Consejos para poner el nórdico

Enfundar el nórdico puede convertirse en una ardua tarea si tienes que hacerlo tú solo. Te ayudamos a conseguirlo.

Marian

Marian

El frío se va instalando poco a poco, y con él también llega ese momento tan temido por todos: el de ponerle la funda al edredón nórdico. De repente, en nuestro país de costumbres en el que siempre se ha pasado el invierno bajo diecisiete mantas, alguien propuso copiar a los países nórdicos, alegando lo fácil que resultaba hacer luego la cama utilizando su ingenioso sistema de edredón más funda. No le faltaba razón, desde luego, pero se olvidó de mencionar el pequeño detalle de que, para montar esta majestuosa obra de ingeniería, se necesitaban, por lo menos, media docena de personas, dos grúas, y un dormitorio de tres hectáreas. Como poca gente tiene acceso a tal cantidad de lujos, en eltiempo.es queremos darte algunos consejos para que te resulte más fácil enfundar el nórdico, y consigas ponerlo, por lo menos, antes del próximo verano. Luego ya, otro día con más tiempo, te explicamos cómo doblar una sábana bajera.

Con pinzas de la ropa, gomas de pelo, o imperdibles.

Lo primero que tienes que conseguir es extender la funda sobre la cama con la abertura hacia abajo. Sacúdela enérgicamente (a decimoquinto intento, quizá quede más o menos estirada), y ten cuidado con la lámpara. Coge una esquina del relleno e introdúcela en la funda, haciéndola coincidir con la misma esquina de ésta; te resultará mucho más fácil si te metes dentro, aunque no garantizamos que vuelvas a salir con vida de ahí (llévate víveres). Ahora viene el truco: para que no se muevan, pon una pinza de la ropa, una goma de pelo o un imperdible sujetando ambas partes. Haz lo mismo con la otra esquina superior, no sin antes haber descansado lo suficiente. Lo tendrás fácil, la cama te queda muy cerca. Otra forma de hacerlo sin sufrir demasiados daños es estirando la funda, y después encogiéndola como si fuera un acordeón; luego sólo tendrás que colocar dentro la parte superior del edredón, y atarlos del mismo modo. Ya sólo queda sacudir de nuevo, esta vez funda y relleno juntos, para que queden estirados, algo sencillo si tu cama es de 90, y harto difícil si duermes en una de dos metros. Lo siento, el espacio y la comodidad tienen un precio.

Poniendo la funda del revés.

Aunque parezca algo descabellado, se puede conseguir poner el nórdico dándole la vuelta a la funda. Estírala del revés en la cama y pon el edredón encima. En casos de extrema pereza, puedes dejarlo así, que total, abriga igual. Pero si te ves con fuerzas de seguir, el siguiente paso es enrollar juntas ambas partes, como si de un cigarro gigante se tratara. Luego, según dicen, basta con ir dándole la vuelta mientras vas desenrollando, aunque lo más probable es que tu edredón acabe con cuatro nudos mientras tú vas muriendo lentamente, asfixiado, dentro de la funda. Son riesgos que hay que correr.

Utilizando la pared.

Este truco consiste simplemente en utilizar los materiales que tenemos alrededor para ayudarnos. Y como alrededor sólo hay cuatro paredes, situadas extremadamente cerca unas de las otras, se puede utilizar una de ellas a modo de pinza. Introduce el relleno dentro de la funda haciendo coincidir las esquinas y toda la parte superior, de la misma forma que te enseñamos antes, pero esta vez aprisiona ambos elementos entre la cama y la pared. Ve estirando poco a poco la funda, sin soltar la macro pinza que has creado. En estos momentos es cuando echas de menos no tener súper fuerza ni unos brazos más largos, y empieza resultarte atractiva la idea de dormir bajo un higo-nórdico. Ánimo. Siempre puedes volver a las diecisiete mantas y a las sábanas de franela. O llorar en el portal para que venga alguien a ayudarte.