El crucial papel del cambio climático en la ‘España vaciada’

Pablo Ramos

Pablo Ramos

El calentamiento global tiene unas mayores consecuencias en el entorno rural al depender más de la naturaleza.

La ‘España vaciada’ –esos pueblos que poco a poco se van quedando sin gente- no solo sufre una continua despoblación. También está expuesta a las consecuencias derivadas del cambio climático, que pueden llegar a afectar en mayor medida a estas zonas, al poseer menos recursos para combatirlo que el entorno urbano.

La ‘España vaciada’, por regla general, dispone de menos tejido industrial y comercial. Basa gran parte de sus modelos de vida en el sector agrario y la naturaleza, por lo que está más expuesta a las alteraciones meteorológicas.

Así, las sequías continuadas de las últimas décadas han provocado una reducción de los rendimientos del campo y una baja rentabilidad de las actividades ganaderas extensivas al verse mermados los pastos por la falta de lluvias.

La pérdida de oportunidades genera un movimiento poblacional desde las zonas más desfavorecidas hacia las grandes ciudades

Esta situación ha provocado una notable reducción de los puestos de trabajo del sector que ha ido parejo a la pérdida de población de estos municipios. Un claro caso son las sequías que merman la producción del cereal en comarcas como Teruel, una de las provincias con menor densidad de habitantes por kilómetro cuadrado.

El agua como motor económico

Otro claro ejemplo, es la reducción paulatina de población y la economía de los municipios de la cabecera del Tajo. Una comarca que debido a la falta de precipitaciones y a los continuos trasvases de agua ha visto reducida su actividad hostelera, la visita de turistas y el cierre de múltiples negocios.

Esta pérdida de oportunidades económicas genera también un movimiento poblacional interior desde las zonas más desfavorecidas, como la ‘España vaciada’, hacia las grandes ciudades o centros industriales.

Así, en las provincias de Segovia, Palencia, Soria o La Rioja, la población se concentra en los núcleos urbanos y los pueblos han reducido su población.

De hecho, las alteraciones en las temperaturas y las precipitaciones producidas por el cambio climático ya han provocado que algunas regiones del país vean reducida notablemente su superficie de cultivo y por tanto su modelo de vida con la pérdida empleos en el sector el primario y el terciario.

La población rural y actividades como la ganadería extensiva son fundamentales mantener los bosques limpios

Una población que se ha convertido en ‘refugiados climáticos’ dentro del propio territorio del país al tener de abandonar su lugar de residencia ante la imposibilidad de desarrollar un modo de vida viable.

El cambio climático aumenta el riesgo de incendio

Por otro lado, decenas de estudios y expertos han señalado en los últimos años que el cambio climático traerá consigo un incremento de los incendios forestales.Principalmente por el aumento de las temperaturas y la mayor duración e intensidad de las olas de calor.

Algunos de los bosques de la ‘España vaciada’ son capaces de almacenar más carbono y con una gran biodiversidad

En este sentido, en la ‘España vaciada’, la población rural y actividades como la ganadería extensiva son dos factores fundamentales para mantener los bosques y el monte bajo limpio por lo que la gente que reside en los pueblos puede llegar a ser un elemento fundamental de prevención de las llamas.

Además, en este territorio se encuentran algunos de los bosques que son capaces de almacenar más carbono y con una gran biodiversidad siendo fundamentales para mitigar los efectos cambio climático.

Según un estudio, liderado por la investigadora Judit Lecina-Diaz, estas zonas boscosas son de máxima prioridad y hay que gestionarlas o protegerlas para conservar su gran valor natural y su capacidad de amortiguar los efectos del calentamiento global.

La mayor parte de estos bosques están en el tercio norte peninsular, pero dentro de la denominada ‘España vaciada’ también se encuentra este tipo de superficie forestal en las serranías entre Cuenca y Guadalajara, entre Teruel y Castellón y en los montes situados entre Soria, La Rioja y Burgos.