El cambio climático afectará así al futuro de las estaciones de esquí

Suben las temperaturas y con ellas las cotas de nieve a la vez que disminuyen los espesores de nieve en nuestras montañas. Así afectan estos cambios a unos de los sectores turísticos más atractivos.

Mario Picazo

Mario Picazo

Crece la inversión que las estaciones de invierno hacen para fabricar su propia nieve a falta de la que habitualmente cae del cielo

En un mundo más cálido, la nieve y el hielo cada día escasean más, y su duración en la mayoría de las regiones disminuye, especialmente en cotas más bajas.

La temperatura media en las principales cadenas montañosas como las montañas Rocosas en América del Norte, los Alpes en Europa o las cadenas montañosas más altas de Asia, ha aumentado cerca de 0.3oC por década, acortando la duración de la temporada de de nieve aproximadamente 5 días por década.

Las temperaturas más elevadas que se registran, no solo están modificando el inicio del periodo de deshielo, también están cambiando el caudal de los ríos. Este cambio es un serio problema, ya que el agua procedente de la fusión de nieve y hielo es esencial para más de 1000 millones de personas de todo el mundo.

Más allá de ese papel vital que tiene la nieve para generar agua, que llega sobre todo de nuestras montañas, también es una necesidad fundamental para el creciente sector del esquí.

La cordillera de las Sierra Nevada en California, Estados Unidos el 27 de marzo de 2010 (izquierda) y el 29 de marzo de 2015 (derecha). La escasez de nieve en estas montañas, es cada vez más habitual y las estaciones de esquí de la zona lo sufren. Fuente: NASA

En los viejos tiempos, las temporada de esquí, que normalmente comienzan alrededor de diciembre en muchas zonas del hemisferio norte, van precedidas por un par o tres de nevadas importantes.

Hoy, con una atmósfera mucho más impredecible, nunca se sabe si vamos o no a tener esos ansiados nevadones que ayudan a formar la base sobre la cual se asienta la nieve que va llegando durante los meses de invierno. Lo que antes eran laderas cubiertas de nieve, ahora muchas veces son laderas más bien cubiertas de hierba y barro.

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Con menos nieve cayendo en las pistas, especialmente en cotas más bajas, las estaciones de esquí de todo el mundo se ven obligadas a fabricar su propia nieve. El ejemplo de la estación de invierno de Engelberg (gráfico inferior), en Suiza muestra la tendencia de las últimas décadas.

Los inviernos de menos nieve registrados durante los últimos veinte años en los Alpes, han provocado una reducción dramática de los espesores de nieve durante los meses de invierno.

La capa de nieve en laderas situadas entre 800 y 1200 metros, ha visto una reducción de espesor del 35 por ciento desde finales de la década de 1980, en comparación con la media tomada antes de que ocurrieran los cambios.

Evolución de los espesores de nieve en la estación invernal de Engelberg, Suiza. Comparación del periodo 1909-1988 (azul) con el de 1989-2008 (verde)

Los cambios de los espesores de nieve y de la altitud a la que más se acumula, ha llevado a estaciones de esquí de todo el mundo, a invertir mucho más en tecnología para fabricar nieve. Hoy, más del 60% de las pistas de esquí del mundo, obtienen nieve artificial adicional gracias a máquinas de todo tipo.

Para muchos que viven de este negocio, tener la tecnología adecuada para poder suministrar nieve adicional a gran parte de la montaña, significa ,dedicar aproximadamente una cuarta parte del presupuesto total previsto durante la temporada.

Hoy, más del 60% de las pistas de esquí del mundo, obtienen nieve artificial adicional gracias a máquinas de todo tipo.

Hoy, la mayoría de las estaciones de esquí, cuentan con un arsenal de pistolas de nieve, cañones de nieve y otras sofisticadas tecnologías, capaces de producir el ambiente ideal para que se produzca la nevada idónea.

A pesar de tener medios disponibles, todavía se necesita un elemento fundamental, el frío. Las temperaturas cercanas a los cero grados, necesarias para poder fabricar nieve, ya no se alcanzan tan fácilmente por muy invierno que sea, o por muy alto que estemos en la montaña.   

El coste de fabricar nieve a nivel global

Hoy en día, fabricar nieve en la mayoría de las pistas, es un proceso automático que optimiza las condiciones de las diferentes pistas de la estación.

