La estación china Tiangong-1 cae en el Pacífico Sur

Alejandro Riveiro

Alejandro Riveiro

Tras varias semanas de incertidumbre en las últimas semanas, esta madrugada se ha producido la reentrada de la estación espacial china Tiangong-1 en la atmósfera de la Tierra. Ha sido hacia las 2:15 de la madrugada del 1 al 2 de abril (horario peninsular)…

Durante las últimas semanas hemos visto cómo varias agencias de todo el mundo centraban su atención en vigilar los progresos de la estación china Tiangong-1. Tras su entrada en órbita en 2011, permaneció en funcionamiento durante algo más de dos años. Un tiempo que la agencia espacial china utilizó para poner a prueba diferentes procesos. En 2012 y 2013, sin ir más lejos, se llevaron a cabo diversas misiones tripuladas.

Concepto artístico de Tiangong-1 en el espacio.

Concepto artístico de Tiangong-1 en el espacio.
Crédito: CMSE

La historia de la reentrada descontrolada de la estación espacial se remonta a 2016. Fue en aquel momento cuando China anunció que había perdido el control sobre la estación. En realidad, lejos de ser un fracaso, debe considerarse todo un éxito. No se esperaba que la estación permaneciese más de dos años en funcionamiento. Pero superó las expectativas y se alargó hasta 2015, cuando parece que se dejó de trabajar con la estación espacial.

Es decir, en ningún momento se planteó que fuese una estación espacial permanente. Tampoco es la primera nave que entra de manera descontrolada en la atmósfera de la Tierra. En 1978 se produjo la reentrada de la estación espacial SkyLab, de los Estados Unidos. Fue una entrada descontrolada ya que la nave carecía de sistemas de navegación. La NASA intentó desplazarla a una órbita más lejana para que se quedase en el espacio de forma perpetua, pero no funcionó.

Una reentrada descontrolada, pero no peligrosa

Generalmente, en una reentrada, la mayor parte de la nave se desintegra. A menos, claro, que haya sido diseñada para regresar a la Tierra. es el caso de las cápsulas Soyuz en las que los astronautas regresan después de haber pasado un tiempo en la Estación Espacial Internacional. Esas cápsulas están diseñadas para enfrentarse a la reentrada atmosférica. Es, como decía Chris Hadfield (un célebre astronauta canadiense, conocido por sus experimentos en la estación), como pilotar un meteorito de vuelta al planeta.

Esta imagen muestra las regiones con mayor probabilidad de reentrada de Tiangong-1. Aunque se preveía que sería en las dos franjas amarillas (latitudes 43ºN y 43ºS) finalmente ha sucedido en la región verde.
Crédito: Aerospace Corporation

Cuando la nave que sufre una reentrada no está diseñada para ello, como fue el caso de SkyLab o Tiangong-1, el resultado es muy diferente. La mayor parte de la nave se desintegra en la atmósfera, bajo la inmensa resistencia a la que se enfrenta la estructura al chocar con la atmósfera. La posibilidad de que un fragmento pudiese caer en un lugar poblado era muy baja y se concentraba principalmente en dos franjas, en las latitudes 43ºN y 43ºS.

Finalmente, la reentrada se ha producido fuera de esa latitud, en pleno Océano Pacífico Sur, lejos de cualquier área poblada. Irónicamente, en muchos sentidos se puede considerar una reentrada casi perfecta. Porque ha sido hacia el norte de un lugar bien conocido por las agencias espaciales de todo el mundo: el Punto Nemo. Una remota región del Oceano Pacífico que podemos considerar un auténtico cementerio de satélites.

La utilidad del Punto Nemo

Cuando la reentrada se puede realizar de manera controlada, el lugar elegido para que la nave se desintegre es el llamado Punto Nemo. Está a 3.900 kilómetros de distancia de Wellington, Nueva Zelanda. Su elección no es accidental. Es la región más remota, del océano, de la superficie terrestre. Ha sido elegida por presentar la menor cantidad de riesgos tanto para la vida en superficie como la vida oceánica.

