El mensaje climático tras esta misteriosa escultura de Bilbao

La imagen de la cabeza de una niña gigante reposa desde hace semanas en la ría de la ciudad vasca para poner de manifiesto la necesidad de actuar ante el cambio climático.

Pablo Ramos

Pablo Ramos

Hace unas semanas, en la ría de Bilbao junto al puente Zubizuri, amanecía una escultura de una niña sumergida en el agua con un misterioso mensaje climático. El objetivo es concienciar sobre la necesidad de actuar ante el calentamiento global y los riesgos que conlleva para las personas, en especial la subida del nivel del mar en todo el mundo. 

Esta llamativa pieza, denominada BIHAR, es obra del artista mejicano Rubén Orozco, un auténtico experto en la escultura viva, busca reflejar el devenir constante del tiempo que se representa con la subida y la bajada de las mareas de la Ría de Bilbao. Pero sobre todo, una escultura que pretende reflejar la expectación por las decisiones que se tomarán que determinarán si vivimos hundidos o sacamos la cabeza. 

Bihar (mañana, en euskera), es una intervención escultórica que busca poner de manifiesto el impacto de las decisiones sociales actuales en el devenir de las vidas de los jóvenes. Y ahora, la Fundación BBK pone el foco en el futuro de las próximas generaciones”, ha recalcado Rubén Orozco en sus redes sociales.

Reflexión climática hacia el futuro de los jóvenes

Según los promotores de la Fundación BBK, “BIHAR: Elegir el Mañana” es un ejercicio de pausa, de mirar lo que está cambiando y sobre todo, de reflexión futura sobre lo que puede suceder si seguimos apostando por modelos no sostenibles. “El futuro de BIHAR, nuestro futuro, está en el presente”, aseveran estos responsables. 

Además, de forma paralela a esta escultura se ha realizado una pieza audiovisual que distópica plantea un escenario plausible de la sociedad del mañana. A lo largo de la vida de BIHAR, en un plazo no muy largo, se pueden producir grandes cambios en el planeta si no se opta por modelos de competitividad más sostenibles que los actuales. 

“Vivimos en un mundo en el que la velocidad, la inmediatez o la facilidad determinan muchas de nuestras decisiones. Este mismo ritmo acelerado de vida hace que los cambios que ocurren a nuestro alrededor muchas veces pasen desapercibidos”, indican los promotores. 

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