El asteroide 2006 QV89 no chocará contra la Tierra

Alejandro Riveiro

Alejandro Riveiro

Pasará de largo en septiembre y seguirá su curso, visitándonos durante las próximas décadas

Desde hace unos meses, parece que se ha generado cierta confusión con el asteroide 2006 QV89. Algunas voces han dado a entender que podría haber riesgo de colisión. Pero, nada más lejos de la verdad, el asteroide 2006 QV89 no chocará con la Tierra. Ni siquiera pasará especialmente cerca.

La incertidumbre de 2006 QV89

Parte de la confusión es comprensible si tenemos en cuenta que se trata de un asteroide del que, hasta hace poco, no había demasiada información disponible. Lo cierto es que, incluso con esos pocos datos, ya parecía poco probable que pudiese chocar con nuestro planeta. 2006 QV89 es un asteroide de unos 40 metros de diámetro, que está catalogado como objeto potencialmente peligroso.

Esta clasificación, que se aplica a muchos otros asteroides cercanos a nuestro planeta, Indica que su órbita lo acerca lo suficiente para que, en algún momento futuro, pudiese producirse alguna colisión con la Tierra.

Concepto artístico de un asteroide cercano a la Tierra. Crédito: NASA

La palabra clave, en este caso, es podría. Porque que exista esa posibilidad no quiere decir, ni mucho menos, que vaya a suceder. O, por lo menos, no en las próximas décadas. No solo eso, 2006 QV89 es un visitante habitual. Aproximadamente, visita nuestro planeta cada 13 años. La última ocasión fue en 2006 (el año de su descubrimiento).

En 2019, el momento de mayor aproximación tendrá lugar en septiembre. Regresará también en 2032, 2045 y 2062. En las órbitas calculadas, hasta 2117, no hay ninguna que muestre un riesgo de colisión.

En el momento de mayor aproximación, este mes de septiembre, el asteroide 2006 QV89 se encontrará a 6,7 millones de kilómetros de la Tierra. Casi 20 veces la distancia que nos separa de la Luna (que se encuentra a una media de 384 400 kilómetros). Algo que da como resultado 1 posibilidad entre 7299 de colisión.

En otras palabras, no hay motivo alguno para la preocupación. No solo eso, también tenemos que tener en cuenta el tamaño del asteroide. Porque es uno de los factores importantes para entender qué sucedería en caso de colisión.

Huyendo de los escenarios apocalípticos

Parece habitual, en el imaginario colectivo, asociar el impacto de un asteroide con la extinción de la vida en la Tierra. Algo que solo podría suceder en una colisión con un objeto extremadamente grande. Mucho más grande que, incluso, el objeto que provocó la extinción de los dinosaurios.

Aquella colisión, sucedida hace 65 millones de años, fue con un objeto de unos 10 kilómetros de diámetro. Ni siquiera fue suficiente para acabar con toda la vida de nuestro planeta. Como demuestra el hecho de que nosotros mismos estemos aquí.

El asteroide 2006 QV89 en el momento de máximo acercamiento a la Tierra, a más de 6 millones de kilómetros de distancia. Crédito: NASA/JPL

2006 QV89 es muchísimo más pequeño en comparación. Mide 40 metros. Así que, suponiendo que pudiese chocar con nuestro planeta (algo que no sucederá, como mínimo, hasta 2117), ¿qué daños podríamos esperar? La destrucción estaría localizada a una escala local, quizá regional.

Es decir, el lugar de impacto y una región de decenas de kilómetros a la redonda. Algo para lo que, sin duda con dificultad, nos podríamos preparar. Bastaría con coordinar la evacuación de la región afectada, y de una serie de medidas para minimizar los posibles daños.

Habría muchas otras consideraciones (especialmente políticas y económicas), pero para el propósito de esta noticia, lo cierto es que estaríamos hablando de un escenario muy diferente al de la extinción de la especie.

Un escenario que, dicho sea de paso, tampoco sucederá con el asteroide Apofis, que pasará a poco más de 30 000 kilómetros de la Tierra en 2029. Volverá en 2036, pero lo hará a millones de kilómetros. Pero no siempre esquivaremos todos los asteroides que se acerquen a la Tierra, tarde o temprano, alguno colisionará…

Una búsqueda incesante

En estos momentos conocemos miles de asteroides en el entorno cercano a la Tierra. No hay ninguna colisión a la vista en, como mínimo, los próximos 100-150 años. Pero, a pesar de este dato, es posible que haya asteroides que todavía no hayan sido descubiertos.

De hecho, sucede constantemente y el primer paso es lograr todos los datos posibles para refinar su órbita. De esa manera, es posible descartar el riesgo de colisión. O, si existe, entender exactamente cuándo podría suceder.

Hay que recordar que, en realidad, es cuestión de tiempo que un asteroide esté en rumbo de colisión con nuestro planeta. Por ello, agencias espaciales como la NASA ya están trabajando en planes para evitar esas posibles colisiones. Como, por ejemplo, desviándolos de su curso.

Un simple desvío de unos pocos centímetros, a millones de kilómetros de distancia, puede significar que su rumbo lo lleve a esquivar la Tierra con una distancia de miles de kilómetros. La detección de asteroides es una parte muy importante de la astronomía actual.

En el horizonte, algo más lejano, está la necesidad de expandirnos a otros lugares del Sistema Solar. Tanto a la Luna como Marte y, quizá, incluso otros lugares. De otra manera, nuestro destino como especie estará completamente ligado al de la Tierra.

Pero, en lo que respecta a 2006 QV89, no hay motivo para la alarma. Pasará de largo en septiembre y seguirá su curso, visitándonos durante las próximas décadas. Mientras tanto, la búsqueda de asteroides que puedan suponer un riesgo continúan. Ya se han descubierto muchos, pero quedan todavía más.