El coste ambiental de la comida para llevar

Un gran reto para la sociedad ya que se utilizan más de 2.000 millones de recipientes al año en la Unión Europea.

Pablo Ramos

Pablo Ramos

La gestión de los envases de la comida para llevar es un gran reto para la sociedad ya que se utilizan más de 2.000 millones de recipientes al año en la Unión Europea

envases comida para llevar

En bici, en moto, en coche, o directamente del local. La comida para llevar es una rama del sector de la hostelería y de la restauración en constante expansión debido a la falta de tiempo de muchos usuarios, la gran oferta que existe y los nuevos modelos de reparto a través de las distintas plataformas digitales. Sin embargo, este incremento está poniendo de manifiesto la necesidad de gestionar las miles de toneladas de residuos que genera esta actividad.

Un nuevo estudio, elaborado por científicos de la Universidad de Manchester, estima que los envases de la comida para llevar alcanzan los 2025 millones de recipientes cada año y solo en la Unión Europea. Una cifra que ha aumentado considerablemente en la última década y que lo seguirá haciendo en los próximos años.

“No pueden considerarse una opción de embalaje sostenible a menos que puedan reciclarse a gran escala»

Además, debido a la gran variedad de envases y su composición – desde contenedores aluminio, poliestireno hasta polipropileno – estos recipientes plantean nuevos problemas en su gestión y reciclaje. “Como consumidores, podemos desempeñar un papel importante en la reducción del impacto ambiental de los envases de comida para llevar los alimentos al reutilizar los envases de alimentos el mayor tiempo posible”, detalla Adisa Azapagic, investigadora de la Universidad de Manchester y participante de este proyecto.

Una contaminación similar a 55.000 coches

Los datos del estudio muestran que si se consiguiera reciclar la mitad de todos estos residuos provenientes de la comida para llevar, se ahorraría la emisión de un equivalente a más de 61.700 toneladas de dióxido de carbono. Una contaminación atmosférica similar a la generada anualmente por más de 55.000 automóviles.

En la investigación, los expertos han comprobado que los envases de espuma de poliestireno, uno de los más habituales, poseen una huella de carbono (unidad de medida para evaluar la emisión de gases de efecto invernadero necesaria para un producto o actividad) un 50% más baja que otros recipientes como los de alumino y hasta tres veces más baja que los envases de plástico. Todos ellos, a menudo terminan en vertederos y no se reciclan convenientemente, según resaltan los expertos. Mientras que, otros productos que, a priori, son más contaminantes, como los tupperware, dejan una huella de carbono inferior al ser reutilizables.

“Cuanto más reutilicemos estos envases, menores serán sus impactos a lo largo de su vida útil”

El reciclaje y la reutilización, clave

A pesar de su menor impacto ambiental en el ciclo de vida en relación con los otros contenedores, los contenedores de espuma de poliestireno presentan una problemática añadida. “No pueden considerarse una opción de embalaje sostenible a menos que puedan reciclarse a gran escala «, apunta Joan Fernández Mendoza, uno de los autores del estudio.

En este sentido, los expertos apuntan que lograr unas altas tasas de reciclaje de estos envases es un gran reto y tiene altos costes. «Lograr este nivel de reciclaje de los contenedores de espuma de poliestireno será un desafío y, aunque técnicamente es posible, las principales dificultades están relacionadas con la recolección de los contenedores usados ??y los costos asociados”, detalla Alejandro Gallego-Schmid, autor principal del trabajo.

“Cuanto más reutilicemos estos envases, menores serán sus impactos a lo largo de su vida útil”, asegura Azapagic sobre la necesidad de revisar los recipientes en los que se traslada la comida para llevar.

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