Imbornales: ¿qué son y cómo evitan inundaciones en las ciudades?

Esta solución urbanística juega un papel fundamental en la evacuación del agua en las calzadas, aceras y otras vías de uso público.

Pablo Ramos

Pablo Ramos

Los imbornales, una solución urbanística que juega un papel fundamental en la evacuación del agua en las calzadas, aceras y otras vías de uso público.

La situación provocada por la nevada y la borrasca Filomena en muchas ciudades ha puesto el foco en el mantenimiento de las infraestructuras de las ciudades, como los imbornales o alcantarillas. Más aún cuando en los próximos días se esperan intensas lluvias en muchos puntos del país. 

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Ante estas previsión la adecuación del alcantarillado y sistemas de evacuación de agua se antoja esencial por el derretimiento de la nieve y las precipitaciones. Pero, ¿qué son los imbornales y qué papel juegan para evitar inundaciones?

¿Qué son los imbornales?

Los imbornales son esas aberturas o ‘agujeros’ en las vías, generalmente cubiertos por rejillas, situados en los bordes de las calzadas o aceras, bajo los bordillos, que sirven para evacuar el agua de las vías de transporte, conducir el agua de lluvia o riego hasta la red de alcantarillado. 

Una vía mojada y con charcos entraña graves riesgos para la circulación de vehículos y viandantes

Más concretamente, suelen ser una solución urbanística con estructura propia destinadas a recolectar y evacuar el agua procedente de las precipitaciones y de la inclinación de las carreteras. 

¿Para qué sirven los imbornales?

“Los imbornales son fundamentales, ya que conforman la red de drenaje de aguas pluviales de nuestras vías. Sin los imbornales, no podríamos evacuar el agua de lluvia, riego, limpieza, etc. de nuestras vías, para reconducirla a la red de alcantarillado”, apuntan desde el Colegio de Ingenieros Técnicos de Obras Públicas a Eltiempo.es 

En este sentido, mantenerlas de forma correcta, sin que haya elementos que obstruyan su caudal, como hojas, ramas, o restos de basura o plástico, es fundamental para que funcionen de forma correcta. “Si toda esa agua no se drenara correctamente, nuestras vías estarían mojadas y se formarían charcos, poniendo en peligro la circulación y dificultando el normal funcionamiento de las mismas”, advierten desde esta entidad.

De hecho, las previsiones de importantes precipitaciones para los próximos días, en las que se esperan lluvias intensas en varios puntos del país, ha hecho que muchos ayuntamientos de grandes capitales se afanen en adecuar estos imbornales, las arquetas y las alcantarillas. Todo ello, para intentar limpiar de ramas, nieve y basura estos aguaderos antes de que caigan las precipitaciones y se produzcan inundaciones en algunos puntos de estos municipios. 

Riesgos por agua en la vía pública

“Una vía mojada y con charcos entraña graves riesgos para la circulación de vehículos y viandantes. La adherencia de los neumáticos a la capa de rodadura disminuye considerablemente con la existencia de agua, aumentándose la distancia necesaria para frenar, y, por tanto, exigiendo reducir la velocidad de circulación. Esto provoca tráfico lento, además de múltiples accidentes por alcances”, indican los ingenieros técnicos de obra públicas.

Por ejemplo, desde el 112 de la Comunidad de Madrid han hecho un llamamiento en el que piden a los ayuntamientos la eliminación de elementos con riesgo de caída y la limpieza de imbornales y alcantarillado 

Necesidad de mantenimiento periódico

En este comunicado, el 112 de la Comunidad de Madrid pide a los responsables de estas instituciones que “lleven a cabo las labores de mantenimiento de imbornales y alcantarillado que permitan evacuar ese agua y que no genere un problema añadido a estas nieves”. 

Una mala limpieza de los imbornales provoca la disminución de la capacidad de drenaje e incluso su obstrucción

Por su parte, desde el Colegio de Ingenieros Técnicos de Obras Públicas recalcan que es primordial mantener nuestra red de imbornales limpia y en buen estado ya que no hacerlo ocasiona que nuestra vías no drenen correctamente y se produzca acumulación de aguas en carreteras y acerados con las consecuencias negativas. 

“Se trata de una labor de limpieza periódica, que debe intensificarse en determinados momentos del año, pero especialmente en el otoño, ya que a los imbornales va a parar toda la suciedad y desechos de las vías, como arena, papeles, bolsas o plásticos, pero también hojas y ramas de los árboles. Todo ello provoca la disminución de la capacidad de drenaje de los imbornales, pudiendo llegar incluso a su completa obstrucción”, subrayan desde esta entidad.