¿Cómo saber si va a nevar?

La respuesta a esa pregunta tan simple es mucho más compleja. Te enseñamos cómo determinar la cota de nieve.

Redacción

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¿Cómo puedo saber si va a nevar? Es una pregunta que se hacen no sólo los esquiadores. También muchas personas que van buscando la nieve en sus viajes o escapadas, o simplemente, por pura curiosidad. Sin embargo, contestarla no es algo tan sencilla. Pero vamos a intentarlo.

“Cuando el grajo volando bajo te guiña un ojo al pasar, en nada empezará a nevar”. Efectivamente es un proverbio falso e inventado, pero sería maravilloso disponer de un refrán de este tipo que solucione todas nuestras dudas en este tema. Pero, la respuesta a esa pregunta tan simple de ¿cómo saber si va a nevar? es mucho más compleja.

En un mundo más sencillo (y aburrido) bastaría juntar bajas temperaturas y precipitación para obtener nieve. Pero esto solo se cumple, y no siempre, en la relativa simpleza de las latitudes y altitudes muy altas.

La nieve es quizás el fenómeno meteorológico más peculiar. Se trata de un tipo de precipitación consistentes en pequeños cristales de hielo que suelen agruparse en copos. Estos cristales se han desarrollado en el seno de una nube. Allí las condiciones concretas de humedad, temperatura, presión, densidad, volumen, “evolución”… son prácticamente irrepetibles.

Además, cada cristalito sigue una trayectoria y presenta una “historia” muy definida dentro de esa «nube madre”. Múltiples ascensos y descensos, colisiones, agrupaciones, roturas, tránsitos por zonas de diferentes características, microcambios de estado, …).

Y una vez que ese cristal o una algún tipo unión de ellos (copos) precipita (abandona la nube) se encuentra con unas condiciones de la atmósfera libre (humedad relativa, viento, temperatura, …) que también condicionarán su peculiar aspecto final o incluso su propia existencia.

En resumen, el tópico de que no existen dos copos de nieve iguales parece bastante correcto.

Quizás la parte más fácil, aunque no simple, de responder de ese “saber si va a nevar”, sea determinar la cota de nieve. Hay varios métodos para calcularla, en este post he optado por utilizar una fórmula que tiene en cuenta la temperatura registrada a 850 hPa (alrededor de 1500m de altura), la temperatura de 500 hPa (unos 5500m aproximadamente) y una corrección por la altura de la superficie geopotencial de 850hPa.

La relación presión-altura parece razonable, mientras que eso del geopotencial suena mucho más raro. Quedémonos con la idea de que la aceleración de la gravedad (esos aprox. 9,8 m/seg2) no es idéntica en todo el planeta, en gran parte por el achatamiento de los polos, y para simplificar cálculos los meteorólogos (gente avispada) utilizan la altura geopotencial.

De modo que un metro “normal” solo coincide con un metro “geopotencial” a la latitud de 45º y al nivel del mar, en cualquier otro supuesto (distinta latitud y diferente altura) el metro geopotencial es un poquito más grande o ligeramente más pequeño, “aplastado” o “liberado” por la gravedad y el peso de la columna de aire que soporta.

¿Cómo saber si va a nevar? La cota de nieve

Todos estos datos para calcular la cota de nieve los podemos obtener consultando modelos numéricos (ver gráfico de abajo).

El valor de la cota de nieve es:

COTA (metros) = (100 x Temp-850hp) + (50 x Temp-500hp) + 2100 + ( Altura850hp – 1350)

Un script donde calcular esta cota (generado por Jorge Miralles) es http://meteosat.com/nieve/

Bueno y ahora la parte difícil de verdad. Que la cota de nieve esté por debajo de la localidad que nos interese no significa que tengamos nieve. Tan solo nos indica que hará el suficiente frío como para que la mayor parte de la precipitación que se recoja en ese punto sea en forma de nieve. Utilizo “la mayor parte de” para cubrirme mis meteo-espaldas por sí algún cambio o evolución de las condiciones nos deja algo de lluvia o quizás lluvia helada, los del tiempo siempre dejamos esas puertas abiertas.

Frío +  Precipitación

Solo el frío no basta. Necesitamos precipitación. El primer problema para juntar frío y lluvia es que nos encontramos en latitudes medias y con clima suavizado por la corriente del Golfo. Pensemos que Vigo está casi 2º de latitud más al norte que Nueva York y sin embargo nieva mucho más en Central Park que, por ejemplo, en Balaídos (estadio del Celta).

Además, los grandes movimientos de la atmósfera se producen de oeste a este y nuestro querido Atlántico no es capaz de aportar el frío necesario para que tengamos nevadas a lo grande (tipo la de EEUU), así que tenemos que esperar situaciones muy particulares de la atmósfera que nos aporten frío de verdad.

Las masas más frías que llegan a la península proceden del noreste, tienen su origen en Siberia y mantienen su temperatura baja al recorrer todo el continente Europeo. Pero es aíre frío y bastante seco, tan solo podrá dejar nieve en cumbres, en laderas abiertas al viento o en alguna zona donde la humedad sea aportada de forma más “local” y reforzada por algún mecanismo de ascenso, quizás en zonas montañosas del litoral y prelitorales mediterráneos (con vientos del este) o hacia el Cantábrico Oriental (viento norte). Alguna borrasca o una bolsa de aire frío en altura siempre ayuda.

Pero con temperaturas muy bajas (digamos -10º o –20º), las nevadas no suelen ser importantes. El aire a esta temperatura no es capaz de retener mucho vapor de agua y los copos o cristales recién salidos de la nube presenta poca capacidad de unirse, no crecen más y el viento puede arrastrarlos y dejarlos casi flotar en suspensión.

Por eso es interesante la presencia de un ambiente húmedo bajo la nube y que las temperaturas oscilen entre los +2º y los -5ºC.

Yo, particularmente, para prever la presencia o no de nieve, me inclino por seguir las salida de algún modelo de predicción numérica que me aporte información sobre la posibilidad de precipitación y la temperatura esperada. Aunque es cierto que recurrir a algún experto local (pastores, agricultores, guardias forestales… en fin, observadores), siempre es un seguro.

Bueno, seguiré intentado localizar (o crear) un refrán que de un plumazo resuelva dudas. El grajo que guiña no parece suficiente.