Cubrir 1 hectárea de superficie inclinada con unos 30 centímetros de nieve requiere 2.25 millones de litros de agua. Si multiplicamos ese valor por todas las pendientes esquiables del mundo, los valores de los recursos hídricos utilizados se disparan hasta alcanzar cifras astronómicas .

Una maquina fabrica nieve artificial en una pista de esquí en Nueva Zelanda.

Más allá del uso del agua, y el impacto que podría tener en el medio ambiente alrededor y más allá de la estación de esquí, una preocupación principal para la mayoría de las estaciones es la emisión real de gases resultantes de la quema del combustible que hace funcionar las máquinas.

Lo ideal sería que, los miles de dispositivos de fabricación de nieve funcionaran con alguna fuente de energía renovable a la hora de fabricar su nieve. Esa aportación extra de gases efecto invernadero en sí, afecta de alguna manera el clima y potencia las anomalías de precipitación que se producen en un entorno más cálido.

Algunos centros turísticos ya están haciendo lo posible para ser más sostenibles cuando producen su propia nieve. En Noruega, casi el 100 por cien de la electricidad del país proviene de la energía hidroeléctrica. La estación de invierno suizo de Zermatt utiliza una gran área de paneles solares para suministrar alrededor del 70 por ciento de la energía utilizada en la estación y parte de la población.

La huella de carbono resultante de la formación de nieve no es tan grande en comparación con otras huellas en curso. Por ejemplo, la huella de carbono de una estación de invierno, es solo un pequeño porcentaje de la huella de carbono generada por un esquiador que viaja en avión o automóvil a un hotel o resort cerca de las pistas.

El futuro de las estaciones de esquí en España

La montaña de la península ibérica es especialmente vulnerable al aumento de las temperaturas que se registran cada año. Desde los Pirineos y la Cordillera Cantábrica, pasando por los sistemas Central e Ibérico hasta las sierras del sistema Bético y Penibético, todas nuestras cordilleras registran frecuentes anomalías de precipitación en forma de nieve, ya se por el volumen acumulado, o por la altitud a la que se registran. 

El último informe sobre el Cambio Climático en los Pirineos muestra como los Pirineos centrales a 1.800 metros de altitud, podrían perder el 50 por ciento de su manto de nieve para el 2050. En zonas más bajas, la situación podría ser aún más dramática, con una reducción del 78 por ciento por debajo de 1.500 metros durante el último cuarto de siglo. 

Los Pirineos centrales a 1.800 metros de altitud, podrían perder el 50 por ciento de su manto de nieve para el 2050

En esta zona de montaña de España, la temperatura media ya ha aumentado 1.2oC en 50 años (1959 a 2010), un 30 por ciento más que la media global. Ese valor seguirá aumentando con el paso de los años afectando a los glaciares de la cordillera, a los diferentes ecosistemas, pero también a las estaciones de esquí. 

Evolución de temperatura en los Pirineos 1959-2010. Fuente OPCC

Ese cambio ya se esta viviendo, y entre 1960 y 2010, el número de días al año con una capa de nieve inferior a los 30 centímetros ha aumentado, en todas las estaciones y en todas las cotas.

El número de días con insuficiente nieve aumenta, y en estaciones de cotas bajas ha subido del 5 al 70 por ciento, mientras que en las de cotas altas ha subido del 4 al 20 por ciento. Esta reducción de días de nieve, ha provocado el retraso del inicio de la temporada en todas las estaciones, siendo de más o menos días dependiendo de la altitud de las pistas con las que cuenten. 

Entre 1960 y 2010, el número de días al año con una capa de nieve inferior a los 30 centímetros ha aumentado, en todas las estaciones y en todas las cotas.

Ante las condiciones cada vez más cálidas que se registran en la montaña Española, la sostenibilidad a largo plazo de las estaciones de esquí presentan muchos interrogantes. Una alternativa para hacer frente a la falta de nevadas ha sido la mayor inversión en sistemas de producción de nieve artificial y la adquisición de cañones de nieve.

Según el reciente informe de la Asociación Turística de Estaciones de Esquí y Montaña (Atudem), los centros de esquí españoles han invertido 27 millones de euros durante la temporada de invierno 2018-2019, destinándose principalmente al sistema de máquinas para producir nieve y en la renovación de cañones de nieve más eficientes energéticamente hablando.