Huracán Irma: ¿culpa del cambio climático?

Irma ha abierto el debate sobre el efecto que puede tener el cambio climático en la formación de huracanes tan intensos. Estas son algunas de las conclusiones.

Mario Picazo

Mario Picazo

  • ¿Es normal que se hayan formado dos huracanes tan intensos en tan corto espacio de tiempo?
  • El cambio climático no ha provocado la formación de Irma o de Harvey, pero sí los ha hecho más fuertes

VÍDEO: ASÍ TOCA TIERRA EL HURACÁN IRMA


Primero fue el huracán Harvey y ahora Irma. ¿Es normal que se hayan formado dos huracanes tan intensos en tan corto espacio de tiempo? ¿O estamos ante una señal evidente del cambio climático generado por la actividad humana?

La respuesta no es nada sencilla, aunque tengamos tres huracanes, Irma, José y Katia recorriendo diferentes zonas del Atlántico, y a Harvey aún en la retina. Irma es el huracán más intenso que se ha formado en aguas abiertas del Atlántico desde que hay datos, y Harvey ha pulverizado los registros de precipitación en muchas zonas del estado de Texas en tan solo 5 días.

Irma convertido en un potente huracán categoría 5 se apróxima a la isla de Barbuda en las Antillas Menores. Los vientos en este momento rondaban los 280 km/h.

¿Entonces, qué relación tiene está escalada de actividad meteorológica en el Atlántico tropical con el aumento de la temperatura de la tierra? ¿qué está pasando?

Los expertos aseguran que la formación de huracanes de manera continua como ha ocurrido en el Atlántico estás dos últimas semanas no es tan raro como parece. Agosto, septiembre y octubre son los meses de máxima actividad de una temporada que arranca el 1 de junio y concluye el 30 de noviembre.

El impacto de Irma sobre Barbuda ha sido tremendo. El 90% de las infraestructuras de la isla están destrozadas.

Ahora mismo estamos en los meses de máxima actividad, es el periodo en el que el 95% de las tormentas tropicales se forman y algunas acaban siendo huracanes de mayor o menor intensidad. Por ello, relacionar el cambio climático antropogénico con la actividad de huracanes, supone dejar en el aire un buen número de interrogantes.

Quizá el problema principal a la hora de estudiar está relación entre huracanes y cambio climático con el fin de sacar conclusiones sólidas, es que cada temporada solo se suelen registrar entorno a una docena de tormentas, lo que se traduce en una base de datos más bien limitada.

La formación de huracanes depende de dos ingredientes fundamentales: (1) Unas condiciones atmosféricas con poca cizalladura de viento en altura y que el aire entorno a la tormenta no sea seco y cargado de polvo. (2) Un océano con agua que supere en superficie los 26C.

Pero sí existen algunas señales de cambio climático relacionadas con la frecuencia e intensidad de huracanes que parecen ser más evidentes.

A medida que se calienta la tierra, y ese dato es evidente, la atmósfera acaba acumulando más vapor de agua, de manera que los huracanes de la misma forma que otras borrascas más pequeñas y sencillas, pueden producir más lluvia y generar vientos más intensos. Además, a medida que aumenta el nivel del mar en diferentes zonas del planeta, el impacto del oleaje generado por un huracán es cada vez mayor y las consecuencias más devastadoras.

Trayectoria de las tormentas tropicales y huracanes que hasta el 6 de septiembre de 2017 se han formado en el Atlántico.

Ya estaba previsto que esta temporada de huracanes en el Atlántico fuera más activa de lo normal y así está siendo. De momento se han formado 12 tormentas con nombre, 4 de las cuales han evolucionado a huracán, y dos de ellos Harvey e Irma, de momento a huracán intenso.

La comunidad científica se ha manifestado estos últimos días sobre los datos que arroja Irma y confirman, que el cambio climático NO ha provocado la formación de Irma o de Harvey, pero sí los ha hecho más fuertes.

Anomalía de la temperatura de la superficie del agua el 4 de septiembre de 2017. Resulta complicado encontrar agua menos cálida de lo habitual porque domina un océano cálido tanto en el Atlántico como en el Pacífico. En el extremo sur de Baja California y en la costa del golfo de México en Texas, las anomalías negativas son consecuencia del reciente paso de Lidia y Harvey respectivamente.

Esa es la señal que vienen anunciando desde hace ya varios años para un planeta tierra donde los océanos están cada vez más más cálidos como se viene observado año tras año. Energía, que como está ocurriendo esta semana con Irma, sirve de constante gasolina para que este, y otros huracanes, evolucionen hasta convertirse en auténticos monstruos de la naturaleza, incluso en zonas donde habitualmente no llegaban a ser tan intensos.