¿Se puede comer carne sin que afecte al cambio climático?

El consumo de productos cárnicos deja una mayor huella de carbono y produce más contaminación por lo que se recomiendan cambios en la dieta.

Pablo Ramos

Pablo Ramos

El consumo de productos cárnicos deja una mayor huella de carbono y produce más contaminación según los expertos.

El consumo de carne en todo el mundo está aumentando de forma muy rápida y a tal ritmo que se está convirtiendo en un problema medioambiental. De hecho, el reciente documento elaborado por los expertos del Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático señala que reducir la carne en la dieta, especialmente en los paises desarrollados, traería beneficios para la salud y para el clima.

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“No queremos decir a la gente qué comer, pero sería realmente beneficioso, tanto para el clima como para la salud humana, que la gente de muchos países desarrollados consumiera menos carne, y que la política creara incentivos apropiados a tal efecto”, señaló Hans-Otto Pörtner, presidente del grupo de trabajo del IPCC sobre impactos, adaptación y vulnerabilidad.

En este sentido, las medidas que propone la ONU detallan que las dietas balanceadas con más alimentos a base de granos, legumbres, frutas y verduras y con alimentos animales producidos de manera sostenible, presentan oportunidades para limitar el cambio climático. Además, invitan a consumir alimentos que se produzcan de manera que generen una menor huella de carbono, gasten menos agua en su producción y emitan menos gases contaminantes en su producción.

Si se limitara el consumo de carne, las emisiones de gases de efecto invernadero se reducirían alrededor del 50%

Por su parte, diversas investigaciones señalan que el alto consumo de carne, especialmente de carne roja y procesada, tiene una huella ambiental masiva, contribuye a la deforestación para dejar espacio para el ganado, conduce a la degradación de la tierra y el agua y a la pérdida de biodiversidad. Además, algunos estudios estiman que las emisiones de gases de efecto invernadero de la industria cárnica es similar a la que genera todos los automóviles, camiones y aviones del mundo.

Menos consumo de carne

Por ello, los expertos indican que no se debe eliminar en consumo de carne de las dietas. Así, se aconseja reducir la cantidad de carne que se consume y que los productos cárnicos que llegan a las mesas de las personas, especialmente de los países desarrollados, se produzcan de forma sostenible.

El estiércol de las vacas puede producir energía

Asimismo, cada vez es más frecuente encontrar productos de origen animal producidos de forma más sostenible y respetuosa con el medio ambiente. Por ejemplo, los huevos y el pollo, el cerdo, el cordero y algunas cuidadas selecciones de carne de vacuno son los alimentos que están cambiando su modelo de producción para reducir su impacto y relación con el cambio climático.

La dieta flexitariana, una opción sostenible

Es más, una gran mayoría de expertos señala que uno de los caminos más eficaces para reducir el impacto climático de la alimentación humana es optar por unas dietas más ricas en vegetales, legumbres y frutos secos y otros productos de origen vegetal, reduciendo el consumo de carne. En este sentido, en los últimos años, la denominada dieta muy variada o dieta flexitariana es una de las opciones más viables para reducir la contaminación y las consecuencias de la alimentación en el planeta.

Por ejemplo, un reciente trabajo del Instituto Internacional de Análisis de Sistemas Aplicados señala que si la dieta flexible en el año 2050 fuera la predominante y la gente limitara su consumo de carne roja a una porción por semana y la carne blanca a media porción por día, las emisiones de gases de efecto invernadero del sector agrícola y ganadero se reducirían alrededor del 50%.