El IPCC rotundo: hay que limitar el calentamiento global a 1.5 C

El reciente informe del IPCC muestra un planeta tierra en la cuerda floja y las directrices para evitar que el calentamiento global supere el grado y medio.

Mario Picazo

Mario Picazo

El reciente informe del IPCC (Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático) ha generado más titulares sobre el futuro del clima de la tierra que ningún otro informe publicado hasta la fecha. Con un sin fin de titulares como los de hoy anunciando que tenemos que actuar urgentemente para limitar el calentamiento global a 1.5oC y así salvar mucho de lo que nos ofrece el planeta, quizá, conseguiríamos que la humanidad actué de acuerdo con el problema al que nos enfrentamos.

Portada del informe del IPCC relacionado con el calentamiento global de 1.5 C.

El esperado informe presentado este lunes en Corea del Sur, cuenta con el aval de un equipo de científicos de gran renombre especializados en cambio climático. Su evaluación cruda y contundente, es el resultado de años de investigación y deliberación a petición de los países más vulnerables al cambio climático con el fin de buscar vías reales para limitar el calentamiento global a ese mágico grado y medio. Según los expertos, es el valor qué representa el límite superior de calentamiento global medio necesario para preservar la estabilidad del sistema ecológico-social del mundo en el que vivimos.

Calentamiento global anual para el periodo 2006-2015 respecto a la media del periodo 1850-1900 (arriba), para los meses de diciembre-enero-febrero del mismo periodo (izquierda) y para junio-julio-agosto (derecha). Fuente: informe IPCC octubre 2018.

La tierra ya se ha calentado 1oC desde la revolución industrial, tenemos la temperatura media más alta de los últimos 120,000 años, y si no nos coordinamos para controlar todos aquellos factores que aumentan la temperatura del planeta, en unos 12 años ya habremos alcanzado ese grado y medio fatídico. El incremento de medio grado puede parecer poca cosa, pero según los datos expuestos en el informe, entre otras muchas cosas podría suponer la vida de varios cientos de millones de personas. Por otra parte, limitar el calentamiento a 1.5oC sería una tarea hercúlea, ya que implicaría cambiar de manera drástica el funcionamiento de grandes organismos, sociedades y hasta gobiernos.

Evolución de las temperaturas globales en superficie. La linea gris corresponde a las observaciones medias de temperatura, la amarilla el cambio de temperatura inducido por actividad humana y la naranja el cambio total de temperatura como la suma del efecto humano más el natural. Fuente: informe IPCC octubre 2018

 

El riesgo existencial aumentaría si la humanidad simplemente deja que ese 1.5oC que ha fijado el IPCC, se convierte en los 2oC planteados inicialmente en París, y más aún si alcanzamos los 3.4oC a los que aspiramos de seguir con el actual ritmo de emisiones de gases efecto invernadero. La inversión económica, sería tremenda, ya que equivaldría al valor total de la economía global, unos 60 quintillones. Es una cifra que ni cabe en la cabeza, pero que a la larga compensaría la inversión requerida para llevar a cabo una acción masiva a nivel global necesaria para paliar los efectos de un clima mucho más extremo.

Estación de máximo calentamiento debido a la actividad humana para el 2005-2015 relativo al periodo 1850-1900. Fuente: informe IPCC octubre 2018

El grupo de científicos que ha participado en el informe se ha manifestado en los diferentes medios de comunicación, dejando bien claro cuáles son los deberes que tenemos que hacer; ¨para el 2030, deberíamos haber reducido las emisiones globales a la mitad¨ o para ser más exactos, deberían estar un 45% por debajo de lo medido en el 2010. Eso solo para empezar, porque para el 2050, las emisiones de carbono a nuestra atmósfera deberían ser cero.

Cambios de temperatura (superior) y precipitación (inferior) proyectados para un escenario de calentamiento de 1.5 C (derecha), 2.0 C (centro) y la diferencia de los dos escenarios (izquierda) comparado en el periodo pre-industrial 1861-1880. Fuente: informe IPCC octubre 2018

Con el nuevo escenario propuesto, aumentar el impuesto al uso de combustibles fósiles ya no parece una de las principales soluciones. La verdadera solución deberá pasar por imponer una regulación mucho más estricta a la vez que cambiamos los hábitos de consumo y emisiones de todas las industrias en todos los países del mundo. Otro punto clave para llegar a tan difícil meta, pasaría por aumentar la inversión en energías limpias, un mango de sartén que en muchos casos está en manos de políticos reacios a llevar a cabo una apuesta tan ¨incómoda¨ para los intereses económicos de diferentes sectores como por ejemplo el de la industria.

El aumento del tráfico rodado y las emisiones procedentes del consumo de productos fósiles, es uno de los mayores retos a resolver a la hora de reducir el aumento térmico global.

Entre las medidas propuestas por los expertos se incluye aumentar la instalación de sistemas de energía renovable, como la solar o eólica. La meta sería generar entre un 70 y 85% de la energía eléctrica del mundo en 2050 y a la vez aumentar la extensión de nuestros bosques, con el fin de aumentar la absorción de dióxido de carbono atmosférico.

A pesar de los esfuerzos realizados en el campo de las renovables, tendríamos que extraer cantidades masivas de carbón de nuestra atmósfera durante la segunda mitad del siglo y almacenarlo bajo tierra. La tecnología para llevar a cabo este proceso aún se está desarrollando, pero los expertos ya han dicho que, aunque atractiva, no será una solución global.

La energía solar esta a la cabeza de las fuentes de energía limpia en muchos países del mundo.

Por último, no hay que olvidar que todas las acciones llevadas a cabo localmente siempre son fundamentales para remar en la misma dirección. Que cada persona siga una vida más sostenible puede parecer de escaso aporte para algunos, pero si conseguimos restar las emisiones de un buen número de los cerca de 7,700 millones de terrícolas, conseguiremos ser mucho más eficientes energéticamente hablando.

Gestos tan sencillos como comer menos productos que requieren un uso elevado de carbón para su producción, utilizar aparatos eléctricos más eficientes o conducir un vehículo de menor consumo, ayudará a restar esas valiosísimas centésimas de grado a la temperatura global. Cuando lo piensas, no es tan complicado, y nos ayudaría a salir de este sinuoso camino que hemos trazado nosotros mismos.

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