Conciencia ambiental: el mal uso de la lejía podría causar estragos

El coronavirus está aumentando el uso de desinfectantes como la lejía. ¿Por qué tienen un gran impacto medioambiental?

Javier Vegas

Javier Vegas

En los últimos días ha saltado la polémica por la fumigación con lejía de una playa española y que ya han denunciado los ecologistas. Tuvo lugar en la localidad de Zahara de los Atunes (Cádiz), siendo muy criticado por organizaciones medioambientales y obligando a las autoridades de la zona a rectificar y pedir perdón.

Aseguran que se ha podido ocasionar un grave perjuicio a las dunas y que muchas especies pueden estar en peligro por culpa del vertido. Desde Greenpeace España lamentan, además, que este tipo de acciones ocurra en «plena época de cría de aves«, y con la posibilidad de «destrozar el valor turístico del litoral«.

El uso de material desinfectante químico es habitual durante estos días. La Unidad Militar de Emergencia (UME) lleva semanas rociando con solución de agua e hipoclorito de sodio (lejía) las calles y algunos establecimientos cerrados como medida de desinfección del coronavirus.

El uso de la lejía en los hogares

Si podemos sacar cosas positivas de la crisis del coronavirus, una de ellas es la reducción de la contaminación en las grandes ciudades del mundo. Sin embargo, en nuestros hogares también estamos utilizando más que nunca productos desinfectantes como la lejía.

Estos compuestos tóxicos, si se utilizan mal, no sólo pueden llegar a ser perjudiciales para la salud, sino que «de una forma u otra estos acaban en los desagües», señalan desde Ecologistas en Acción.

Además, esta organización alerta de que «utilizando una mayor concentración de desinfectantes no se va a conseguir una mayor desinfección». Es por ello que deben utilizarse con prudencia y siguiendo las instrucciones del Ministerio de Sanidad.

Alternativas a la lejía y otros desinfectantes

No son pocas las alternativas a la lejía, como la ozonización y la desinfección con radiaciones ultravioleta. La primera se obtiene de manera natural y es capaz de eliminar todo tipo de virus, gérmenes y bacterias.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el ozono es el biocida más eficiente que existe al ofrecer una desinfección inmediata y no generar residuos.

El cloro de la lejía reacciona con la materia orgánica y forma compuestos organoclorados, perjudiciales para el medio ambiente.

Aunque estos días se están utilizando técnicas de desinfección mediante el ozono en diversos espacios públicos, todavía se acude a la lejía en demasiadas ocasiones.

Desde la OCU recuerdan que «solo tiene sentido recurrir a un desinfectante después de hacer una buena limpieza y si hay sospechas de contaminación«.

Recuerdan que el cloro de la lejía reacciona con la materia orgánica y forma compuestos organoclorados, que son perjudiciales para el medio ambiente.

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