Cómo una caja de galletas hace desaparecer orangutanes

Una investigación denuncia que varias empresas arrasan la selva en Indonesia para cultivar el aceite de palma de galletas y otros productos.

Pablo Ramos

Pablo Ramos

Una investigación de Greenpeace International denuncia que varias empresas arrasan la selva en Indonesia para cultivar el aceite de palma de galletas y otros productos.

Parece una combinación extraña pero galletas, orangutanes y cambio climático tienen un vínculo común: la deforestación de bosques en Indonesia. Una reciente investigación, realizada por activistas y expertos de Greenpeace International, ha denunciado que varias empresas arrasan la selva tropical en este país asiático para cultivar aceite de palma que posteriormente sirve de ingrediente fundamental en multitud de marcas de galletas y otros productos.

“Estas compañías están destrozando el bosque y destruyendo el hábitat del orangután, empujando a estas hermosas e inteligentes criaturas al borde de la extinción. Están literalmente muriendo por una galleta”, detallan desde la organización ecologista.

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El futuro del sector del aceite de palma depende de la capacidad de adoptar un nuevo modelo de comercio basado en la transparencia radical

Según explica Greenpeace Internacional, unas 25 empresas productoras de aceite de palma han deforestado más de 130.000 hectáreas de bosque tropical desde finales de 2015 y cerca del 40% de este territorio se ha producido en la isla de Papúa, en Indonesia. “Esta es una de las regiones con mayor biodiversidad del mundo y hasta hace poco intacta por la industria del aceite de palma”, subrayan.

Falta de transparencia

La investigación de esta organización ecologista asegura que muchas de las grandes compañías que utilizan este aceite de palma no pueden garantizar que no se está obteniendo de compañías que destruyen la selva tropical debido a la falta de controles y  escaso seguimiento de estas entidades. Todo ello, a pesar del compromiso adquirido hace unos años para “limpiar sus cadenas de suministro” antes del año 2020.

“El futuro del sector del aceite de palma y otros depende de que sean capaces de adoptar un nuevo modelo de comercio basado en la transparencia radical, la verificación independiente y la tolerancia cero ante la deforestación y los abusos contra los derechos humanos”, defienden desde la organización ecologista.

Propuestas y demandas

Para ello, Greenpeace ha publicado una serie de demandas y exigencias a las grandes compañías para atajar el problema y fomentar el uso de una información veraz en los productos para los consumidores. Entre estas medidas, destacan la adopción de estándares sólidos como restricciones al comercio, suspensiones y el establecimiento de objetivos con fecha límite, hacer un seguimiento de las cadenas de suministro de los productores para identificar la deforestación, potenciar las acciones de conservación…

Además, también proponen la exigencia a las distribuidoras y otros proveedores de una verificación independiente de que todos los grupos de productores de sus cadenas de suministro cumplen con los estándares adecuados y la publicación de una lista completa de las plantas extractoras y grupos de productores cuyo aceite de palma procedente de la deforestación haya participado de su cadena de producción.