidades ni distorsión en la vista. Destacar que el color de la lente no es importante, sino únicamente una cuestión de estética. Mientras estén homologadas, el color no importa.

En la nieve, extrema las precauciones: ¿Sabías que en la nieve refleja cerca de un 80% de la luz solar, mientras que en la arena lo hace entre un 10% y un 25%?  En un día de esquí la cantidad de rayos recibidos es abismal, por ello, al igual que con la piel, en los ojos las precauciones deben ser máximas. Uno de los problemas más habituales tras un día de esquí es la oftalmia. Se trata de una inflamación de la conjuntiva (la membrana mucosa que cubre el blanco del ojo y la parte interior de los párpados), y de la córnea. Aproximadamente la sufren un 20% de los que practican actividades en la nieve. Los principales síntomas son ojos rojos, picor, dolor o lagrimeo.

Por ello, llevar unas buenas gafas de sol hace que estos problemas sean mínimos o no nos afecten. Es importante destacar que las gafas de sol deben ser de cristal u orgánicas, pues las de polímeros de baja calidad pueden incluso dejar pasar los rayos UV a pesar de parecer muy oscuras.