El metano, un potente gas de efecto invernadero, subestimado durante años

Durante años hemos subestimado la concentración de metano en nuestra atmósfera, ¿qué significa este para el clima terrestre?

Mario Picazo

Mario Picazo

Un nuevo estudio alerta que las emisiones de metano son mayores de lo estimado durante décadas.

El metano, uno de los gases de efecto invernadero más eficientes, ha más que duplicado su concentración en la atmósfera desde tiempos preindustriales.

La cantidad de gas que emitimos hoy a través de las principales fuentes antropogénicas, incluyendo la extracción y el uso de combustibles fósiles, se ha convertido en un importante tema de debate, sobre todo a raíz de la publicación de un estudio por un grupo de científicos dirigidos por Benjamín Hmiel, investigador en la Universidad de Rochester, Nueva York.

En él se pone de manifiesto que durante años hemos subestimado la cantidad de metano que los humanos hemos inyectado en la atmósfera sobre todo a través del uso de combustibles fósiles.

Concentración de metano en la atmósfera entre 1980 y 2020. Fuente: NOAA

El estudio publicado en la revista Nature muestra cómo las emisiones de metano en realidad son entre un 25% y un 40% más elevadas de lo inicialmente previsto.

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Aunque el dióxido de carbono es el principal gas de efecto invernadero de origen antropogénico que llega a nuestra atmósfera, el metano es el segundo, pero su capacidad de atrapar energía en la atmósfera es mucho mayor, lo que a su vez implica un mayor calentamiento del planeta.

Por otra parte, el metano desaparece de la atmósfera mucho más rápido, en aproximadamente una década se diluye, mientras que el dióxido de carbono tarda cerca de un siglo.

Resumen de los hallazgos del metano ilustrados por Michael Osadciw de la Universidad de Rochester, Nueva York. Fuente : Benjamin Hmiel et al.

Los valores de las concentraciones de metano utilizados en estudios anteriores se habían obtenido usando datos de inventario de las fuentes naturales de metano en todo el mundo. Sin embargo, en este estudio, los datos proceden del análisis del aire atrapado en muestras de hielo de Groenlandia y Antártida que datan de 1750.

Las emisiones de metano en realidad son entre un 25 y un 40 por ciento más elevadas de lo inicialmente previsto

Hoy en día, la ciencia puede cuantificar con precisión la cantidad total de metano que se inyecta en la atmósfera cada año, y aproximadamente cuánto es de origen biológico o fósil. Pero, descubrir qué parte proviene de fuentes naturales o de fuentes antropogénicas es más complicado.

Según Vasilii Petrenko, uno de los principales autores del estudio, «ha sido todo un desafío aclarar este aspecto de la emisión de metano, porque en la atmósfera actual, los componentes naturales y antropogénicos de las emisiones fósiles se ven iguales».

Joeri Rogelj, del Imperial College de Londres, experto en balances de carbono, agrega que ¨los datos con los que trabajamos hoy, nos muestran dónde podemos actuar contra el cambio climático, y cuáles son las cantidades de gases de efecto invernadero que podemos emitir sin pasar un determinado umbral de temperatura.

Los animales como las vacas, a través de sus eructos y flatulencia,s aportan una importante cantidad de metano a la atmósfera terrestre.

Hoy en día es fundamental poder cuantificar, con la mayor precisión posible, las concentraciones de gases de efecto invernadero como el metano o el dióxido de carbono. Solo así podremos saber con cierta precisión, si los compromisos firmados en París en 2016 son realmente alcanzables, y si el recorte previsto de las emisiones de estos gases será o no suficiente para limitar el aumento térmico del planeta a 1.5oC.

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