¡Escapa del frío! Los secretos tras las islas más desconocidas de Canarias

Descubre El Hierro, La Gomera y La Palma y relájate en las islas donde hace «bueno» durante todo el año.

Noelia Hernández

Noelia Hernández

Descubre El Hierro, La Gomera y La Palma y relájate en las islas donde hace «bueno» durante todo el año

Sol, playa y temperaturas cálidas. Cuando uno piensa en las Islas Canarias es inevitable asociarlas a momentos de relax propios de nuestro verano austral. Con la ventaja de que en este archipiélago, más cerca geográficamente de África que de Europa, pueden disfrutarse durante todo el año.

Lanzarote, Fuerteventura, Tenerife y Gran Canaria suelen estar entre los destinos más visitados. Pero si se busca algo diferente, El Hierro, La Gomera y La Palma ofrecen al visitante un turismo alejado de las masas y con experiencias únicas en contacto con la naturaleza.

A la hora de organizar el viaje, el visitante ha de tener en cuenta que los alojamientos no son tan numerosos como en el resto del archipiélago. Entre las alternativas disponibles están los hoteles de Paradores de Turismo. Hay uno en cada isla y con el valor añadido de estar ubicados en sus capitales.

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Solo La Palma tiene vuelos directos con la Península. Para llegar hasta las otras dos lo más habitual es hacerlo desde Tenerife, donde hay líneas regulares con sus aeropuertos. A La Gomera, donde comienza nuestra recorrido, también se puede llegar por mar desde el puerto de Los Cristianos, al sur de Tenerife. El trayecto dura unos 60 minutos y el desembarco se realiza en la capital, San Sebastián de La Gomera.

Encontrarás temperaturas siempre agradables, todo tipo de vegetación y el mejor catálogo de playas y alojamientos 

La Gomera y su bosque milenario

Es en la isla más cercana al resto del archipiélago donde comienza este recorrido. Desde el año 2011 tiene la categoría de Reserva de la Biosfera por su ecosistema terrestre y marino. El senderismo y sus paisajes boscosos es lo que atrae a sus visitantes.

Destaca el Parque Nacional de Garajonay, en el centro de la isla y declarado Patrimonio Natural de la Humanidad por la Unesco. Sus bosques milenarios de laurisilva, de un verde intenso, se pueden encontrar en muy pocos lugares del mundo. Una vegetación que se mezcla con arroyos y barrancos. Justo antes de entrar al parque nacional, es parada obligada el Mirador de los Roques. Desde aquí se contemplan cinco grandes bloques de lava solidificada.

En San Sebastián de la Gomera, salpicada de casas blancas, se pueden visitar lugares vinculados al viaje que hizo Colón en su descubrimiento de América. Uno de ellos es la iglesia de la Asunción, donde la leyenda cuenta que rezó antes de partir.

Es aquí, en su capital, donde podemos alojarnos en el Parador de la Gomera. Un hotel de arquitectura isleña y desde donde se avista el Teide, en Tenerife. Además, es uno de los lugares donde todavía se puede disfrutar del silbo gomero. Declarado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad y que era utilizado por los habitantes de la isla para comunicarse entre ellos a grandes distancias.

La Palma, la más bonita

La siguiente parada de nuestro recorrido es La Palma, conocida como ‘La isla bonita’. Sus algo más de 700 km2 reúnen paisajes volcánicos, vegetación exuberante, playas de aguas transparentes, cielos limpios y 1.000 kilómetros de senderos señalizados para recorrer su abrupta orografía.

Para organizar la visita, una de las mejores localizaciones es la capital, Santa Cruz de la Palma, y sus alrededores, donde se ubica el Parador de La Palma. Desde aquí se tiene acceso rápido a las dos vías de entrada a la isla por mar y aire. Además de tener a mano todos los servicios necesarios.

El casco histórico de Santa Cruz está formado por calles empedradas y casas de estilo colonial, con balcones y de alegres colores. Edificios que comparten espacio con la iglesia del Salvador, con artesonado mudéjar; y el ayuntamiento, con fachada plateresca. Como curiosidad, al final de la plaza de La Alameda hay una réplica de la nave Santa María, con la que Colón lideró su expedición a América, que alberga el Museo Naval.

Entre los imprescindibles para conocer la isla está la Caldera de Taburiente, un cráter volcánico de ocho kilómetros de ancho de gran riqueza geológica y botánica, donde los grandes protagonistas son sus arroyos y cascadas. En su cima está uno de los mejores observatorios astrofísicos del mundo: el Roque de los Muchachos, a 2.420 metros de altitud.

El Hierro, el pequeño gran descubrimiento

Con la más pequeña de estas tres islas cerramos el recorrido. Aquí nuestro alojamiento, el Parador de El Hierro , está a pie de playa y ubicado en Valverde, la capital de la isla. Rodeado de montañas volcánicas, es una de las mejores formas de empaparse de uno de los paisajes más característicos de nuestro último destino.

La playa donde está localizado el Parador es una de las pocas con las que cuenta la isla que, sin embargo, es uno de los mejores destinos para los amantes del submarinismo. Cuenta con 46 puntos de inmersión para contemplar su geografía y fauna marina. Entre ellos los de la reserva marina de La Restringa, con hasta 300 metros de profundidad.

Como ocurre con La Gomera y La Palma, El Hierro también cuenta con zonas de vegetación espesa debido a su clima cálido y húmedo. Pero en este caso su peculiaridad está en los árboles retorcidos por el viento del Parque Rural de Frontera. Algunos de hasta ocho metros de altura y que llegan a tocar el suelo.

Las erupciones volcánicas en esta isla –la última de ellas registrada en 2011– han dado regalos a sus habitantes como el Charco Azul. Una piscina natural de agua salada protegida de las corrientes del Atlántico. Para quien prefiera las vistas panorámicas, puede disfrutar de ellas en el Mirador de la Peña, a 700 metros de altitud y diseñado por el artista canario César Manrique.