El otoño y la alergia a los ácaros

El otoño es la estación de los ácaros. Te contamos qué son y cómo reducir las alergias.

Marian

Marian

VÍDEO: ¿QUÉ ES LA ALERGIA? CAUSAS Y SÍNTOMAS

 

No los ves, pero están ahí. Mientras duermes. Mientras haces zapping en el sofá. Mientras acaricias a tu gato en el sillón orejero. Son los ácaros, unos seres diminutos que los alérgicos conocen muy bien.

Estos bichos tan feos, que se encuentran dentro de la categoría de los arácnidos, como las arañas, los escorpiones, o tu suegra, son en realidad organismos microscópicos que viven en nuestro hogar, concretamente en el polvo doméstico. Apenas alcanzan el medio milímetro y pueden convivir hasta cientos de ellos en tan solo un gramo de polvo. Existen alrededor de 50.000 especies de ácaros, aunque son las familias Pyroglyphoidae, Acaroidae y Glycyphagodae las que más problemas de alergias causan. Y, piénsalo, viven todas en ese mueble que llevas meses sin limpiar.

El otoño es la época del año en la que se dan las mejores condiciones para la vida de los ácaros, pues necesitan una temperatura entre 20º y 30º, y una humedad relativa superior al 50% para desarrollarse. Las alfombras, cortinas, peluches, almohadas y, sobre todo, los sofás y colchones, son un auténtico paraíso para estos seres, especialmente si tú te encuentras en ellos, pues resulta más fácil conseguir los citados factores de humedad y temperatura. Efectivamente, mientras ves la tele, ellos están ahí a tu lado reproduciéndose, alimentándose de tus restos de piel humana, y generando excrementos, que son los verdaderos causantes de las alergias. Son más majos…

La rinitis y el asma son los principales síntomas de la alergia a los ácaros, por lo que en muchas ocasiones se confunde con un simple resfriado. No obstante, si estos síntomas se prolongan durante más de una semana, lo mejor es consultar con un especialista. No resulta fácil luchar contra estos seres malvados, pero se pueden seguir una serie de medidas para, por lo menos, hacerles la vida un poco más complicada:

  • Ventila bien la casa, especialmente los dormitorios. Con esto conseguirás bajar la temperatura y la humedad y ayudarás a destruir la comuna hippie de ácaros que se había formado en tu cama.
  • Lava las sábanas, mantas y fundas con agua caliente una vez a la semana, y limpia a menudo el sofá y los sillones. No intentes meterlos en la lavadora; no caben, ya lo he probado.
  • Si tienes mascotas, cepíllalas con frecuencia, pues el pelo de los animales favorece la aparición de estos pequeños bichejos.
  • Elimina las alfombras y los peluches de los dormitorios. Eso incluye deshacerse del oso tuerto con el que llevas durmiendo abrazado 43 años. Será duro. No te preocupes, desde eltiempo.es te ayudaremos a superarlo.