El desierto del Sáhara crece imparable: ¿hasta dónde llegará?

El desierto del Sahara ha crecido durante el último siglo a medida que sus márgenes se van tornando más áridos. Millones de personas que viven en estas regiones estas expuestas a los cambios, pero, ¿hasta donde seguirá creciendo?

Mario Picazo

Mario Picazo

Cerca de cien años de datos muestran como el desierto cálido más grande del mundo, el Sáhara, ha crecido un 10% durante ese periodo. Parte de su crecimiento se debe al clima más cálido que experimenta el planeta, pero 10% para un desierto de las dimensiones del Sáhara, es mucho desierto.

Científicos de la Universidad de Maryland, EEUU, han analizado datos de pluviometría de gran parte de África con el fin de entender mejor que factores han influido en los cambios que se han ido produciendo en los márgenes del desierto. Los cambios naturales del clima de la región han contribuido en gran parte a reducir la precipitación y aumentar la sequía en algunas zonas, aunque la acción humana también ha contribuido.

Se consideran desiertos aquellos lugares de la tierra que reciben menos de 250 milímetros de precipitación al año. El Sáhara tiene esas condiciones a lo largo de 9.4 millones de kilómetros cuadrados, lo que lo convierte en el tercer desierto más grande del mundo. Solo los desiertos fríos como Antártida o el desierto del Ártico, superan su extensión.

Los márgenes de los desiertos tienden a expandirse y contraerse con la llegada de la estación húmeda y seca a lo largo del año. Sin embargo, las imágenes y datos de satélite junto con los medidos en superficie,  muestran una fuerte expansión del desierto durante el siglo 20. Dependiendo de la estación del año, el Sáhara llegó a crecer de media un 11%, y durante los meses más secos hasta un 18%. Este pasado siglo en total, se ha expandido un 10%.

Muchos de los cambios observados están relacionados con ciclos climáticos conducidos por las anomalías de la temperatura del mar. Estos cambios cíclicos a su vez afectan a las temperaturas y la precipitación sobre el continente, y sus impactos pueden durar décadas.

Uno de esos ciclos más obvios es el de la AMO (Atlantic Multidecadal Oscillation). En la década de 1950 entro en modo negativo al estar las temperaturas de mar más frías de lo normal. Ese patrón trajo calor y sequedad a la región del Sahel, la franja que se extiende justo al sur del Sahara, provocando una devastadora sequía que se prolongó hasta los años 80.

A medida que la superficie de los límites del Sahara se va secando, los cambios de temperatura y humedad entorno a estas zonas modifican el clima de la región.

Aplicando modelos de cálculo estadísticos, el equipo de investigación ha podido compensar los efectos de la AMO sobre la precipitación media, para poder calcular concretamente que parte del crecimiento del desierto esta relacionado con los ciclos secos que se dan en modo negativo. Los resultados muestran que dos terceras partes del aumento del tamaño del Sahara se deben a la AMO, pero que el tercio restante esta relacionado con el cambio climático.

Los cambios a los que hacen referencia, son cambios no de un año en particular, sino de décadas, de ahí la incertidumbre sobre como el continuo crecimiento del Sahara afectará en las próximas décadas la vida en los límites del desierto, donde los cambios son más dramáticos.

La región del Sahel es una de las más vulnerables del planeta en lo que a desertización se refiere. Desde mediados del siglo pasado se ha ido secando e integrando cada vez más al entorno del Sáhara.

No es fácil estimar hasta donde se extenderá el Sáhara y en que tiempo, pero lo que si parece más probable es que siga creciendo en tamaño y que el sur de Europa incluyendo España se convierta en la puerta del desierto sin necesidad de cambiar de continente. A medida que las regiones del planeta donde el hombre cultiva alimentos se van secando, algunas podrían acabar siendo más vulnerables a la sequía. Una situación que a la larga, podría provocar un mayor número de hambrunas y migraciones humanas como las que ya se empiezan a dar en algunos países.