¿Es cierto que te pones moreno si está nublado?

La radiación solar es capaz de atravesar las nubes e incidir de tal manera que puede incluso dañar la piel.

Pablo Ramos

Pablo Ramos

La radiación solar es capaz de atravesar las nubes durante un día nublado e incidir de tal manera que puede incluso dañar la piel.

Tomar el sol durante el verano es una de las actividades más comunes para la mayoría de la población ya sea en la playa, en la piscina e incluso en el campo. Sin embargo exponerse a los rayos del sol de forma adecuada requiere utilizar protección solar en cualquier momento del día, ya sea una magnífica jornada despejada o cuando esté nublado y las nubes encapotan el cielo, para no dañar nuestra piel

En contra de la creencia popular, incluso en los días nublados la incidencia del sol puede ser muy intensa. “En un día completamente nublado, hasta el 40% de la radiación ultravioleta llega a la tierra por lo que te puedes poner moreno e incluso dañar la piel”, afirma la doctora Yolanda Gilaberte, vicepresidenta de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV).

playa atardecer

Durante las jornadas cubiertas en la época estival, se debe tener un especial cuidado con la radicación. Ya que, aunque la sensación de calor pueda ser inferior, el sol se filtra a través de las nubes. “Las que más protegen son aquellas nubes bajas y gruesas pero incluso en estos días se debe utilizar el fotoprotector cada dos o tres horas y siempre después de cada baño o de una excesiva sudoración”, explica la dermatóloga Gilaberte.

“No existe un máximo de horas para broncearse, depende de la piel de cada individuo»

En función de la densidad de las nubes, los rayos del sol, sobre todo los UVA, son capaces de atravesarlas hasta en un 80% según los datos de la Skin Cancer Fundation. Además, esta entidad recuerda que la radiación también puede verse intensificada por el reflejo de la radiación en la arena, el agua, las nubes o el hormigón.

El bronceado, mecanismo de protección

Hay que recordar que exponerse al sol en las horas centrales del día es un gran error, más aún si se realiza sin ningún tipo de protección solar. “El bronceado es un mecanismo de defensa de la piel ante una agresión externa. Hay personas que nunca o difícilmente se broncean, porque tienen una piel muy blanca y ojos y pelo claro, pero se empeñan en broncearse e inevitablemente se queman”, subraya la vicepresidenta de la AEDV.

proteger la piel con protección solar

Con respecto a la periodicidad adecuada para recurrir al protector solar, los profesionales recuerdan que no se debe utilizar un fotoprotector para “tomar el sol” sino que se debe disfrutar del aire libre. Y utilizar esta protección solar para que esa exposición sea segura y no se produzcan lesiones cutáneas. “Debemos aplicar protector solar en cantidad suficiente y elegir el idóneo para nuestro tipo de piel para volverlo a  aplicar cada 2 o más horas según sea su remanencia y dependiente de nuestra actividad física”, resume la doctora Yolanda Gilaberte.

“El bronceado es un mecanismo de defensa de la piel ante una agresión externa»

Tiempo de bronceado y vitamina D

Esta protección solar permitirá asegurar un nivel óptimo de vitamina D, sin lesiones en la piel. Para obtener esta vitamina, en general es suficiente con exponerse al sol de 10 a 15 minutos, en brazos, cara y piernas, de dos a tres veces a la semana. Sin embargo, durante el verano, ese tiempo aumenta notablemente en la población. Hay que prestar atención ya que el daño producido en la piel es acumulativo a lo largo de toda la vida. “No existe un máximo de horas, depende de la piel de cada individuo y de las características climatológicas y geográficas”, detalla Gilaberte.

La diferencia a la exposición solar entre el invierno y el verano en el caso de España, donde aumenta la intensidad del sol y las horas de luz en época estival, es fundamental para obtener esos niveles adecuados de vitamina D. “Durante el período de enero a marzo en las zonas costeras del sur de España es necesario un aumento de aproximadamente cuatro veces el tiempo de exposición para la obtención de los niveles saludables de vitamina D con respecto al verano”, describe Gilaberte.