Ubicación aproximada del Punto Nemo.
Crédito: Wikimedia Commons/Tentotwo

En las profundidades del Punto Nemo descansa la ilustre estación espacial Mir. Junto a más de 260 naves que fueron estrelladas allí por las respectivas agencias espaciales de todo el mundo. Tiangong-1 se ha estrellado más al norte, pero sus efectos deberían ser mínimos en el océano. La mayor parte de los componentes de la nave se desintegraron en la atmósfera. Así que solo habrán sobrevivido pequeños fragmentos.

Mención especial merece el mundo de las redes sociales. Por su ubicación, parece poco probable que tengamos imágenes de cómo se vio la reentrada de la estación espacial desde la superficie de la Tierra. Eso no ha impedido que circulen algunas imágenes asegurando ser de Tiangong-1. En particular, el vídeo de la Agencia Espacial Europea, de la reentrada del vehículo Julio Verne, en 2008, está dando la vuelta en las redes como supuesto vídeo de la reentrada de Tiangong-1.

Tiangong-2 ya está en funcionamiento

La sucesora de la estación espacial Tiangong-1 es Tiangong-2. Fue lanzada en septiembre de 2016 y se encuentra actualmente en órbita. Al igual que su antecesora, no ha sido diseñada para funcionar como una estación permanente. Es, en su lugar, una estación de pruebas para la Estación Espacial Modular China que se lanzará en algún momento entre 2019 y 2022. Ya se han llevado a cabo algunas pruebas con éxito en ella.

Maqueta de la estacion espacial Tiangong-2 con la nave Shenzhou acoplada.
Crédito: Wikimedia Commons/Leebrandoncremer

De momento no tiene fecha para dejar de funcionar. China solo ha comunicado que las misiones llevadas a cabo hasta el momento, incluyendo una de reabastecimiento, que se produjo en 2017, han sido un éxito. Cabe recordar que la nación fue excluida de utilizar la Estación Espacial Internacional en 2011. La decisión, tomada por Estados Unidos, se basó en supuestos riesgos para la Seguridad Nacional del país norteamericano.

Por ese motivo, China está desarrollando su propio programa espacial de manera paralela. La decisión de EEUU ha sido criticada a lo largo de los años, pero no parece que vaya a haber un cambio de mentalidad en el futuro próximo. Entienden que para China el control del espacio es una de las mejores herramientas para convertirse en una herramienta económica, tecnológica y militar que ponga en serios apuros a la economía estadounidense.

No será la última reentrada descontrolada que veamos

Con todo esto, hay que decir que la de Tiangong-1 no es la última reentrada descontrolada que veremos. Aunque no es ideal, hay que tener claro que el riesgo que suponen este tipo de reentradas es extremadamente bajo. Es millones de veces más probable ganar la lotería que sufrir el impacto de un fragmento de una nave espacial que ha reentrado de manera descontrolada en la atmósfera de la Tierra.

La Estación Espacial Internacional.
Crédito: NASA

De hecho, en la historia de lanzamientos espaciales solo hay constancia de un impacto sobre una persona. Tuvo lugar en 1996. Le sucedió a Lottie Williams, una mujer residente en Oklahoma (EEUU). Recibió el impacto de una pequeña pieza de 15 centímetros que se había desprendido de una nave durante su reentrada. Las consecuencias del impacto fueron mínimas. Ni siquiera fue herida.

En el mejor de los casos, en una reentrada descontrolada, podemos esperar ver un buen espectáculo. La desintegración de una nave en la atmósfera es similar, hasta cierto punto, a una lluvia de estrellas. La posibilidad de encontrarse con un resto de basura espacial es baja. Pero, si te sucede, evita la tentación de quedártelo. La legislación indica que hay que devolver la pieza al país de origen. En el caso de Tiangong-1, si no se hubiese desintegrado en el Océano Pacífico, habría que devolver sus fragmentos a China…