Cómo ayuda el coche eléctrico a construir ciudades más sostenibles

El coche eléctrico supone una reducción de más del 65% de las emisiones de gases de efecto invernadero respecto a los convencionales.

Noelia Hernández

Noelia Hernández

El coche eléctrico supone una reducción de más del 65% de las emisiones de gases de efecto invernadero respecto a los convencionales

En el año 2015, la ONU aprobó la Agenda 2030 sobre el Desarrollo Sostenible. En ella se especificaban varios ámbitos sobre los que era necesario poner el foco para mejorar la vida de todos. Para ello, se establecieron 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) con los que se persigue, entre otras cosas, combatir de manera eficiente el cambio climático e incrementar la defensa del medio ambiente.

El objetivo número 11, de esos 17, es la construcción de ciudades y comunidades sostenibles. Actualmente, los entornos urbanos ocupan solo el 3% de la superficie de la Tierra, pero consumen entre el 60% y el 80% de la energía y emiten el 75% del CO2.

Para reducir este impacto, desde el programa impulsado por la ONU se ha propuesto, entre otras cosas, mejorar el acceso a sistemas de transporte más sostenibles. Lo que implica el uso de energías más limpias, como la eléctrica, en detrimento de las  procedentes de los combustibles fósiles, como el petróleo.

Reducción de las emisiones y ahorro de energía

En este escenario, el relevo de los vehículos de gasolina y gasoil por los que emplean total o parcialmente energía eléctrica constituye un impulso para construir esas ciudades más sostenibles.

El coche eléctrico supone una reducción de más del 65% de las emisiones de gases de efecto invernadero respecto a los convencionales, según se recoge en la ‘Guía de Movilidad Eléctrica’, de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP )y Red Eléctrica de España (REE).

El relevo de los vehículos de gasolina y gasoil por los que emplean total o parcialmente energía eléctrica constituye un impulso para construir ciudades más sostenibles

Esto significa que se pasaría de los 114,4 gCO2/km de los vehículos matriculados en 2016 a los 36,1 gCO2/km de los eléctricos. Unos  valores que ya permitirían cumplir con los límites propuestos en el ámbito europeo, que son de 67 gCO2/km en 2030. Y con los que ya cumplen algunos de los modelos que ya están en el mercado, como el MINI Countryman Híbrido Enchufable que emite 55 gCO2/km.

Pero esta no es la única ventaja. El uso de un vehículo eléctrico también va asociado a una reducción en el consumo de energía. El estudio de la FEMP asegura que su  eficiencia es tres veces superior al de un coche convencional, llegando al 60% frente al 20%.

Unos valores que se miden teniendo en cuenta la energía utilizada (aquella convertida en movimiento) sobre la repostada (la procedente del combustible o tomada de la red).

Menos gasto para el usuario

Un coche eléctrico tiene un consumo medio de energía de unos 15kWh/100km. Suponiendo que el punto de recarga se tenga en el domicilio, el coste de combustible para un vehículo eléctrico es de aproximadamente 2 €/100 km frente a cerca de los 8 €/100 km para un vehículo de motor de gasolina, o los 6 €/100 km de un diésel.

Si se tiene en cuenta que las necesidades medias de movilidad en España son de unos 40 km diarios, que requieren una energía de 6 kWh al día, o 2.190 kWh al año, el coste anual del consumo eléctrico será de entre 200 € y 350 € anuales.

Pasando a un ejemplo práctico, justo será eso lo que gastes con un modelo como el MINI Countryman Híbrido Enchufable, que ofrece una autonomía de 41 kilómetros 100% eléctrica sin tener que buscar un punto de recarga.

El coste de mantenimiento de un vehículo eléctrico es menor al no disponer de elementos como aceites, filtros o correas y por un menor desgaste de otros elementos

A este ahorro hay que unir que el coste de mantenimiento de un vehículo eléctrico es menor que el de uno convencional. Algo derivado de no disponer de elementos como aceites, filtros o correas; y por un menor desgaste de otros elementos, como es el caso de los frenos, al aprovechar la frenada regenerativa del motor eléctrico. Además, justo por su mayor simplicidad, se les supone más fiables.

Los propietarios de automóviles eléctricos, además, están exentos de pagar el impuesto de matriculación, cuentan con descuentos en el impuesto de circulación, y algunas ITV ofrecen tarifas más económicas al no tener que realizar las pruebas de emisiones y ruido.

Ciudades más silenciosas

Otra de las ventajas de los vehículos eléctricos, y que convertirán a las ciudades en lugares más amables para vivir en ellas, es que apenas emiten ruido. Según la Agencia Europea de Medio Ambiente, la mitad de la población urbana de la UE está expuesta a niveles de ruido superiores a los 55 decibelios como consecuencia del tráfico.

Esta contaminación acústica favorece la aparición de situaciones de estrés y cansancio. Y en casos extremos, puede alterar el buen funcionamiento de los órganos y provocar el desarrollo de enfermedades cardiovasculares. Tanto es así, que el Parlamento Europeo aprobó en 2014 una directiva para imponer límites al ruido provocado por los vehículos.

Un problema que desparece con los vehículos eléctricos que, por el contrario, a partir de este año 2019 deberán instalar un sistema de alerta acústica.

La razón, alejada de los problemas relacionados con el exceso de ruido, tiene que ver con la seguridad de peatones y otros vehículos. Solo a través de señales sonoras, introducidas por los propios fabricantes, podrán alertar de su presencia.

Esta características, junto al resto de las mencionadas, hacen de los vehículos eléctricos un elemento imprescindible para construir ciudades más sostenibles y saludables para todos, y comprometidas con revertir el proceso del cambio climático.