¿Cómo afecta la temperatura del Mar Mediterráneo a esta DANA?

Las temperaturas cálidas del mar pueden contribuir a que las lluvias sean más fuertes. ¿Cómo está el Mediterráneo ahora?

Irene Santa

Irene Santa

Las DANAs provocan tiempo más complicado si el aire en altura es muy frío o si el aire es muy cálido junto a la superficie del suelo

Esta semana hemos tenido un cambio de tiempo muy importante y en nuestra propia piel hemos experimentado lo que se siente cuando «llega el otoño» de un día para otro.

A principio de semana, las temperaturas tuvieron un bajón debido a la llegada de una masa de aire frío procedente del norte, de latitudes más altas.

Aunque esa masa de aire frío comenzó a colarse por el Cantábrico, viajó hasta el Mediterráneo y allí se dio uno de los escenarios más peligrosos y típicos en esta época del año: la masa de aire se segregó de la corriente de la circulación general de la atmósfera y pasó a ser una Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA) también conocida como «gota fría».

El carácter aislado de la DANA hace que sea más complicado predecir su evolución.

La DANA provoca un forzamiento dinámico en su parte oriental, es decir, su presencia favorece en esa zona los ascensos de aire que dan lugar a crecimiento de nubes y precipitaciones.

El contraste de temperatura es fundamental

La inestabilidad en la atmósfera se da debido a grandes contrastes entre masas de aire en distintos niveles de la atmósfera. Las DANAs provocan tiempo más complicado si el aire en altura es muy frío o si el aire es muy cálido junto a la superficie del suelo; lo importante es que la diferencia de temperatura entre los niveles sea grande.

El aire cálido asciende porque es más ligero que el aire frío, pero la temperatura no es la única magnitud que determina la densidad de una masa de aire, también interviene la humedad: el aire húmedo es más ligero que el aire seco.

Un Mar Mediterráneo cálido aporta los dos ingredientes estrella

Sabiendo todo esto, no resulta extraño que el Mar Mediterráneo resulte el lugar idóneo para que las DANAs tengan consecuencias, especialmente a finales de verano o comienzos del otoño, cuando la superficie del mar todavía es cálida pero la atmósfera inicia la transición hacia el invierno y es más habitual la formación de DANAs.

Temperatura de la superficie del mar el pasado 9 de septiembre. Fuente: CEAM

Ahora mismo el Mediterráneo español presentan valores de temperatura bastante normales para esta época del año, sin anomalías significativas. La temperatura es suficiente para suministrar energía a los sistemas nubosos que pueda formar la DANA en la zona y así hacer que tengan mayor desarrollo.

La temperatura del Mar Mediterráneo es suficiente para suministrar energía a los sistemas nubosos que pueda formar la DANA

En situaciones como esta los vientos pueden determinar dónde y cuándo las precipitaciones sean más intensas, ya que los flujos de procedencia marítima, cargados de humedad, son una de las claves para las precipitaciones de tipo torrencial.

No es el único caso en el que la atmósfera se «alimenta» del océano

La atmósfera y el océano están acoplados e interaccionan entre sí. Un ejemplo de mayor escala es la influencia de la temperatura del mar para la evolución y desarrollo de los ciclones tropicales que, al pasar sobre aguas cálidas, con superficie con más de 26-27ºC, pueden adquirir la categoría de huracán.

Cinturón de sistemas tropicales a ambos lados del hemisferio norte del continente americano el pasado 4 de septiembre. Fuente: NASA

Al ascender hacia latitudes más altas, donde el agua está por debajo de ese umbral, los ciclones tropicales se debilitan, al igual que les pasa al tocar tierra, cuando pierden su sustrato.