¿Dejará de calentarse la Tierra el día que no emitamos gases de efecto invernadero?
¿Que pasaría con la temperatura del planeta y su clima si mañana dejamos de emitir los conocidos gases de efecto invernadero? Aquí tienes algunas pistas.
Mario Picazo
La respuesta no es sencilla, pero detener la emisión de gases como el dióxido de carbono a la larga enfriará nuestro planeta.
Muchas veces se habla en los diferentes medios de comunicación del impacto que tendrán sobre la temperatura global del planeta, todos los gases de efecto invernadero que hemos emitido durante décadas. Nos preguntamos si conseguimos emisiones cero dejará de subir la temperatura global. Y si es así, ¿ese ascenso va a seguir durante años al mismo ritmo, independiente de que acabemos con la quema de combustibles fósiles mañana? Para esas preguntas la ciencia tiene respuestas, aunque también hay interrogantes.
En principio, los cálculos realizados con modelos numéricos nos muestran que el calentamiento se detendrá paulatinamente una vez consigamos reducir a cero las emisiones netas de dióxido de carbono (CO2). Esto implica que el futuro clima del planeta está en nuestras manos.
Incertidumbre por las emisiones de otros gases y aerosoles
La gran pregunta que se hacen los científicos es, si detenemos las emisiones de dióxido de carbono, ¿qué pasará si seguimos emitiendo otros que también calientan como el metano y el óxido de nitrógeno, o que enfrían como los aerosoles?
Conseguir eliminar el dióxido de carbono es sin duda fundamental para estabilizar la temperatura terrestre. Los otros gases, aunque minoritarios, seguirán contribuyendo al calentamiento, aunque en menor grado. Sin embargo, la confusión para muchos llega con algunos de los conceptos que utilizamos. ¿Qué implica el término ¨emisiones netas cero¨?
Durante años los científicos de la NASA han sostenido que ¨aunque dejáramos de emitir gases de efecto invernadero hoy, el calentamiento global continuaría por lo menos unas décadas o incluso siglos más¨. Pero la investigación más reciente nos dice que, aunque mantengamos la concentraciones de dióxido de carbono en el futuro a los niveles actuales, lo que realmente puede marcar la diferencia es el equilibrio que haya entre fuentes y sumideros de carbono.
Diferencias entre concentraciones constantes y emisiones cero
En el pasado los modelos climáticos que calculaban el impacto de las concentraciones de gases de efecto invernadero no incluían las ecuaciones que representan los llamados ciclos biogeoquímicos. Con esta limitación, no podían representar de forma realista la conversión de emisiones de CO2 en concentraciones de CO2 en la atmósfera.
Por este motivo, la mayoría de los modelos climáticos sugerían que la temperatura global aumentaría en torno a 0.5oC durante los siguientes siglos, aunque no aumentaran las emisiones de gases.
Sin embargo, un mundo de concentraciones constantes no es uno de emisiones cero. Mantener las concentraciones constantes requeriría algunas emisiones continuas para compensar el CO2 que absorben la tierra y los océanos.
Esto equivaldría a alrededor del 30% de las emisiones globales actuales, aunque la cantidad necesaria disminuiría con el tiempo. Por otra parte, si se consigue reducir a cero las emisiones, las concentraciones atmosféricas de CO2 caerían rápidamente, antes de estabilizarse finalmente a un nivel más bajo.
Reducir las emisiones de CO2 mientras trabajan los océanos para enfriar la tierra
En un mundo donde la concentración de gases de efecto invernadero se mantienen constantes, seguiríamos experimentando un aumento de las temperatura global. Aunque esto sería a un ritmo menor que el de las últimas décadas. En un mundo donde las emisiones son cero, la situación sería otra y la temperatura global se estabilizaría.
En la actualidad, nuestro planeta vive un desequilibrio térmico. Es decir, que los gases de efecto invernadero atrapan más energía del sol en la atmósfera que la que escapa al espacio. Más del 90 por ciento de este calor adicional se destina a calentar los océanos. Sin embargo, a medida que los océanos continúan calentándose, absorberán menos calor de la atmósfera y la temperatura media global de la superficie seguirá aumentando.
Por otra parte, la tierra y los océanos absorben aproximadamente la mitad del CO2 que emitimos al año. Si las emisiones llegarán a ser cero, los “sumideros de carbono” continuarían absorbiendo parte del CO2 adicional emitido en el pasado. Al principio ocurriría rápidamente y luego más lentamente a medida que se fuera alcanzando un nuevo equilibrio. Esta situación reduciría los niveles de CO2 en la atmósfera y, por tanto, el calentamiento que el gas provoca.
¿Descendería la temperatura global?
A la larga estos dos mecanismos, el calentamiento de los océanos y el declive de las concentraciones de CO2 se contrarrestarían. Pasados cientos o miles de años, parece que los sumideros acabarían dominando sobre las fuentes de gases como el CO2. Por tanto, eventualmente las temperaturas globales bajarían.
No hay que olvidar que la vida útil del CO2 en la atmósfera depende de la rapidez con que los sumideros absorben el gas. La mitad de nuestras emisiones de CO2 se absorben con relativa rapidez. Sin embargo, una parte acumulada en la atmósfera, puede seguir ahí decenas de miles de años.
Según estudios realizados por el IPCC, si todas las emisiones humanas que contribuyen al cambio climático caen a cero (incluidos los gases de efecto invernadero y los aerosoles), aumentaría la temperatura global durante unos 20 años. Tras esto, comenzaría a disminuir. En 2100, algunos escenarios más comunes muestran como nuestro planeta se podría enfriar 0.2oC respecto a los valores actuales.