Impactos del coronavirus: vuelos fantasma y cambio climático

Los aviones, aunque sin pasajeros, siguen despegando.

Maddalen Iza

Maddalen Iza

La reducción de viajeros debido al coronavirus podría ayudar a suavizar el cambio climático, de no ser porque los aviones, aunque sin pasajeros, siguen despegando

El número de casos conocidos de COVID-19 ha pasado de 100.000 infectados y afecta ya a más 100 países. Además del importante descenso de emisiones de dióxido carbono en China, otra consecuencia directa es la reducción de viajeros entre los países más afectados, lo que podría reducir las emisiones y el impacto climático asociados a la aviación.

Sin embargo, la realidad es que muchos aviones no están dejando de volar, aunque vayan vacíos.

¿Cómo afecta la aviación al clima?

La aviación es responsable de alrededor del 2% de las emisiones antropogénicas mundiales de dióxido de carbono, el principal gas de efecto invernadero. Además, su impacto es especialmente dañino por la altura a la que suelen volar, en el límite entre la troposfera y la estratosfera, en torno a los 10.000 kilómetros.

La estratosfera, como su nombre indica, es una capa muy estratificada. Mientras que en la troposfera las partículas se disipan con mayor facilidad, si alcanzan la estratosfera permanecen en la atmósfera mucho más tiempo, incrementando su efecto. Por tanto, la reducción de vuelos ayudaría a reducir su impacto sobre el calentamiento global.

Varios países han implementado restricciones de vuelo para mitigar la propagación del coronavirus. Algunos, como Japón o Estados Unidos, han prohibido la entrada de viajeros procedentes de China, donde se inició el brote, y en los últimos días varios países europeos, como España y Portugal, han cancelado los vuelos procedentes de Italia. Asimismo, la prudencia de los propios pasajeros está resultando en aviones casi vacíos.

¿Cómo es posible que haya aviones vacíos en el aire?

Los aviones siguen despegando para no perder su plaza asignada en los aeropuertos. Estas plazas están reguladas por la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA de sus siglas en ingles), que representa a más de 290 aerolíneas que suponen el 82% del tráfico aéreo total.

Para la reserva de plazas en el aeropuerto se aplica la regla 80/20 y permite a las aerolíneas ofrecer billetes con un año de antelación. La contrapartida es que deben utilizar el 80% de las plazas asignadas para no perder la reserva de determinadas franjas horarias para la próxima temporada, por eso la regla es conocida como “úsalo o piérdelo”.

A causa del coronavirus esta regla se ha dejado de aplicar para vuelos procedentes o con destino China y Hong Kong, pero sigue en vigor en el resto de los países. Con el fin de evitar vuelos fantasmas, el secretario de estado de transporte del Reino Unido ha solicitado a la Comisión Europea que permita flexibilizar y adaptar esta regla a las circunstancias.

La Comisión Europea ya ha respondido, indicando que tendrá en cuenta esta demanda. Esta medida ayudaría, además, a cumplir con los compromisos de cambio climático de la Unión Europea.